¡Ay, Dios mío! Resulta que tenemos una situación bien mamona en el país. Una gringa llegó al aeropuerto Juan Santamaría hace unos días y, ¡sorpresa!, traía consigo fiebre amarilla. Lo peor de todo es que, aparentemente, no tenía ni idea de haberse puesto la vacuna. Esto ha levantado polvareda, claro, porque estamos hablando de una enfermedad que puede poner a cualquiera en el brete.
Según el Ministerio de Salud, la viajera viene de la región amazónica de Perú. Ahora, ahí sí hay riesgo, nadie lo niega. Pero parece que hubo un fallo importante en el proceso de control migratorio. Dicen que la revisaron como si viniera de Suiza, ¡qué alivio se dio! La viceministra Mariela Marín explicó que, aunque todos los viajeros de Sudamérica con enfermedades endémicas deberían estar al día con sus vacunas, en este caso particular, como era estadounidense, parece que se le pasó la revisión a dedo. ¡Un despiste monumental!
Lo curioso del asunto es cómo se interpretó su itinerario. Migración pensó que simplemente estaba haciendo escala en Lima, una ciudad grande donde no suelen aparecer casos de fiebre amarilla. Nadie se dio cuenta, o nadie preguntó, que ella había estado precisamente en la Amazonía peruana, donde la enfermedad está presente. ¡Imagínate la bronca! A nosotros nos toca ahora lidiar con las consecuencias, y eso nunca es agradable, diay.
La muchacha empezó a sentirse mal el 7 de octubre, apenas dos días después de llegar a Costa Rica. Mostró síntomas típicos: fiebre, dolor de cabeza, escalofríos... Nada bueno. Por suerte, fue atendida rápidamente en un hospital privado, pero luego tuvo que ser trasladada a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para recibir atención más especializada. Esperan confirmar el diagnóstico con pruebas del INCIENSA, así que todavía no podemos respirar tranquilos.
Para refrescarles la memoria a algunos, los síntomas de la fiebre amarilla son bastante desagradables. Además de lo ya mencionado, pueden aparecer ictericia (piel y ojos amarillos), sangrados, dolores abdominales fuertes y problemas en el hígado o los riñones. ¡No es juego de niños, eh! Es una enfermedad grave que requiere tratamiento inmediato y medidas preventivas para evitar que se propague. La gente necesita saber qué onda, y rápido.
Ahora, la CCSS ya anunció que va a empezar la vacunación contra la fiebre amarilla en menos de un mes. Eso es positivo, pero también nos da que pensar: ¿cómo llegamos a esta situación? ¿Es culpa del personal de Migración por ser distraídos, de los sistemas de control por ser deficientes, o de las propias aerolíneas por no verificar adecuadamente la información de los pasajeros? Hay muchas variables en juego aquí, y es importante analizarlas a fondo para evitar que esto vuelva a pasar. Porque, sinceramente, esto es un majeazo.
Y ojo, esto no significa que tengamos que cerrar las fronteras y vivir encerrados. Costa Rica siempre ha sido un país abierto al turismo y al intercambio cultural. Pero necesitamos mejorar nuestros controles sanitarios y asegurarnos de que todos los visitantes cumplan con los requisitos básicos de salud. De lo contrario, corremos el riesgo de traer enfermedades peligrosas al país y poner en peligro la salud de nuestra población. Este caso debería servirnos de lección, y actuar en consecuencia, aunque sea un pinchazo en el bolsillo.
Esta situación nos deja pensando: ¿Deberíamos exigir a todas las aerolíneas que verifiquen el estado de vacunación de los pasajeros antes de permitirles ingresar al país, o sería demasiado invasivo? ¿Y qué medidas debemos tomar para fortalecer los controles migratorios y evitar que situaciones similares se repitan? Compartan sus opiniones, vamos a debatir sobre esto porque el tema está candela.
Según el Ministerio de Salud, la viajera viene de la región amazónica de Perú. Ahora, ahí sí hay riesgo, nadie lo niega. Pero parece que hubo un fallo importante en el proceso de control migratorio. Dicen que la revisaron como si viniera de Suiza, ¡qué alivio se dio! La viceministra Mariela Marín explicó que, aunque todos los viajeros de Sudamérica con enfermedades endémicas deberían estar al día con sus vacunas, en este caso particular, como era estadounidense, parece que se le pasó la revisión a dedo. ¡Un despiste monumental!
Lo curioso del asunto es cómo se interpretó su itinerario. Migración pensó que simplemente estaba haciendo escala en Lima, una ciudad grande donde no suelen aparecer casos de fiebre amarilla. Nadie se dio cuenta, o nadie preguntó, que ella había estado precisamente en la Amazonía peruana, donde la enfermedad está presente. ¡Imagínate la bronca! A nosotros nos toca ahora lidiar con las consecuencias, y eso nunca es agradable, diay.
La muchacha empezó a sentirse mal el 7 de octubre, apenas dos días después de llegar a Costa Rica. Mostró síntomas típicos: fiebre, dolor de cabeza, escalofríos... Nada bueno. Por suerte, fue atendida rápidamente en un hospital privado, pero luego tuvo que ser trasladada a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para recibir atención más especializada. Esperan confirmar el diagnóstico con pruebas del INCIENSA, así que todavía no podemos respirar tranquilos.
Para refrescarles la memoria a algunos, los síntomas de la fiebre amarilla son bastante desagradables. Además de lo ya mencionado, pueden aparecer ictericia (piel y ojos amarillos), sangrados, dolores abdominales fuertes y problemas en el hígado o los riñones. ¡No es juego de niños, eh! Es una enfermedad grave que requiere tratamiento inmediato y medidas preventivas para evitar que se propague. La gente necesita saber qué onda, y rápido.
Ahora, la CCSS ya anunció que va a empezar la vacunación contra la fiebre amarilla en menos de un mes. Eso es positivo, pero también nos da que pensar: ¿cómo llegamos a esta situación? ¿Es culpa del personal de Migración por ser distraídos, de los sistemas de control por ser deficientes, o de las propias aerolíneas por no verificar adecuadamente la información de los pasajeros? Hay muchas variables en juego aquí, y es importante analizarlas a fondo para evitar que esto vuelva a pasar. Porque, sinceramente, esto es un majeazo.
Y ojo, esto no significa que tengamos que cerrar las fronteras y vivir encerrados. Costa Rica siempre ha sido un país abierto al turismo y al intercambio cultural. Pero necesitamos mejorar nuestros controles sanitarios y asegurarnos de que todos los visitantes cumplan con los requisitos básicos de salud. De lo contrario, corremos el riesgo de traer enfermedades peligrosas al país y poner en peligro la salud de nuestra población. Este caso debería servirnos de lección, y actuar en consecuencia, aunque sea un pinchazo en el bolsillo.
Esta situación nos deja pensando: ¿Deberíamos exigir a todas las aerolíneas que verifiquen el estado de vacunación de los pasajeros antes de permitirles ingresar al país, o sería demasiado invasivo? ¿Y qué medidas debemos tomar para fortalecer los controles migratorios y evitar que situaciones similares se repitan? Compartan sus opiniones, vamos a debatir sobre esto porque el tema está candela.
