¡Aguante la iniciativa! Cinco colegios de la red UNESCO nos han demostrado este martes que la sostenibilidad no es solo una moda pasajera ni un requisito para quedar bien. Estos centros educativos presentaron proyectos que realmente están haciendo la diferencia en sus comunidades, y eso, mis panas, sí que da qué hablar.
La verdad, la UNESCO siempre anda metiéndose en cosas importantes, y esta vez no decepcionaron. Se trata de la Red de Escuelas Asociadas, un programa que busca integrar la sostenibilidad en la educación. Lo interesante es que estos colegios no se conformaron con leer manualitos; pusieron manos a la obra y crearon soluciones reales para problemas que les afectan directamente. Imagínense, cholos y maestres pensando en cómo salvar el planeta… ¡qué carga!
Estos proyectos van más allá de plantar unos árboles, aunque eso también es importante. Tenemos al Liceo de Aserrí con su “Sembradores de Paz”, fomentando la convivencia sana y evitando que los bacanos se vayan a meter en líos. Luego está la Unidad Pedagógica San Francisco con su “Finca Tierra Prometida”, transformando una simple huerta en un semillero de ideas emprendedoras para los estudiantes. ¡Eso sí es a cachete!
No podemos olvidarnos del Colegio Técnico Profesional de Orosi, que creó un “Refugio de Polinizadores Agroecológicos” para las abejitas sin aguijón. Parece cosita sencilla, pero la biodiversidad es crucial, y estos estudiantes lo entendieron a la grande. Además, tienen un laboratorio vivo ahí mismo, ¡imaginen aprender ciencias rodeados de naturaleza pura!
El Colegio Humanístico Costarricense Campus Nicoya, con su proyecto “Niru”, está formando futuros líderes comprometidos con la sostenibilidad en el Pacífico Norte. Convierte a los estudiantes en verdaderos arquitectos de su entorno, pensando en el impacto social, ambiental y económico de sus acciones. Puro talento joven, diay.
Por último, tenemos al Colegio Yurusti con su “Yurusti Respira”, analizando la huella de carbono de toda la escuela para ver dónde pueden mejorar. No se trata solo de reciclar papel, sino de cambiar hábitos y buscar alternativas más amigables con el planeta. Eso, mis panas, requiere compromiso y ganas de hacer las cosas bien.
Lo que me quedó claro de todo esto es que la educación es la herramienta más poderosa para construir un futuro mejor. Empoderar a nuestros jóvenes para que sean agentes de cambio es invertir en Costa Rica. Verlos tan involucrados en estos proyectos me llena de esperanza, aunque todavía hay mucho por hacer. Ya saben, el brete es grande, pero estos estudiantes están dando ejemplos que deberíamos seguir todos.
En fin, estos colegios nos dan un mensaje claro: la sostenibilidad no es un lujo, es una necesidad. Pero ahora dime, ¿crees que el MEP debería implementar estas metodologías en todos los colegios públicos del país, o es mejor dejarlo así, como un esfuerzo aislado de unos pocos?
La verdad, la UNESCO siempre anda metiéndose en cosas importantes, y esta vez no decepcionaron. Se trata de la Red de Escuelas Asociadas, un programa que busca integrar la sostenibilidad en la educación. Lo interesante es que estos colegios no se conformaron con leer manualitos; pusieron manos a la obra y crearon soluciones reales para problemas que les afectan directamente. Imagínense, cholos y maestres pensando en cómo salvar el planeta… ¡qué carga!
Estos proyectos van más allá de plantar unos árboles, aunque eso también es importante. Tenemos al Liceo de Aserrí con su “Sembradores de Paz”, fomentando la convivencia sana y evitando que los bacanos se vayan a meter en líos. Luego está la Unidad Pedagógica San Francisco con su “Finca Tierra Prometida”, transformando una simple huerta en un semillero de ideas emprendedoras para los estudiantes. ¡Eso sí es a cachete!
No podemos olvidarnos del Colegio Técnico Profesional de Orosi, que creó un “Refugio de Polinizadores Agroecológicos” para las abejitas sin aguijón. Parece cosita sencilla, pero la biodiversidad es crucial, y estos estudiantes lo entendieron a la grande. Además, tienen un laboratorio vivo ahí mismo, ¡imaginen aprender ciencias rodeados de naturaleza pura!
El Colegio Humanístico Costarricense Campus Nicoya, con su proyecto “Niru”, está formando futuros líderes comprometidos con la sostenibilidad en el Pacífico Norte. Convierte a los estudiantes en verdaderos arquitectos de su entorno, pensando en el impacto social, ambiental y económico de sus acciones. Puro talento joven, diay.
Por último, tenemos al Colegio Yurusti con su “Yurusti Respira”, analizando la huella de carbono de toda la escuela para ver dónde pueden mejorar. No se trata solo de reciclar papel, sino de cambiar hábitos y buscar alternativas más amigables con el planeta. Eso, mis panas, requiere compromiso y ganas de hacer las cosas bien.
Lo que me quedó claro de todo esto es que la educación es la herramienta más poderosa para construir un futuro mejor. Empoderar a nuestros jóvenes para que sean agentes de cambio es invertir en Costa Rica. Verlos tan involucrados en estos proyectos me llena de esperanza, aunque todavía hay mucho por hacer. Ya saben, el brete es grande, pero estos estudiantes están dando ejemplos que deberíamos seguir todos.
En fin, estos colegios nos dan un mensaje claro: la sostenibilidad no es un lujo, es una necesidad. Pero ahora dime, ¿crees que el MEP debería implementar estas metodologías en todos los colegios públicos del país, o es mejor dejarlo así, como un esfuerzo aislado de unos pocos?