¡Ay, Dios mío! Resulta que la gallina de los huevos de oro, nuestros servicios digitales, anda tambaleándose. Sí, así como lo escucharon, el sector que nos ha catapultado a primeros lugares a nivel mundial está enfrentando amenazas que podrían llevarnos a un serio aprieto. No es un cuento chino, señores; esto lo dice don Ricardo Monge, quien entiende de estas vainas como nadie.
Parece que hemos andado confiados, pensando que porque fuimos pioneros, íbamos a seguir siendo líderes eternamente. Pero, ¡ojo!, el mundo no se detiene. Estados Unidos, esos listos, están buscando cómo competir directamente con nosotros, estableciendo centros de llamadas allá y cambiando regulaciones que nos afectan económicamente. A lo mejor nos relajamos demasiado, y ahora vienen con esas…
Monge, con toda la razón del mundo, nos está echando una somanta de pelos al decir que nos estamos durmiendo los laureles. Necesitamos, dicen, una estrategia nacional urgente, una movida que ponga a volar nuestra industria de servicios digitales. Sino, espérense… Dentro de unos años, podríamos estar comiéndonos las uñas lamentando haber perdido terreno frente a otros países. ¡Qué pena sería!
Pero no solo es el tema de la competencia externa, también tenemos problemas internos que no podemos ignorar. Nuestra educación anda rezagada, los resultados de PISA dan lástima, y seguimos batallando con el inglés y el portugués. ¿Cómo queremos competir globalmente si nuestros jóvenes no dominan los idiomas esenciales? ¡Una torta, pura torta!
Y ni hablar del emprendimiento. Nos creemos que estamos bien, que somos la onda, pero la verdad es que estamos retrocediendo. Falta incentivar a los nuevos empresarios, darles las herramientas necesarias para que innoven y creen productos y servicios que nos hagan destacar aún más. Tenemos que sacudirnos la pereza y ponernos a trabajar duro.
En cuanto a los tratados de libre comercio, toca ponerle empeño a modernizarlos. Necesitamos cláusulas que protejan nuestras exportaciones de servicios y nos den una ventaja competitiva. No podemos conformarnos con lo que tenemos; tenemos que buscar siempre mejorar y adaptarnos a los cambios del mercado global. El brete está ahí, tocará sudar la camiseta.
El turismo, que es nuestro otro gran motor económico, está recibiendo un buen golpe. La apreciación del colón, según Monge, no ayuda precisamente. A ver, señores del gobierno, ¿ya pensaron en qué medidas van a tomar para apoyar a este sector tan importante? Porque si no, ¡nos vamos al traste!
Definitivamente, tenemos que despertar y tomar cartas en el asunto. La automatización está transformando rápidamente la industria de servicios, y necesitamos prepararnos para ello. Laura López de Procomer lo dijo claro: el capital humano y la formación son clave. Entonces, ¿creen ustedes que Costa Rica está haciendo lo suficiente para proteger y fortalecer su posición como líder en exportación de servicios digitales, o simplemente estamos esperando a que nos alcance la corriente?
Parece que hemos andado confiados, pensando que porque fuimos pioneros, íbamos a seguir siendo líderes eternamente. Pero, ¡ojo!, el mundo no se detiene. Estados Unidos, esos listos, están buscando cómo competir directamente con nosotros, estableciendo centros de llamadas allá y cambiando regulaciones que nos afectan económicamente. A lo mejor nos relajamos demasiado, y ahora vienen con esas…
Monge, con toda la razón del mundo, nos está echando una somanta de pelos al decir que nos estamos durmiendo los laureles. Necesitamos, dicen, una estrategia nacional urgente, una movida que ponga a volar nuestra industria de servicios digitales. Sino, espérense… Dentro de unos años, podríamos estar comiéndonos las uñas lamentando haber perdido terreno frente a otros países. ¡Qué pena sería!
Pero no solo es el tema de la competencia externa, también tenemos problemas internos que no podemos ignorar. Nuestra educación anda rezagada, los resultados de PISA dan lástima, y seguimos batallando con el inglés y el portugués. ¿Cómo queremos competir globalmente si nuestros jóvenes no dominan los idiomas esenciales? ¡Una torta, pura torta!
Y ni hablar del emprendimiento. Nos creemos que estamos bien, que somos la onda, pero la verdad es que estamos retrocediendo. Falta incentivar a los nuevos empresarios, darles las herramientas necesarias para que innoven y creen productos y servicios que nos hagan destacar aún más. Tenemos que sacudirnos la pereza y ponernos a trabajar duro.
En cuanto a los tratados de libre comercio, toca ponerle empeño a modernizarlos. Necesitamos cláusulas que protejan nuestras exportaciones de servicios y nos den una ventaja competitiva. No podemos conformarnos con lo que tenemos; tenemos que buscar siempre mejorar y adaptarnos a los cambios del mercado global. El brete está ahí, tocará sudar la camiseta.
El turismo, que es nuestro otro gran motor económico, está recibiendo un buen golpe. La apreciación del colón, según Monge, no ayuda precisamente. A ver, señores del gobierno, ¿ya pensaron en qué medidas van a tomar para apoyar a este sector tan importante? Porque si no, ¡nos vamos al traste!
Definitivamente, tenemos que despertar y tomar cartas en el asunto. La automatización está transformando rápidamente la industria de servicios, y necesitamos prepararnos para ello. Laura López de Procomer lo dijo claro: el capital humano y la formación son clave. Entonces, ¿creen ustedes que Costa Rica está haciendo lo suficiente para proteger y fortalecer su posición como líder en exportación de servicios digitales, o simplemente estamos esperando a que nos alcance la corriente?