¡Ay, Dios mío! La cruda realidad nos golpea con fuerza esta semana. Yoshannie Karina Gómez Spencer, una tica llena de vida que llevaba 22 años laburando duro en Estados Unidos, falleció inesperadamente dejando a sus dos hijos varados entre dos mundos. La noticia cayó como una bomba en Limón, su tierra natal, donde todos la recordaban como una personita alegre y siempre dispuesta a echarle aguante.
Según contó su familia – Tashara y Trikcy, sus hermanas – todo empezó con un simple dolor de estómago. ¿Se imaginan? Una molestia común que terminó escalando hasta convertirse en una tragedia. El sábado pasado, Yoshannie sintió esos primeros dolores, y aunque la llevaron al hospital y le dieron medicina, no mejoró. Al contrario, las cosas empeoraron rápidamente. Fue una montaña rusa de emociones y sustos, buscando desesperadamente una solución, pero la vida, a veces, te da unos cachetazos bien duros.
Las hermanas relatan cómo el domingo regresó al centro médico, esta vez con un dolor insoportable. Ya no respondía, vomitaba, sus pulmones parecían ahogados… Dicen que intentaron reanimarla, pero fue inútil. Lo peor de todo es que todavía no saben cuál fue la causa exacta de su muerte. Están esperando los resultados de la autopsia, pero mientras tanto, la incertidumbre y el dolor son abrumadores. Imagínense la pena que sienten los hijos, ¡qué brete!
Yoshannie, según cuentan sus familiares, era una mujer entregada a su gente. Vivía en Florida desde el 2003, pero nunca olvidaba sus raíces limonenses. Todos los años venía a pasar las fiestas del Día del Negro, echándole aguante y compartiendo con sus seres queridos. Tenía un cariño especial por esas fechas, decía que eran sagradas, un momento para conectar con su cultura y recordar de dónde viene. Era pura alegría, ¿entienden?
Ahora, sus hijos – uno de 17 años y otro de 23 – se enfrentan a esta dura prueba. Uno nació en Costa Rica, el otro en Estados Unidos, y ambos quedaron huérfanos. Es un panorama terrible, un golpe bajo para toda la familia. Y encima, ahora tienen que lidiar con los costos del funeral y el traslado de las cenizas de Yoshannie a su amada Costa Rica.
La familia ha lanzado una campaña de recaudación de fondos a través de GoFundMe y SINPE Móvil, con el objetivo de juntar alrededor de siete millones de colones para cubrir los gastos de repatriación. Han pedido la solidaridad de la comunidad costarricense, sabiendo que juntos podemos hacer la diferencia. Han sido muchas las personas que han colaborado desde diferentes partes del mundo, demostrando que la unión hace la fuerza y que los corazones ticos siempre están dispuestos a tender una mano amiga.
Este caso nos recuerda lo frágil que es la vida y la importancia de valorar cada momento. Ver a una familia sufriendo así, luchando por cumplir el último deseo de una madre, nos toca las fibras sensibles. Además, plantea preguntas cruciales sobre el acceso a la salud y los desafíos que enfrentan muchos migrantes en busca de una vida mejor. ¿Cómo podemos fortalecer los lazos entre Costa Rica y nuestros compatriotas en el extranjero, especialmente en estos momentos difíciles?
Y hablando de eso, me pregunto... ¿Ustedes creen que el Estado debería ofrecer más apoyo a las familias de compatriotas que fallecen en el extranjero? ¿Sería justo crear un fondo de asistencia para cubrir los gastos de repatriación y brindar acompañamiento psicológico a los afectados? Déjenme saber qué piensan en los comentarios, ¡quiero leer sus opiniones!
Según contó su familia – Tashara y Trikcy, sus hermanas – todo empezó con un simple dolor de estómago. ¿Se imaginan? Una molestia común que terminó escalando hasta convertirse en una tragedia. El sábado pasado, Yoshannie sintió esos primeros dolores, y aunque la llevaron al hospital y le dieron medicina, no mejoró. Al contrario, las cosas empeoraron rápidamente. Fue una montaña rusa de emociones y sustos, buscando desesperadamente una solución, pero la vida, a veces, te da unos cachetazos bien duros.
Las hermanas relatan cómo el domingo regresó al centro médico, esta vez con un dolor insoportable. Ya no respondía, vomitaba, sus pulmones parecían ahogados… Dicen que intentaron reanimarla, pero fue inútil. Lo peor de todo es que todavía no saben cuál fue la causa exacta de su muerte. Están esperando los resultados de la autopsia, pero mientras tanto, la incertidumbre y el dolor son abrumadores. Imagínense la pena que sienten los hijos, ¡qué brete!
Yoshannie, según cuentan sus familiares, era una mujer entregada a su gente. Vivía en Florida desde el 2003, pero nunca olvidaba sus raíces limonenses. Todos los años venía a pasar las fiestas del Día del Negro, echándole aguante y compartiendo con sus seres queridos. Tenía un cariño especial por esas fechas, decía que eran sagradas, un momento para conectar con su cultura y recordar de dónde viene. Era pura alegría, ¿entienden?
Ahora, sus hijos – uno de 17 años y otro de 23 – se enfrentan a esta dura prueba. Uno nació en Costa Rica, el otro en Estados Unidos, y ambos quedaron huérfanos. Es un panorama terrible, un golpe bajo para toda la familia. Y encima, ahora tienen que lidiar con los costos del funeral y el traslado de las cenizas de Yoshannie a su amada Costa Rica.
La familia ha lanzado una campaña de recaudación de fondos a través de GoFundMe y SINPE Móvil, con el objetivo de juntar alrededor de siete millones de colones para cubrir los gastos de repatriación. Han pedido la solidaridad de la comunidad costarricense, sabiendo que juntos podemos hacer la diferencia. Han sido muchas las personas que han colaborado desde diferentes partes del mundo, demostrando que la unión hace la fuerza y que los corazones ticos siempre están dispuestos a tender una mano amiga.
Este caso nos recuerda lo frágil que es la vida y la importancia de valorar cada momento. Ver a una familia sufriendo así, luchando por cumplir el último deseo de una madre, nos toca las fibras sensibles. Además, plantea preguntas cruciales sobre el acceso a la salud y los desafíos que enfrentan muchos migrantes en busca de una vida mejor. ¿Cómo podemos fortalecer los lazos entre Costa Rica y nuestros compatriotas en el extranjero, especialmente en estos momentos difíciles?
Y hablando de eso, me pregunto... ¿Ustedes creen que el Estado debería ofrecer más apoyo a las familias de compatriotas que fallecen en el extranjero? ¿Sería justo crear un fondo de asistencia para cubrir los gastos de repatriación y brindar acompañamiento psicológico a los afectados? Déjenme saber qué piensan en los comentarios, ¡quiero leer sus opiniones!
