¡Ay, Dios mío! Qué barbaridad pasó anoche en Alajuelita. Una balacera dejó a un jovencito sin vida, justo ahí en plena vía pública, en el sector de San Felipe. La tranquilidad de la zona se fue al diablo con esos disparos, y ahora todos estamos pensando qué demonios está pasando en nuestro barrio.
Según nos cuentan los vecinos, la noche estaba tranquila, como cualquier otro martes. De repente, alrededor de las dos y media de la mañana, empezaron a sonar los tiros. Algunos dicen que eran como ráfagas, otros juran que escucharon varios culatazos. Lo cierto es que el susto fue monumental, y mucha gente salió corriendo de sus casas buscando refugio, pues nadie quería meterse en bronca.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) llegó rápido al sitio, pero ya era demasiado tarde. Un joven, aparentemente entre 15 y 17 años – todavía no hay identificación oficial, qué pena – yacía tendido en la calle, con varias heridas de bala. Parece que un motociclista fue quien encontró el cuerpo y avisó al 9-1-1. Pobre muchacho, seguro iba camino a algún lado y se topó con este horror.
Ahora, la policía está tratando de juntar las piezas del rompecabezas. No hay muchos testigos, porque obviamente nadie se quería arriesgar a salir. Dicen que están revisando cámaras de seguridad de la zona, esperando encontrar alguna pista que les ayude a identificar a los responsables. Pero vaya que esto está complicado, pues parece que los vándalos andaban bien organizados y sabían exactamente lo que hacían.
Esta tragedia nos recuerda que la delincuencia sigue golpeando fuerte a nuestras comunidades. Ya ni siquiera sabemos en quién confiar, pues cualquiera puede estar involucrado. Que tremenda vara, tener que vivir con tanto miedo. El país entero está sintiendo el impacto de estas situaciones violentas, y la cosa no pinta precisamente para unas fiestas navideñas tranquilas.
Y hablando de eso, el problema de la pólvora ilegal anda que da risa, también. Resulta que decomisaron casi 550 unidades de dinamita en Turrialba… ¡imagínate el daño que podían causar esos alborotadores! Mientras tanto, acá en Alajuelita, un inocente pierde la vida, y la policía corre tras balas perdidas. Que doble vara, vamos.
Además, Diego Obando, el presentador de Canal 8, se va después de ocho años… dice que busca nuevos retos. A ver si encuentra uno donde le paguen mejor, porque con tanto que pasa en el país, necesita un buen chunche para aguantar el brete. Se va dejando el micrófono, pero dejando claro que la tele tica necesita renovarse para enfrentar estos tiempos difíciles.
En fin, qué pesar esta tragedia. Uno nunca sabe cuándo le tocará, y la incertidumbre nos corroe. Ahora, me pregunto: ¿Cuál creen que sería la solución más efectiva para reducir la delincuencia juvenil en Costa Rica? ¿Más inversión en educación, programas sociales, mayor presencia policial o una combinación de todas ellas?
Según nos cuentan los vecinos, la noche estaba tranquila, como cualquier otro martes. De repente, alrededor de las dos y media de la mañana, empezaron a sonar los tiros. Algunos dicen que eran como ráfagas, otros juran que escucharon varios culatazos. Lo cierto es que el susto fue monumental, y mucha gente salió corriendo de sus casas buscando refugio, pues nadie quería meterse en bronca.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) llegó rápido al sitio, pero ya era demasiado tarde. Un joven, aparentemente entre 15 y 17 años – todavía no hay identificación oficial, qué pena – yacía tendido en la calle, con varias heridas de bala. Parece que un motociclista fue quien encontró el cuerpo y avisó al 9-1-1. Pobre muchacho, seguro iba camino a algún lado y se topó con este horror.
Ahora, la policía está tratando de juntar las piezas del rompecabezas. No hay muchos testigos, porque obviamente nadie se quería arriesgar a salir. Dicen que están revisando cámaras de seguridad de la zona, esperando encontrar alguna pista que les ayude a identificar a los responsables. Pero vaya que esto está complicado, pues parece que los vándalos andaban bien organizados y sabían exactamente lo que hacían.
Esta tragedia nos recuerda que la delincuencia sigue golpeando fuerte a nuestras comunidades. Ya ni siquiera sabemos en quién confiar, pues cualquiera puede estar involucrado. Que tremenda vara, tener que vivir con tanto miedo. El país entero está sintiendo el impacto de estas situaciones violentas, y la cosa no pinta precisamente para unas fiestas navideñas tranquilas.
Y hablando de eso, el problema de la pólvora ilegal anda que da risa, también. Resulta que decomisaron casi 550 unidades de dinamita en Turrialba… ¡imagínate el daño que podían causar esos alborotadores! Mientras tanto, acá en Alajuelita, un inocente pierde la vida, y la policía corre tras balas perdidas. Que doble vara, vamos.
Además, Diego Obando, el presentador de Canal 8, se va después de ocho años… dice que busca nuevos retos. A ver si encuentra uno donde le paguen mejor, porque con tanto que pasa en el país, necesita un buen chunche para aguantar el brete. Se va dejando el micrófono, pero dejando claro que la tele tica necesita renovarse para enfrentar estos tiempos difíciles.
En fin, qué pesar esta tragedia. Uno nunca sabe cuándo le tocará, y la incertidumbre nos corroe. Ahora, me pregunto: ¿Cuál creen que sería la solución más efectiva para reducir la delincuencia juvenil en Costa Rica? ¿Más inversión en educación, programas sociales, mayor presencia policial o una combinación de todas ellas?