¡Ay, mae! Se armó un pincho terrible en Esterillos este fin de semana. Tres personas se fueron al otro lado, arrastradas por una corriente inesperada. La cosa se puso oscura rápido, y ahora toda la comunidad está sacudida hasta el tronco. Uno no espera esto cuando viene buscando relajarse en la playa, ¿verdad?
Las autoridades judiciales ya identificaron a los desafortunados: Don Acuña, un señor de 55 años conocido en el carretoncito cerca del Banco Nacional; Doña Cortés, una dama de 41 años que trabajaba en la panadería del pueblo; y Don Abrahams, de 56, siempre andaba pescando en el rompeolas. Gente sencilla, ¿sabes? Gente que le metía pilas a la vida, y así de repente, se les va.
Según la Cruz Roja, los tres estaban chapoteando en el mar cuando apareció la corriente de golpe. Al parecer, no vieron venir la cosa. Dos cuerpos aparecieron relativamente pronto gracias al esfuerzo de los guardavidas y voluntarios, pero el tercero dio bastante pelea. Quedó perdido por ahí, dando vuelta con las olas, generando angustia e incertidumbre entre sus familiares y amigos. Fue un brete de búsqueda y rescate, eso sí.
Finalmente, después de casi nueve horas de desesperación, encontraron el tercer cuerpo. Un turista que estaba caminando por la zona alertó a las autoridades sobre la presencia del cuerpo flotando cerca de los hoteles. ¡Imagínate el susto que se llevó el pobre tipo! Llegaron los carros de bomberos, la Fuerza Pública, el OIJ… una movilización tremenda. Cuando los familiares llegaron, se les vino abajo el mundo, diay. Un dolor profundo, indescriptible.
La Morgue Judicial recibió los cuerpos para realizar las autopsias correspondientes. Ya sabemos que estos trámites son necesarios, pero no hacen quitar la tristeza ni el sabor amargo en la boca. La Fuerza Pública y el OIJ estuvieron encargándose de asegurar la escena y recopilar evidencia. Todo indica que se trató de un accidente desafortunado, pero no se descarta investigar si hubo alguna otra causa contribuyente. Como dice el dicho, “el río suena, agua lleva”.
Y claro, como siempre pasa en estas situaciones, las autoridades volvieron a hacer el llamamiento público a tomar precauciones en las playas. “Prestar atención a las banderas rojas”, “no meterse donde no se debe”, “estar atentos a las corrientes”… todos esos consejos que sabemos de memoria, pero a veces olvidamos cuando nos da la gana refrescarnos en el mar. Es que a veces nos confiamos demasiado, pensando que somos Tarzán y que podemos dominar las olas.
Este caso nos recuerda que el mar es poderoso y respetuoso. No importa cuánto sudemos en la playa, ni cuántas birritas tomemos para relajar el estrés. Siempre hay que mantener los pies en la tierra y recordar que la naturaleza manda. Lo que pasó en Esterillos es una tragedia que nos debería hacer reflexionar a todos sobre la importancia de la seguridad y el respeto hacia el medio ambiente. Me dicen que algunos turistas extranjeros no entienden bien la cultura de respetar el mar aquí en Costa Rica... ¡Qué pena!
Después de esta triste noticia, me pregunto: ¿Deberíamos implementar medidas más estrictas en nuestras playas, como restringir el acceso a zonas peligrosas o aumentar la vigilancia de los salvavidas? ¿O creen que la responsabilidad recae únicamente en cada persona para cuidarse y seguir las indicaciones de las autoridades? Compartan sus opiniones, vamos a darle calor a este debate porque este tema nos concierne a todos los ticos.
Las autoridades judiciales ya identificaron a los desafortunados: Don Acuña, un señor de 55 años conocido en el carretoncito cerca del Banco Nacional; Doña Cortés, una dama de 41 años que trabajaba en la panadería del pueblo; y Don Abrahams, de 56, siempre andaba pescando en el rompeolas. Gente sencilla, ¿sabes? Gente que le metía pilas a la vida, y así de repente, se les va.
Según la Cruz Roja, los tres estaban chapoteando en el mar cuando apareció la corriente de golpe. Al parecer, no vieron venir la cosa. Dos cuerpos aparecieron relativamente pronto gracias al esfuerzo de los guardavidas y voluntarios, pero el tercero dio bastante pelea. Quedó perdido por ahí, dando vuelta con las olas, generando angustia e incertidumbre entre sus familiares y amigos. Fue un brete de búsqueda y rescate, eso sí.
Finalmente, después de casi nueve horas de desesperación, encontraron el tercer cuerpo. Un turista que estaba caminando por la zona alertó a las autoridades sobre la presencia del cuerpo flotando cerca de los hoteles. ¡Imagínate el susto que se llevó el pobre tipo! Llegaron los carros de bomberos, la Fuerza Pública, el OIJ… una movilización tremenda. Cuando los familiares llegaron, se les vino abajo el mundo, diay. Un dolor profundo, indescriptible.
La Morgue Judicial recibió los cuerpos para realizar las autopsias correspondientes. Ya sabemos que estos trámites son necesarios, pero no hacen quitar la tristeza ni el sabor amargo en la boca. La Fuerza Pública y el OIJ estuvieron encargándose de asegurar la escena y recopilar evidencia. Todo indica que se trató de un accidente desafortunado, pero no se descarta investigar si hubo alguna otra causa contribuyente. Como dice el dicho, “el río suena, agua lleva”.
Y claro, como siempre pasa en estas situaciones, las autoridades volvieron a hacer el llamamiento público a tomar precauciones en las playas. “Prestar atención a las banderas rojas”, “no meterse donde no se debe”, “estar atentos a las corrientes”… todos esos consejos que sabemos de memoria, pero a veces olvidamos cuando nos da la gana refrescarnos en el mar. Es que a veces nos confiamos demasiado, pensando que somos Tarzán y que podemos dominar las olas.
Este caso nos recuerda que el mar es poderoso y respetuoso. No importa cuánto sudemos en la playa, ni cuántas birritas tomemos para relajar el estrés. Siempre hay que mantener los pies en la tierra y recordar que la naturaleza manda. Lo que pasó en Esterillos es una tragedia que nos debería hacer reflexionar a todos sobre la importancia de la seguridad y el respeto hacia el medio ambiente. Me dicen que algunos turistas extranjeros no entienden bien la cultura de respetar el mar aquí en Costa Rica... ¡Qué pena!
Después de esta triste noticia, me pregunto: ¿Deberíamos implementar medidas más estrictas en nuestras playas, como restringir el acceso a zonas peligrosas o aumentar la vigilancia de los salvavidas? ¿O creen que la responsabilidad recae únicamente en cada persona para cuidarse y seguir las indicaciones de las autoridades? Compartan sus opiniones, vamos a darle calor a este debate porque este tema nos concierne a todos los ticos.