Ay, Dios mío, pura vida... ¡Pero qué sustito! Anoche la Zona Sur se movió como si estuviera bailando salsa y acá arriba, en el Valle Central, sentimos como un empujoncito. Dos temblores seguidos, uno a las 11:32 p.m. de 4.6 y otro a las 11:42 p.m. de 4.8. Imagínate, tratando de dormir y de repente sientes que el suelo te regaña.
Según el Observatorio Volcanológico y Sismológico (OVSICORI), esto es parte del show diario de la placa de Cocos, que siempre está ahí, debajo de nosotros, moviéndose y haciendo sus travesuras. Dicen que es normal, que es “característico” tener estos tembletes en el Pacífico Central. Característico, dicen… ¡Pues a mí me dan cosita, eh!
Marino Protti, el sismólogo de la U, nos explicó que estas cosas ocurren porque la placa de Cocos se está metiendo debajo de otra placa, un proceso llamado subducción. Suena complicado, ¿verdad? Pero básicamente, es como si dos placas gigantes estuvieran peleándose debajo de nuestros pies. Y nosotros somos los que recibimos los golpes, diay.
Lo más loco es que no fueron temblores cualquiera. Se sintieron fuertes allá abajo, en Dominical y alrededores, donde ya la gente está acostumbrada a sentir el suelo moverse. Acá arriba, en San José, solo sentí un pequeño tirón, como si alguien te hubiera dado un empujón juguetón. Pero bueno, que se sienta poquito o mucho, igual te despierta, ¿eh?
El OVSICORI ha estado monitoreando la situación desde anoche y hasta ahora han registrado menos de diez réplicas, pequeñas, de unos dos grados. Eso tranquiliza un poco, aunque nunca te acostumbras a sentir que la tierra tiembla bajo tus pies. Uno piensa, '¿y si llega a ser uno grande?', y ahí te quedas pensando, con el corazón latiendo más rápido de lo normal.
Y hablando de grandes, Protti nos recordó que en esta zona pueden pasar temblores de hasta magnitud 6. Ahí uno se pone a pensar en todas esas construcciones viejas que tenemos por ahí, en las casas de barro que aún resisten y en cómo estar preparados para cualquier eventualidad. Qué vara que tengamos que vivir así, con la amenaza de un terremoto rondándonos, pero bueno, ¡somos ticos y estamos acostumbrados a improvisar, mándale!
Ahora bien, claro está, hay quienes dicen que esto de los temblores es señal de algo más grande, que el planeta Tierra está cambiando y que nos toca adaptarnos. Algunos hablan de energías, otros de profecías... Ya saben, eso de las teorías conspirativas siempre está presente. Lo cierto es que necesitamos estar informados, conocer los protocolos de seguridad y estar tranquilos porque, aunque nos den cosita, estos temblores son parte de nuestra realidad geográfica, un brete al que debemos aprender a convivir.
En fin, luego de esta experiencia, me pregunto: ¿Con qué medidas concretas crees que deberíamos prepararnos los hogares costarricenses ante la posibilidad de un temblor mayor, y cuál consideras que es la responsabilidad del gobierno en garantizar la seguridad de la población frente a estos riesgos naturales?
Según el Observatorio Volcanológico y Sismológico (OVSICORI), esto es parte del show diario de la placa de Cocos, que siempre está ahí, debajo de nosotros, moviéndose y haciendo sus travesuras. Dicen que es normal, que es “característico” tener estos tembletes en el Pacífico Central. Característico, dicen… ¡Pues a mí me dan cosita, eh!
Marino Protti, el sismólogo de la U, nos explicó que estas cosas ocurren porque la placa de Cocos se está metiendo debajo de otra placa, un proceso llamado subducción. Suena complicado, ¿verdad? Pero básicamente, es como si dos placas gigantes estuvieran peleándose debajo de nuestros pies. Y nosotros somos los que recibimos los golpes, diay.
Lo más loco es que no fueron temblores cualquiera. Se sintieron fuertes allá abajo, en Dominical y alrededores, donde ya la gente está acostumbrada a sentir el suelo moverse. Acá arriba, en San José, solo sentí un pequeño tirón, como si alguien te hubiera dado un empujón juguetón. Pero bueno, que se sienta poquito o mucho, igual te despierta, ¿eh?
El OVSICORI ha estado monitoreando la situación desde anoche y hasta ahora han registrado menos de diez réplicas, pequeñas, de unos dos grados. Eso tranquiliza un poco, aunque nunca te acostumbras a sentir que la tierra tiembla bajo tus pies. Uno piensa, '¿y si llega a ser uno grande?', y ahí te quedas pensando, con el corazón latiendo más rápido de lo normal.
Y hablando de grandes, Protti nos recordó que en esta zona pueden pasar temblores de hasta magnitud 6. Ahí uno se pone a pensar en todas esas construcciones viejas que tenemos por ahí, en las casas de barro que aún resisten y en cómo estar preparados para cualquier eventualidad. Qué vara que tengamos que vivir así, con la amenaza de un terremoto rondándonos, pero bueno, ¡somos ticos y estamos acostumbrados a improvisar, mándale!
Ahora bien, claro está, hay quienes dicen que esto de los temblores es señal de algo más grande, que el planeta Tierra está cambiando y que nos toca adaptarnos. Algunos hablan de energías, otros de profecías... Ya saben, eso de las teorías conspirativas siempre está presente. Lo cierto es que necesitamos estar informados, conocer los protocolos de seguridad y estar tranquilos porque, aunque nos den cosita, estos temblores son parte de nuestra realidad geográfica, un brete al que debemos aprender a convivir.
En fin, luego de esta experiencia, me pregunto: ¿Con qué medidas concretas crees que deberíamos prepararnos los hogares costarricenses ante la posibilidad de un temblor mayor, y cuál consideras que es la responsabilidad del gobierno en garantizar la seguridad de la población frente a estos riesgos naturales?