¡Ay, Dios mío! Esto se puso turbio, compas. La Fiscalía Adjunta nos cayó con una movida importante en el caso del asesinato de Geiner Zamora, el subjefe del OIJ en Guápiles. Resulta que pidieron medidas cautelares contra seis personas que, al parecer, andaban metidas hasta el cuello en un grupo criminal bien organizado. ¡Qué despiche!
Para ponerlos al día, Zamora recibió una lluvia de balas en un bar allá por enero y finalmente falleció en febrero. Desde entonces, la cosa estaba tranquila, pero aparentemente, estaban rastreando todos los hilos y ahora se prendió el ventilador. Entre los sospechosos están Centeno Álvarez, Méndez Núñez (una dama, ojo), Rojas Zamora, Moya Delgado (otra dama), y Cervantes Rojas. Les tocaron allanamientos hasta en los penales, porque Castro Moya y Méndez Núñez ya estaban tras las rejas por otros temas. Por eso, estos dos ni siquiera tienen que ir a una audiencia de medidas cautelares.
La Fiscalía va con toda, diciendo que este grupo operaba desde julio del 2019 hasta noviembre del 2025, y que estaban asociados a Alejandro Arias Monge, alias ‘El Diablo’, un tipo que le da candela al asunto. Parece que ‘El Diablo’ mandó matar a Zamora porque este último estaba pegándole duro a sus negocios de tráfico de drogas en Toro Amarillo y alrededores de Guápiles. ¡Qué carga!
Lo curioso es cómo encontraron a Zamora. Al parecer, unos dos tipos entraron al bar donde él estaba compartiendo con amigos. Uno empezó a platicar con él, mientras que el otro lo estaba fotografiando. Esa foto salió volando a algún tercero para confirmar que el investigador estaba ahí. Luego, llegó la señora Méndez, pistoleando seis balazos directos a Zamora. Lo llevaron corriendo al hospital, pero ya era muy tarde, falleció unos días después.
Y esto no es todo, diay. La Fiscalía dice que la hija del presunto gatillero cobró el dinerito por la ejecución, ¡eso sí que es tremendo! Además, Centeno Álvarez le facilitó un abrigo al sicario para que no lo pudieran identificar fácilmente. Los demás detenidos, según la investigación, estarían involucrados en la venta de droga de la banda. La verdad, parece una novela, pero es la realidad que estamos viviendo.
Este caso, que lleva el expediente 25-000001-1981-PE, ha puesto a temblar a las autoridades, especialmente porque es la primera vez que un agente del OIJ recibe un ataque directo relacionado con su trabajo. Michael Soto, el director interino del OIJ, confirmó que Zamora fue asesinado como venganza por las investigaciones que estaba llevando a cabo contra la organización. ¡Qué torta! Esto demuestra que la delincuencia organizada en Costa Rica no se anda con rodeos.
El Juzgado ahora tiene que decidir si aplica o no las medidas cautelares solicitadas por la Fiscalía. Mientras tanto, la investigación sigue abierta para aclarar todos los roles y responsabilidades dentro de este grupo criminal. Hay que darle duro para limpiar el país de estas influencias negativas y poder vivir tranquilos, sin miedo a que nos pasen cosas así. Esto afecta a todos los ciudadanos, no solo a los agentes del OIJ, sino a nuestra seguridad personal y familiar.
Ahora, me pregunto… ¿Cómo podemos fortalecer la protección de nuestros agentes de seguridad y evitar que estos ataques sigan ocurriendo? ¿Creen que la pena de muerte sería una solución efectiva para enfrentar a este tipo de organizaciones criminales o hay alternativas más humanas y eficientes?
Para ponerlos al día, Zamora recibió una lluvia de balas en un bar allá por enero y finalmente falleció en febrero. Desde entonces, la cosa estaba tranquila, pero aparentemente, estaban rastreando todos los hilos y ahora se prendió el ventilador. Entre los sospechosos están Centeno Álvarez, Méndez Núñez (una dama, ojo), Rojas Zamora, Moya Delgado (otra dama), y Cervantes Rojas. Les tocaron allanamientos hasta en los penales, porque Castro Moya y Méndez Núñez ya estaban tras las rejas por otros temas. Por eso, estos dos ni siquiera tienen que ir a una audiencia de medidas cautelares.
La Fiscalía va con toda, diciendo que este grupo operaba desde julio del 2019 hasta noviembre del 2025, y que estaban asociados a Alejandro Arias Monge, alias ‘El Diablo’, un tipo que le da candela al asunto. Parece que ‘El Diablo’ mandó matar a Zamora porque este último estaba pegándole duro a sus negocios de tráfico de drogas en Toro Amarillo y alrededores de Guápiles. ¡Qué carga!
Lo curioso es cómo encontraron a Zamora. Al parecer, unos dos tipos entraron al bar donde él estaba compartiendo con amigos. Uno empezó a platicar con él, mientras que el otro lo estaba fotografiando. Esa foto salió volando a algún tercero para confirmar que el investigador estaba ahí. Luego, llegó la señora Méndez, pistoleando seis balazos directos a Zamora. Lo llevaron corriendo al hospital, pero ya era muy tarde, falleció unos días después.
Y esto no es todo, diay. La Fiscalía dice que la hija del presunto gatillero cobró el dinerito por la ejecución, ¡eso sí que es tremendo! Además, Centeno Álvarez le facilitó un abrigo al sicario para que no lo pudieran identificar fácilmente. Los demás detenidos, según la investigación, estarían involucrados en la venta de droga de la banda. La verdad, parece una novela, pero es la realidad que estamos viviendo.
Este caso, que lleva el expediente 25-000001-1981-PE, ha puesto a temblar a las autoridades, especialmente porque es la primera vez que un agente del OIJ recibe un ataque directo relacionado con su trabajo. Michael Soto, el director interino del OIJ, confirmó que Zamora fue asesinado como venganza por las investigaciones que estaba llevando a cabo contra la organización. ¡Qué torta! Esto demuestra que la delincuencia organizada en Costa Rica no se anda con rodeos.
El Juzgado ahora tiene que decidir si aplica o no las medidas cautelares solicitadas por la Fiscalía. Mientras tanto, la investigación sigue abierta para aclarar todos los roles y responsabilidades dentro de este grupo criminal. Hay que darle duro para limpiar el país de estas influencias negativas y poder vivir tranquilos, sin miedo a que nos pasen cosas así. Esto afecta a todos los ciudadanos, no solo a los agentes del OIJ, sino a nuestra seguridad personal y familiar.
Ahora, me pregunto… ¿Cómo podemos fortalecer la protección de nuestros agentes de seguridad y evitar que estos ataques sigan ocurriendo? ¿Creen que la pena de muerte sería una solución efectiva para enfrentar a este tipo de organizaciones criminales o hay alternativas más humanas y eficientes?