¡Ay, Dios mío! Esto sí que es bronca. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) nos tiene a todos con el corazón en la boca porque parece que estamos viviendo en un documental de National Geographic, pero en versión real. Resulta que tenemos más de cien lugares en el país donde la tierra quiere tragarse todo, desde casas hasta caminos. Y no me vengan con que 'el clima está loco', que esto ya va saliendo de control.
Como si tuviéramos suficiente con el tráfico eterno y los precios que ni Don Abelardo se animaba a subir, ahora nos toca lidiar con esto. Las lluvias torrenciales han saturado los suelos como café recién colado, y eso, mis queridos lectores, no es bueno para nadie. Imagínense tener que decirle a sus vecinos que tienen que dejar sus casas porque la montaña detrás está lista para deslizarse... ¡qué vara!
Las autoridades dicen que están monitoreando todo, que tienen equipos revisando los lugares más peligrosos. Pero vamos, díganme, ¿cuánto puede hacer un par de técnicos con chalecos reflectantes contra la fuerza de la naturaleza? Lo que necesitamos es inversión seria en obras civiles, en drenaje, en cosas que prevengan estos problemas, no que estemos reaccionando a última hora como si fuéramos bomberos apagando incendios con un balde de agua.
Guillermo Carazo, el representante de los ingenieros, no se anda con rodeos: las carreteras, aunque tengan sistemas de evacuación de agua, pueden ceder. ¡Y qué cedan! Como si no tuviéramos suficientes baches y huecos en nuestras calles. Ahora tenemos que pensar que de pronto, en medio del viaje, la carretera decide irse al traste llevándonos con ella. ¡Qué despiche!
Pero no todo está perdido, mis panas. Según la CNE, podemos ayudar. Ellos piden que estemos ojo avizor, que si vemos alguna grieta rara en la pared, algún árbol inclinado, que avisemos a las autoridades. Sí, claro, como si todos fuéramos expertos en geología. Pero bueno, al menos intentemos no andar haciendo zoom en TikTok mientras nuestro vecino pierde su casa. Un poquito de sentido común, porfa.
La verdad es que toda esta situación me pone a pensar en cómo hemos tratado el medio ambiente. Hemos talado bosques, construido en lugares prohibidos, llenado los ríos de basura… ¡y ahora nos extraña que la Pachamama se enfade! No sé ustedes, pero yo creo que deberíamos empezar a cuidar más este pedacito de tierra que nos tocó heredar, antes de que sea demasiado tarde.
Y hablando de cuidado, hay que recordar que estas alertas no son broma. Si las autoridades ordenan evacuar, ¡evacuen! No se queden ahí agarrándose a sus pertenencias pensando que ‘eso no le pasa a uno’. Porque la tierra no discrimina, mi pana. Se lleva tanto una mansión como una casita humilde, da igual. Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela, quien siempre tenía razón (especialmente cuando hablaba de comida).
Entonces, aquí les dejo la pregunta para que vayamos calentando motores en el foro: ¿Ustedes creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para prevenir estos deslizamientos, o seguimos esperando a que ocurra una tragedia grande para movernos? ¿Qué medidas piensa usted que serían más efectivas a largo plazo para protegernos de estos riesgos naturales?
Como si tuviéramos suficiente con el tráfico eterno y los precios que ni Don Abelardo se animaba a subir, ahora nos toca lidiar con esto. Las lluvias torrenciales han saturado los suelos como café recién colado, y eso, mis queridos lectores, no es bueno para nadie. Imagínense tener que decirle a sus vecinos que tienen que dejar sus casas porque la montaña detrás está lista para deslizarse... ¡qué vara!
Las autoridades dicen que están monitoreando todo, que tienen equipos revisando los lugares más peligrosos. Pero vamos, díganme, ¿cuánto puede hacer un par de técnicos con chalecos reflectantes contra la fuerza de la naturaleza? Lo que necesitamos es inversión seria en obras civiles, en drenaje, en cosas que prevengan estos problemas, no que estemos reaccionando a última hora como si fuéramos bomberos apagando incendios con un balde de agua.
Guillermo Carazo, el representante de los ingenieros, no se anda con rodeos: las carreteras, aunque tengan sistemas de evacuación de agua, pueden ceder. ¡Y qué cedan! Como si no tuviéramos suficientes baches y huecos en nuestras calles. Ahora tenemos que pensar que de pronto, en medio del viaje, la carretera decide irse al traste llevándonos con ella. ¡Qué despiche!
Pero no todo está perdido, mis panas. Según la CNE, podemos ayudar. Ellos piden que estemos ojo avizor, que si vemos alguna grieta rara en la pared, algún árbol inclinado, que avisemos a las autoridades. Sí, claro, como si todos fuéramos expertos en geología. Pero bueno, al menos intentemos no andar haciendo zoom en TikTok mientras nuestro vecino pierde su casa. Un poquito de sentido común, porfa.
La verdad es que toda esta situación me pone a pensar en cómo hemos tratado el medio ambiente. Hemos talado bosques, construido en lugares prohibidos, llenado los ríos de basura… ¡y ahora nos extraña que la Pachamama se enfade! No sé ustedes, pero yo creo que deberíamos empezar a cuidar más este pedacito de tierra que nos tocó heredar, antes de que sea demasiado tarde.
Y hablando de cuidado, hay que recordar que estas alertas no son broma. Si las autoridades ordenan evacuar, ¡evacuen! No se queden ahí agarrándose a sus pertenencias pensando que ‘eso no le pasa a uno’. Porque la tierra no discrimina, mi pana. Se lleva tanto una mansión como una casita humilde, da igual. Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela, quien siempre tenía razón (especialmente cuando hablaba de comida).
Entonces, aquí les dejo la pregunta para que vayamos calentando motores en el foro: ¿Ustedes creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para prevenir estos deslizamientos, o seguimos esperando a que ocurra una tragedia grande para movernos? ¿Qué medidas piensa usted que serían más efectivas a largo plazo para protegernos de estos riesgos naturales?
