¡Ay, Dios mío, qué despiche se armó! Resulta que la gente se puso a freír nervios en las redes sociales pensando que la Contraloría quería meterle mano a las zonas francas con nuevos impuestos. De un momento a otro, todos estaban hablando del tema como si fuera el fin del mundo, echándose humo en la cabeza con escenarios apocalípticos para la economía. Pero tranquilízate, mi pana, porque la Contraloría salió a aclarar la jugada y nos dijo que eso no va ni mucho menos a pasar.
Todo empezó con unas declaraciones de la Contralora, Marta Acosta, durante una presentación en la Asamblea Legislativa. Ella estaba explicando cómo andamos justos de billetes y la necesidad de revisar algunas exoneraciones fiscales. Un diputado, don José Joaquín Hernández, le preguntó sobre las zonas francas y ella, muy acertadamente, recalcó lo importante que son para el país, siempre y cuando operen con transparencia y temporalidad. Eso fue suficiente para encender las alarmas en algunos sectores, quienes empezaron a interpretar que iba a haber impuestos nuevos para esas empresas.
Pero la Contraloría, con toda la calma del mundo, respondió rápidamente que nunca hubo ninguna propuesta de impuestos para las zonas francas. Insistieron en que simplemente quieren hacer una evaluación técnica y transparente de todas las exenciones que existen, buscando optimizar la recolección de impuestos. Vamos, nada más que buscarle la vuelta para que Hacienda tenga más lana para funcionar, sin tener que afectar al sector productivo. Después de todo, nadie quiere irse al traste por unos cuantos colones.
Además, recordaron que en las discusiones sobre la reducción de rentas gubernamentales, la Contralora destacó la urgencia de crear una estrategia de recaudación integral. Esta estrategia, según la Contraloría, debería enfocarse en combatir la evasión y la informalidad, mejorar la eficiencia del sistema tributario, centralizar la recolección de impuestos y revisar los incentivos fiscales actuales. Básicamente, ponerle orden en el brete y asegurarnos de que todos paguen lo que les toca.
Ahora bien, aunque la Contraloría haya dicho que no hay planes de impuestos nuevos, la realidad es que la situación económica no pinta precisamente de color rosa. El Ministerio de Hacienda reportó una desaceleración en el crecimiento fiscal, pasando de un 2,2% del PIB en 2024 a un 1,8% este año. Sí, se recaudó más dinero entre enero y agosto de este año que el año pasado, pero el crecimiento es menor como porcentaje del PIB. Esto significa, sencillamente, que el Estado tiene menos recursos disponibles para invertir en cosas tan esenciales como educación, salud y, por supuesto, seguridad. ¡Qué sal!
Muchos economistas señalan que esta desaceleración en el crecimiento fiscal podría deberse a varios factores, incluyendo la incertidumbre económica global, la volatilidad de los precios internacionales y la baja productividad de algunos sectores de la economía. Además, la persistente informalidad laboral y la evasión de impuestos siguen siendo un problema grave que afecta la capacidad del gobierno para generar ingresos. ¡Una verdadera carga!, te digo.
Este panorama plantea un desafío importante para el gobierno actual. Tendrán que encontrar formas creativas e innovadoras para aumentar la recaudación fiscal sin comprometer la competitividad del país ni perjudicar a las familias más vulnerables. Quizás sería tiempo de echarle ojo a otros países de la región que han logrado aumentar sus ingresos fiscales mediante reformas tributarias inteligentes. También se necesita frenar la fuga de capitales y combatir la corrupción, que roba miles de millones de colones cada año. ¡Es urgente!”, aseguran expertos.
Así que, aunque la amenaza de nuevos impuestos a las zonas francas se haya disipado, la preocupación por la situación económica sigue latente. Con menos recursos disponibles, ¿cómo cree usted que el gobierno debería priorizar las inversiones para impulsar el desarrollo sostenible y garantizar el bienestar social de todos los costarricenses?
Todo empezó con unas declaraciones de la Contralora, Marta Acosta, durante una presentación en la Asamblea Legislativa. Ella estaba explicando cómo andamos justos de billetes y la necesidad de revisar algunas exoneraciones fiscales. Un diputado, don José Joaquín Hernández, le preguntó sobre las zonas francas y ella, muy acertadamente, recalcó lo importante que son para el país, siempre y cuando operen con transparencia y temporalidad. Eso fue suficiente para encender las alarmas en algunos sectores, quienes empezaron a interpretar que iba a haber impuestos nuevos para esas empresas.
Pero la Contraloría, con toda la calma del mundo, respondió rápidamente que nunca hubo ninguna propuesta de impuestos para las zonas francas. Insistieron en que simplemente quieren hacer una evaluación técnica y transparente de todas las exenciones que existen, buscando optimizar la recolección de impuestos. Vamos, nada más que buscarle la vuelta para que Hacienda tenga más lana para funcionar, sin tener que afectar al sector productivo. Después de todo, nadie quiere irse al traste por unos cuantos colones.
Además, recordaron que en las discusiones sobre la reducción de rentas gubernamentales, la Contralora destacó la urgencia de crear una estrategia de recaudación integral. Esta estrategia, según la Contraloría, debería enfocarse en combatir la evasión y la informalidad, mejorar la eficiencia del sistema tributario, centralizar la recolección de impuestos y revisar los incentivos fiscales actuales. Básicamente, ponerle orden en el brete y asegurarnos de que todos paguen lo que les toca.
Ahora bien, aunque la Contraloría haya dicho que no hay planes de impuestos nuevos, la realidad es que la situación económica no pinta precisamente de color rosa. El Ministerio de Hacienda reportó una desaceleración en el crecimiento fiscal, pasando de un 2,2% del PIB en 2024 a un 1,8% este año. Sí, se recaudó más dinero entre enero y agosto de este año que el año pasado, pero el crecimiento es menor como porcentaje del PIB. Esto significa, sencillamente, que el Estado tiene menos recursos disponibles para invertir en cosas tan esenciales como educación, salud y, por supuesto, seguridad. ¡Qué sal!
Muchos economistas señalan que esta desaceleración en el crecimiento fiscal podría deberse a varios factores, incluyendo la incertidumbre económica global, la volatilidad de los precios internacionales y la baja productividad de algunos sectores de la economía. Además, la persistente informalidad laboral y la evasión de impuestos siguen siendo un problema grave que afecta la capacidad del gobierno para generar ingresos. ¡Una verdadera carga!, te digo.
Este panorama plantea un desafío importante para el gobierno actual. Tendrán que encontrar formas creativas e innovadoras para aumentar la recaudación fiscal sin comprometer la competitividad del país ni perjudicar a las familias más vulnerables. Quizás sería tiempo de echarle ojo a otros países de la región que han logrado aumentar sus ingresos fiscales mediante reformas tributarias inteligentes. También se necesita frenar la fuga de capitales y combatir la corrupción, que roba miles de millones de colones cada año. ¡Es urgente!”, aseguran expertos.
Así que, aunque la amenaza de nuevos impuestos a las zonas francas se haya disipado, la preocupación por la situación económica sigue latente. Con menos recursos disponibles, ¿cómo cree usted que el gobierno debería priorizar las inversiones para impulsar el desarrollo sostenible y garantizar el bienestar social de todos los costarricenses?