Ay, pata, ¡qué susto nos llevamos este martes! Un buen temblorazo de 5.5 sacudió el sur del país, haciendo que hasta las macanas se agarraran la cabeza. Según el Observatorio Volcanológico y Sismológico (OVSICORI), todo pasó pasito a pasito a unas 49.9 kilométros al noroeste de San Pedrillo de Osa, allá donde el mar se pone bravío.
Y parece ser que la causa de todo este mareo, como bien nos explicó el profe Marino Protti, fue el "doblamiento" de la placa del Coco. Ese rollo donde la placa se mete debajo de nuestro suelo, generando estos movimientos. Como si fuera un churrito gigante retorciéndose bajo nuestros pies, ¿me entienden?
Protti nos aclaró que el temblor tuvo una profundidad de unos 20 kilómetros, y que esto es pura lógica tectónica. Es decir, cosas que pasan, digámoslo así. Pero bueno, no le quito importancia, porque aunque sean normales, sentir la casa vibrar nunca es agradable, ¿verdad, maes?
Después del primer golpe, la tierra nos siguió dando latigazos con unas 10 réplicas. Cinco de ellas superaron la magnitud de 3.0, aunque afortunadamente ninguna causó daños mayores ni heridos que se reporten. Imagínate, ahí te estás tomando un café tranquilamente y de repente... ¡bum!, la taza salta y todo se mueve. ¡Qué chapuza!
En la zona sur, especialmente en comunidades costeras como Golfito y Dominical, la gente salió corriendo a la calle buscando aire fresco. Algunos estaban más asustados que gatos mojados, otros simplemente observaban cómo se movía todo. Lo importante es que todos están bien, eso sí, con el corazón latiendo a mil por hora, seguro.
Ahora, como siempre pasa en estos casos, la preocupación se centra en las réplicas. El OVSICORI asegura que van a seguir monitoreando la actividad en la zona sur, así que hay que estar atentos y mantener la calma. Algunos dicen que esto puede ser el preludio de algo más grande, pero vamos, no le demos más vueltas, aquí en Costa Rica estamos acostumbrados a que la tierra se mueva un poquito. Ya lo hemos aguantado todo, desde Juan Diego hasta las fiestas de Zapote.
Más allá del temblor en sí, este episodio sirve para recordarnos la ubicación privilegiada –y también vulnerable– que tenemos en pleno Anillo de Fuego. Vivimos en un lugar hermoso, pero también lleno de sorpresas sísmicas. Por eso, es fundamental tener preparativos básicos en casa, como conocer los puntos seguros y tener una mochila lista con agua, comida y algunos utensilios esenciales. Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Con todo esto, maes, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos invertir más recursos en sistemas de alerta temprana y educación sobre riesgos sísmicos, o es suficiente con esperar lo mejor y confiar en que 'la tierra es brava'? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
Y parece ser que la causa de todo este mareo, como bien nos explicó el profe Marino Protti, fue el "doblamiento" de la placa del Coco. Ese rollo donde la placa se mete debajo de nuestro suelo, generando estos movimientos. Como si fuera un churrito gigante retorciéndose bajo nuestros pies, ¿me entienden?
Protti nos aclaró que el temblor tuvo una profundidad de unos 20 kilómetros, y que esto es pura lógica tectónica. Es decir, cosas que pasan, digámoslo así. Pero bueno, no le quito importancia, porque aunque sean normales, sentir la casa vibrar nunca es agradable, ¿verdad, maes?
Después del primer golpe, la tierra nos siguió dando latigazos con unas 10 réplicas. Cinco de ellas superaron la magnitud de 3.0, aunque afortunadamente ninguna causó daños mayores ni heridos que se reporten. Imagínate, ahí te estás tomando un café tranquilamente y de repente... ¡bum!, la taza salta y todo se mueve. ¡Qué chapuza!
En la zona sur, especialmente en comunidades costeras como Golfito y Dominical, la gente salió corriendo a la calle buscando aire fresco. Algunos estaban más asustados que gatos mojados, otros simplemente observaban cómo se movía todo. Lo importante es que todos están bien, eso sí, con el corazón latiendo a mil por hora, seguro.
Ahora, como siempre pasa en estos casos, la preocupación se centra en las réplicas. El OVSICORI asegura que van a seguir monitoreando la actividad en la zona sur, así que hay que estar atentos y mantener la calma. Algunos dicen que esto puede ser el preludio de algo más grande, pero vamos, no le demos más vueltas, aquí en Costa Rica estamos acostumbrados a que la tierra se mueva un poquito. Ya lo hemos aguantado todo, desde Juan Diego hasta las fiestas de Zapote.
Más allá del temblor en sí, este episodio sirve para recordarnos la ubicación privilegiada –y también vulnerable– que tenemos en pleno Anillo de Fuego. Vivimos en un lugar hermoso, pero también lleno de sorpresas sísmicas. Por eso, es fundamental tener preparativos básicos en casa, como conocer los puntos seguros y tener una mochila lista con agua, comida y algunos utensilios esenciales. Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Con todo esto, maes, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos invertir más recursos en sistemas de alerta temprana y educación sobre riesgos sísmicos, o es suficiente con esperar lo mejor y confiar en que 'la tierra es brava'? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!