¡Ay, patata! La vida nos da sorpresas, algunas alegres, otras… bueno, digamos que te dejan pensando. Esta vez, la sorpresa llegó con la noticia del fallecimiento del ex diputado Víctor Emilio Láscarez, un hombre que dejó huella en la política nacional, aunque también tuvo sus momentos complicaditos, ya saben cómo es esto.
Como muchos recuerdan, Láscarez fue una figura prominente dentro del PLN durante varios años. Participó activamente en debates legislativos y siempre defendió sus puntos de vista con pasión. Pero, como la mayoría de políticos, tampoco estaba exento de controversias y problemas legales. Su trayectoria estuvo marcada por éxitos y tropiezos, y su partida deja un vacío en el panorama político costarricense.
Ahora, resulta que el expresidente Miguel Ángel Rodríguez salió a dar su opinión sobre el tema, y no precisamente con halagos ni críticas duras. En sus redes sociales, Rodríguez compartió un recuerdo muy particular que data de cuando él mismo estaba pasando por un momento difícil, encerrado en una celda en Goicoechea, allá por el 2004. Qué tiempos, diay. Un remolino de acusaciones y procesos judiciales que nadie olvida fácilmente.
Rodríguez relató cómo Láscarez, a pesar de ser opositor político – ¡imagínate eso, un hueso entre liberacionistas y socialcristianos! –, se tomó la molestia de ir a visitarlo a la cárcel. Lo hizo poco después de que el expresidente regresara al país para enfrentar cargos. Según Rodríguez, Láscarez “logró ingresar a visitarlo, a pesar de que el PLN era el partido político adversario de los socialcristianos”. Un acto de humanidad, sin duda alguna, que demuestra que incluso en la política hay espacio para gestos nobles.
Pero lo más interesante viene ahora. Rodríguez, en sus memorias 'Vida y Legado', narra con lujo de detalles cómo fue su primera noche en los calabozos del Circuito II de San José. Describe la sensación de horror, la angustia y la incertidumbre que lo invadieron. Y ahí, en medio de esa oscuridad, apareció Láscarez, ofreciéndole un rayito de esperanza y solidaridad. Un contraste brutal, ¿verdad?
Para entender la magnitud de este gesto, hay que recordar el contexto de aquella época. Rodríguez enfrentaba graves acusaciones de corrupción, y la presión mediática y pública era enorme. Estaba prácticamente señalado por todos lados, y cualquier pequeño paso en falso podía significar su ruina. En ese escenario tan hostil, la visita de Láscarez fue como un bálsamo para el alma de Rodríguez. Un recordatorio de que aún existían personas dispuestas a tenderle una mano, sin importar sus diferencias políticas.
Al compartir esta anécdota, Rodríguez expresó su profundo agradecimiento hacia Láscarez, quien falleció en circunstancias que todavía no han sido esclarecidas completamente. El expresidente escribió: “Gracias querido Víctor Láscarez, Dios te pague tus generosidades y te tenga en su gloria”. Una frase sencilla pero cargada de emoción, que refleja el cariño y respeto que sentía por el ex diputado. Eso sí, qué rápido cambian las situaciones, ¿no creen? De enemigos políticos a amigos en la adversidad…!
Y hablando de eso, ¿ustedes qué opinan? Con tanto lío político y tantas idas y vueltas, ¿creen que estos gestos de humanidad y superación de barreras ideológicas son posibles en la actualidad, o estamos demasiado metidos en nuestros propios bretes? Compartan sus ideas y experiencias en los comentarios. ¡A ver si llegamos a algún lado con este rollo!
Como muchos recuerdan, Láscarez fue una figura prominente dentro del PLN durante varios años. Participó activamente en debates legislativos y siempre defendió sus puntos de vista con pasión. Pero, como la mayoría de políticos, tampoco estaba exento de controversias y problemas legales. Su trayectoria estuvo marcada por éxitos y tropiezos, y su partida deja un vacío en el panorama político costarricense.
Ahora, resulta que el expresidente Miguel Ángel Rodríguez salió a dar su opinión sobre el tema, y no precisamente con halagos ni críticas duras. En sus redes sociales, Rodríguez compartió un recuerdo muy particular que data de cuando él mismo estaba pasando por un momento difícil, encerrado en una celda en Goicoechea, allá por el 2004. Qué tiempos, diay. Un remolino de acusaciones y procesos judiciales que nadie olvida fácilmente.
Rodríguez relató cómo Láscarez, a pesar de ser opositor político – ¡imagínate eso, un hueso entre liberacionistas y socialcristianos! –, se tomó la molestia de ir a visitarlo a la cárcel. Lo hizo poco después de que el expresidente regresara al país para enfrentar cargos. Según Rodríguez, Láscarez “logró ingresar a visitarlo, a pesar de que el PLN era el partido político adversario de los socialcristianos”. Un acto de humanidad, sin duda alguna, que demuestra que incluso en la política hay espacio para gestos nobles.
Pero lo más interesante viene ahora. Rodríguez, en sus memorias 'Vida y Legado', narra con lujo de detalles cómo fue su primera noche en los calabozos del Circuito II de San José. Describe la sensación de horror, la angustia y la incertidumbre que lo invadieron. Y ahí, en medio de esa oscuridad, apareció Láscarez, ofreciéndole un rayito de esperanza y solidaridad. Un contraste brutal, ¿verdad?
Para entender la magnitud de este gesto, hay que recordar el contexto de aquella época. Rodríguez enfrentaba graves acusaciones de corrupción, y la presión mediática y pública era enorme. Estaba prácticamente señalado por todos lados, y cualquier pequeño paso en falso podía significar su ruina. En ese escenario tan hostil, la visita de Láscarez fue como un bálsamo para el alma de Rodríguez. Un recordatorio de que aún existían personas dispuestas a tenderle una mano, sin importar sus diferencias políticas.
Al compartir esta anécdota, Rodríguez expresó su profundo agradecimiento hacia Láscarez, quien falleció en circunstancias que todavía no han sido esclarecidas completamente. El expresidente escribió: “Gracias querido Víctor Láscarez, Dios te pague tus generosidades y te tenga en su gloria”. Una frase sencilla pero cargada de emoción, que refleja el cariño y respeto que sentía por el ex diputado. Eso sí, qué rápido cambian las situaciones, ¿no creen? De enemigos políticos a amigos en la adversidad…!
Y hablando de eso, ¿ustedes qué opinan? Con tanto lío político y tantas idas y vueltas, ¿creen que estos gestos de humanidad y superación de barreras ideológicas son posibles en la actualidad, o estamos demasiado metidos en nuestros propios bretes? Compartan sus ideas y experiencias en los comentarios. ¡A ver si llegamos a algún lado con este rollo!
