¡Ay, Dios mío! Esto sí que es una bronca. Una familia de Desamparados está pasando por momentos muy duros después de la muerte repentina de su perrita, ‘Gigi’, apenas unos minutos después de recibirle de un lugar de grooming. La cosa es que ahora andan buscando respuestas y no se quedan callados, porque esto huele raro, ¿me entienden?
Según cuentan, Rachel Peñaloza, la dueña de ‘Gigi’, llevó a la cachorra de ocho años, sanita y contenta, a un grooming en Gravilias, pensando que iba a salir más linda que nunca. Pero cuando fue a buscarla, ¡qué sal! La encontraron ‘desvanecida’, según relata en sus redes sociales. Imagínense el susto, la impotencia… eso nadie se lo quita.
Y no solo eso, sino que la historia se complica aún más. Sebastián Berrios, otro miembro de la familia, nos cuenta que, al principio, le dijeron que ‘Gigi’ había tenido una convulsión, pero luego apareció la doctora diciendo que había fallecido por otra. ¡Un varetazo! Parece que las cosas no fueron como deberían haber sido desde el principio, y ahora la familia quiere saber qué pasó realmente.
La familia ya presentó una denuncia ante el Colegio de Veterinarios, pero parece que ahí la cosa se atascó. Según explican, les dijeron que el colegio no podía investigar el asunto directamente porque el incidente ocurrió en el área de estética, donde supuestamente no mediaría un acto médico veterinario. ¡Pero dígame!, si una mascota muere poco después de estar bajo su responsabilidad, ¿quién va a investigar, un mago?
Por supuesto, la veterinaria respondió a la denuncia con un comunicado tratando de restarle importancia al asunto. Dicen que ‘Gigi’ tuvo un colapso súbito de salud después del grooming, y que se activaron los protocolos de emergencia. Aseguran que revisaron las cámaras y no vieron nada raro, y que la perrita solo mostraba nerviosismo. ¡Pero qué nerviosismo!, si terminó cayéndose de bruces. Además, insisten en que no usaron ningún sedante, pero bueno, a veces las cosas pasan, ¿verdad?... Aunque a mi parecer, entre menos explicaciones, mejor.
Ahora mismo, la familia está buscando asesoría legal para llevar el caso a la vía judicial a través del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Quieren que se haga una investigación exhaustiva y que alguien asuma la responsabilidad. Porque esto no puede quedar así, ¡ni de broma! Están hablando de la vida de una compañera fiel, de una integrante más de la familia, y merecen justicia. Que no les anden mintiendo con cuentos chinos.
Es que aquí hay muchas cosas que no cierran. Una perrita sana, sin problemas de salud conocidos, muere repentinamente después de un simple grooming. ¿Coincidencia? Tal vez. Pero con tantas versiones contradictorias y tanta poca claridad, la cosa huele a chamusquina, diay. Además, recordemos que estos casos suelen ser complicados, porque los animales no pueden hablar para contarnos qué les pasó.
Ahora, díganme ustedes, ¿creen que la veterinaria está siendo honesta con sus declaraciones? ¿Debería el Estado regular más estrictamente los servicios de grooming para mascotas, exigiendo protocolos más rigurosos y controles más frecuentes? ¿Ustedes qué opinan, compañeros del Foro? ¡Déjenme sus comentarios!
Según cuentan, Rachel Peñaloza, la dueña de ‘Gigi’, llevó a la cachorra de ocho años, sanita y contenta, a un grooming en Gravilias, pensando que iba a salir más linda que nunca. Pero cuando fue a buscarla, ¡qué sal! La encontraron ‘desvanecida’, según relata en sus redes sociales. Imagínense el susto, la impotencia… eso nadie se lo quita.
Y no solo eso, sino que la historia se complica aún más. Sebastián Berrios, otro miembro de la familia, nos cuenta que, al principio, le dijeron que ‘Gigi’ había tenido una convulsión, pero luego apareció la doctora diciendo que había fallecido por otra. ¡Un varetazo! Parece que las cosas no fueron como deberían haber sido desde el principio, y ahora la familia quiere saber qué pasó realmente.
La familia ya presentó una denuncia ante el Colegio de Veterinarios, pero parece que ahí la cosa se atascó. Según explican, les dijeron que el colegio no podía investigar el asunto directamente porque el incidente ocurrió en el área de estética, donde supuestamente no mediaría un acto médico veterinario. ¡Pero dígame!, si una mascota muere poco después de estar bajo su responsabilidad, ¿quién va a investigar, un mago?
Por supuesto, la veterinaria respondió a la denuncia con un comunicado tratando de restarle importancia al asunto. Dicen que ‘Gigi’ tuvo un colapso súbito de salud después del grooming, y que se activaron los protocolos de emergencia. Aseguran que revisaron las cámaras y no vieron nada raro, y que la perrita solo mostraba nerviosismo. ¡Pero qué nerviosismo!, si terminó cayéndose de bruces. Además, insisten en que no usaron ningún sedante, pero bueno, a veces las cosas pasan, ¿verdad?... Aunque a mi parecer, entre menos explicaciones, mejor.
Ahora mismo, la familia está buscando asesoría legal para llevar el caso a la vía judicial a través del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Quieren que se haga una investigación exhaustiva y que alguien asuma la responsabilidad. Porque esto no puede quedar así, ¡ni de broma! Están hablando de la vida de una compañera fiel, de una integrante más de la familia, y merecen justicia. Que no les anden mintiendo con cuentos chinos.
Es que aquí hay muchas cosas que no cierran. Una perrita sana, sin problemas de salud conocidos, muere repentinamente después de un simple grooming. ¿Coincidencia? Tal vez. Pero con tantas versiones contradictorias y tanta poca claridad, la cosa huele a chamusquina, diay. Además, recordemos que estos casos suelen ser complicados, porque los animales no pueden hablar para contarnos qué les pasó.
Ahora, díganme ustedes, ¿creen que la veterinaria está siendo honesta con sus declaraciones? ¿Debería el Estado regular más estrictamente los servicios de grooming para mascotas, exigiendo protocolos más rigurosos y controles más frecuentes? ¿Ustedes qué opinan, compañeros del Foro? ¡Déjenme sus comentarios!
