¡Ay, Dios mío! Se armó un quite tremendo en San Rafael de Alajuela. Una fuga de gas dejó sin vida a una madre y a su hijita de cinco añitos, y ahora el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) anda investigando al compañero de la difunta. El ambiente está que quema, la gente todavía no lo digiere.
La víctima fatal fue identificada como Cindy Murillo, una dama de 39 años, quien además era mamá de un jovencito de 16 y una muchacha de 18, fruto de relaciones pasadas. Según fuentes cercanas, la familia vivía en la casa desde hace unos seis meses, tratando de construir una vida tranquila por acá, pero vaya que se encontraron con una espina clavada.
Pero eso no es todo, brete. Las autoridades llegaron al sitio y encontraron al compañero de Cindy, identificado como Jairo Chavarría Monge, de 41 años, con heridas de bala en los brazos. ¡Imagínate la escena! Esto levanta muchas sospechas y ahora el OIJ tiene toda una investigación encima para aclarar qué pasó realmente en esa casa, si se trató de un accidente o algo mucho peor.
El Patronato Nacional de la Infancia (PANI), rápido, actuó en el caso y atendió al adolescente de 16 años. Afortunadamente, parece que tienen con quién contar y que están recibiendo apoyo familiar. Lo bueno es que, según PANI, no había antecedentes de situaciones violentas en ese hogar, pero la vida, diay, te da sorpresas de las que nadie espera.
"Era una familia feliz", aseguran los vecinos del barrio, conteniendo las lágrimas. Allan Herrera nos contó que apenas unas horas antes habían visto a Cindy y a la pequeña jugando frente a la casa. "Queda uno con el corazón roto, porque eran personas humildes, siempre amables, la señora llevando a la chiquita al colegio… todo normal, hasta que pasó esto", nos relató con profunda tristeza.
Tatiana Carranza, cuyo hijo iba al mismo kínder que la niña fallecida, coincidió en que parecía una familia como cualquier otra. “No podías notar nada raro, parecían llevarse muy bien, siempre apoyándose mutuamente... una verdadera lástima lo que ha pasado. Me duele muchísimo por ellos”, comentó entre sollozos. La comunidad está consternada, buscando respuestas y abrazándose en estos momentos tan difíciles.
Y ni hablar del otro lado de la moneda, mae. El tipo, Chavarría, metido en líos, con heridas y con la mirada baja. Todos preguntándose cómo pudo pasar esto, qué demonios estaba pasando dentro de esa casa para llegar a semejante tragedia. El OIJ anda con lupa, revisando celulares, buscando testigos, tratando de armar el rompecabezas completo para ver quién tuvo la culpa de esta desgracia y darle tranquilidad a los familiares de Cindy y su angelita.
Definitivamente, este caso nos deja pensando en la fragilidad de la vida y en cómo, a veces, la felicidad puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Ahora bien, compas, ¿creen que la investigación del OIJ irá por buen camino? ¿Cómo podemos como sociedad prevenir tragedias similares en nuestras comunidades?
La víctima fatal fue identificada como Cindy Murillo, una dama de 39 años, quien además era mamá de un jovencito de 16 y una muchacha de 18, fruto de relaciones pasadas. Según fuentes cercanas, la familia vivía en la casa desde hace unos seis meses, tratando de construir una vida tranquila por acá, pero vaya que se encontraron con una espina clavada.
Pero eso no es todo, brete. Las autoridades llegaron al sitio y encontraron al compañero de Cindy, identificado como Jairo Chavarría Monge, de 41 años, con heridas de bala en los brazos. ¡Imagínate la escena! Esto levanta muchas sospechas y ahora el OIJ tiene toda una investigación encima para aclarar qué pasó realmente en esa casa, si se trató de un accidente o algo mucho peor.
El Patronato Nacional de la Infancia (PANI), rápido, actuó en el caso y atendió al adolescente de 16 años. Afortunadamente, parece que tienen con quién contar y que están recibiendo apoyo familiar. Lo bueno es que, según PANI, no había antecedentes de situaciones violentas en ese hogar, pero la vida, diay, te da sorpresas de las que nadie espera.
"Era una familia feliz", aseguran los vecinos del barrio, conteniendo las lágrimas. Allan Herrera nos contó que apenas unas horas antes habían visto a Cindy y a la pequeña jugando frente a la casa. "Queda uno con el corazón roto, porque eran personas humildes, siempre amables, la señora llevando a la chiquita al colegio… todo normal, hasta que pasó esto", nos relató con profunda tristeza.
Tatiana Carranza, cuyo hijo iba al mismo kínder que la niña fallecida, coincidió en que parecía una familia como cualquier otra. “No podías notar nada raro, parecían llevarse muy bien, siempre apoyándose mutuamente... una verdadera lástima lo que ha pasado. Me duele muchísimo por ellos”, comentó entre sollozos. La comunidad está consternada, buscando respuestas y abrazándose en estos momentos tan difíciles.
Y ni hablar del otro lado de la moneda, mae. El tipo, Chavarría, metido en líos, con heridas y con la mirada baja. Todos preguntándose cómo pudo pasar esto, qué demonios estaba pasando dentro de esa casa para llegar a semejante tragedia. El OIJ anda con lupa, revisando celulares, buscando testigos, tratando de armar el rompecabezas completo para ver quién tuvo la culpa de esta desgracia y darle tranquilidad a los familiares de Cindy y su angelita.
Definitivamente, este caso nos deja pensando en la fragilidad de la vida y en cómo, a veces, la felicidad puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Ahora bien, compas, ¿creen que la investigación del OIJ irá por buen camino? ¿Cómo podemos como sociedad prevenir tragedias similares en nuestras comunidades?
