¡Ay, Dios mío! Parece que estamos viviendo en una película rara, parce. El viceministro de Hacienda, Luis Molina, soltó la bomba ante la Asamblea Legislativa: ¡exoneraciones al impuesto de renta por ¡un billón de colones! Un millón de millones, para que se hagan una idea, mae. Y eso sin contar otras exenciones que también le dan duro al bolsillo de todos nosotros.
Molina desenmascaró cómo las zonas francas se llevan la mayor parte de la tajada, unos ¢782 mil millones, lo cual pone pa’lante el debate de si este esquema realmente beneficia al país o es un juguetito para unos pocos. Según él, esto debería ser el foco de la próxima reforma tributaria, pero claro, tocar esas fibras sensibles siempre es un brete político complicado. Como dice el dicho, 'cuando el río suena, agua lleva', y parece que este río trae muchísimas preguntas.
Pero no es solo el impuesto de renta, ¿eh? El IVA tampoco se queda atrás. Las exenciones suman ¢865 millones, y la tarifa reducida en la canasta básica nos restan otros ¢504 mil millones. Imagínate, los productos básicos que usamos diario, esos que hacen la diferencia entre comer bien o andar apurados, terminan costándonos más porque el Estado pierde esos ingresos. ¡Qué lata!
Y la cereza del pastel, señoras y señores. Molina calcula que si el Estado aplicara el 13% legal del IVA y usara un sistema de devoluciones para los deciles más pobres, ¡podríamos ingresar ¢400 mil millones extra! Es decir, podría haber más plata para salud, educación, infraestructura… lo que necesitemos, mándale. Pero claro, ahí hay que tener los corazones en chimenea y enfrentar temas espinosos, como dicen ellos.
La diputada Paulina Ramírez, presidenta de la Comisión de Hacendarios, no se quedó callada, ni loca. Le recriminó al funcionario la falta de rigor en la gestión de la cartera y exigió una mejora urgente en la fiscalización y la trazabilidad. 'Tenemos que identificar a los evasores, a los que maquillan sus libros contables... ¡ya basta!', sentenció la legisladora, y con razón. Porque mientras algunos se lucran, nosotros pagamos la cuenta.
El Ministerio de Hacienda, buscando soluciones, ya pidió una revisión de la política fiscal a la OCDE, la organización internacional que cuida los asuntos económicos. Además, están analizando una propuesta de Montserrat Ruiz para bajar el IVA al 10% y aumentar el impuesto sobre bienes inmuebles. ¿Será que por fin vamos a ver cambios reales o será otro rollo que termina en nada?
Molina, mostrando cierta frustración, incluso sugirió eliminar el artículo 8 de la Ley del IVA –eso sí, con un sistema de devolución–, diciéndole a la nación “pensemos en las cosas difíciles, que son tabú”. Claro, porque hablar de dinero es como meterle el dedo en la llaga a cualquiera. A este país le urge abrir los ojos y dejar de darle rodeos a los problemas, porque sino, vamos a seguir nadando en un mar de exenciones y huecos fiscales.
Ahora, dígame usted, ¿cree que estas medidas propuestas son suficientes para solucionar la crisis fiscal o necesitamos ir más allá? ¿Se atreverán nuestros representantes a tomar decisiones impopulares pero necesarias para el bienestar de todos los costarricenses, o seguiremos dando vueltas en círculos como gatos persiguiendo su cola? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
Molina desenmascaró cómo las zonas francas se llevan la mayor parte de la tajada, unos ¢782 mil millones, lo cual pone pa’lante el debate de si este esquema realmente beneficia al país o es un juguetito para unos pocos. Según él, esto debería ser el foco de la próxima reforma tributaria, pero claro, tocar esas fibras sensibles siempre es un brete político complicado. Como dice el dicho, 'cuando el río suena, agua lleva', y parece que este río trae muchísimas preguntas.
Pero no es solo el impuesto de renta, ¿eh? El IVA tampoco se queda atrás. Las exenciones suman ¢865 millones, y la tarifa reducida en la canasta básica nos restan otros ¢504 mil millones. Imagínate, los productos básicos que usamos diario, esos que hacen la diferencia entre comer bien o andar apurados, terminan costándonos más porque el Estado pierde esos ingresos. ¡Qué lata!
Y la cereza del pastel, señoras y señores. Molina calcula que si el Estado aplicara el 13% legal del IVA y usara un sistema de devoluciones para los deciles más pobres, ¡podríamos ingresar ¢400 mil millones extra! Es decir, podría haber más plata para salud, educación, infraestructura… lo que necesitemos, mándale. Pero claro, ahí hay que tener los corazones en chimenea y enfrentar temas espinosos, como dicen ellos.
La diputada Paulina Ramírez, presidenta de la Comisión de Hacendarios, no se quedó callada, ni loca. Le recriminó al funcionario la falta de rigor en la gestión de la cartera y exigió una mejora urgente en la fiscalización y la trazabilidad. 'Tenemos que identificar a los evasores, a los que maquillan sus libros contables... ¡ya basta!', sentenció la legisladora, y con razón. Porque mientras algunos se lucran, nosotros pagamos la cuenta.
El Ministerio de Hacienda, buscando soluciones, ya pidió una revisión de la política fiscal a la OCDE, la organización internacional que cuida los asuntos económicos. Además, están analizando una propuesta de Montserrat Ruiz para bajar el IVA al 10% y aumentar el impuesto sobre bienes inmuebles. ¿Será que por fin vamos a ver cambios reales o será otro rollo que termina en nada?
Molina, mostrando cierta frustración, incluso sugirió eliminar el artículo 8 de la Ley del IVA –eso sí, con un sistema de devolución–, diciéndole a la nación “pensemos en las cosas difíciles, que son tabú”. Claro, porque hablar de dinero es como meterle el dedo en la llaga a cualquiera. A este país le urge abrir los ojos y dejar de darle rodeos a los problemas, porque sino, vamos a seguir nadando en un mar de exenciones y huecos fiscales.
Ahora, dígame usted, ¿cree que estas medidas propuestas son suficientes para solucionar la crisis fiscal o necesitamos ir más allá? ¿Se atreverán nuestros representantes a tomar decisiones impopulares pero necesarias para el bienestar de todos los costarricenses, o seguiremos dando vueltas en círculos como gatos persiguiendo su cola? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!