¡Ay, mae! Se cayó la bomba en la Asamblea. Después de tanto rollo, los diputados le dieron archivar al proyecto que prometía darnos unas vacaciones de tres semanitas. Imagínate, justo cuando ya andábamos soñando con irnos a playa, relajarnos unos días y olvidarnos del brete diario.
Todo empezó con el diputado del Frente Amplio, Ariel Robles, quien propuso la modificación a la Ley del Trabajo, buscando que los trabajadores tengamos derecho a tres semanas de vacaciones anuales. La idea era buena, claro, porque trabajar sin parar nos está matando poco a poco, pero bueno, parece que algunos prefirieron seguir con el status quo, ¿quién iba a decir que esto era una 'vara' fácil?
Desde que salió la propuesta, se armó un tremendo debate. El sector productivo empezó a quejarse diciendo que afectaba la competitividad del país, que iban a tener que despedir gente… ¡el clásico cuento de siempre! Mientras tanto, los trabajadores, nosotros, estábamos felices con la posibilidad de respirar hondo y recargar pilas. Que si el turismo no aguantaría, que si las empresas quebraban, ¡pura exageración, diay!
Al final, los legisladores del PLN, PUSC e incluso un independiente, se pusieron de acuerdo para mandar el proyecto directo al basurero. Una decisión que dejó a muchos boquiabiertos y con un sabor amargo en la boca. Robles, justificado, soltó unas verdades durísimas sobre cómo en la Asamblea Legislativa sí hay acuerdos rápidos para cosas que no benefician directamente a la gente, como jornadas de 12 horas sin paga extra, pero para mejorar nuestras condiciones laborales, ¡nada de nada! Qué sal!
La verdad es que la cosa está dura, mae. Parece que nuestros representantes están más preocupados por complacer a los empresarios que por escuchar las necesidades de quienes realmente hacemos funcionar el país. No es ningún secreto que muchas empresas en Costa Rica explotan a sus empleados, ofreciendo bajos salarios y pocas prestaciones. Esto simplemente perpetúa esa injusticia, perpetuando un sistema donde el trabajador es visto como un mero número, y no como un ser humano que necesita tiempo para descansar y disfrutar de la vida.
Y es que, pensemos bien, ¿qué es lo que queremos realmente? ¿Seguir trabajando como burros hasta morir, o tener la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones dignas, pasar tiempo con nuestra familia y amigos, y volver al trabajo con energías renovadas? El tema no es pedir lujos, es exigir derechos básicos que tenemos garantizados por ley, pero que en la práctica nunca se cumplen. Como dice el dicho, “más vale pájaro en mano que cien volando”. Pero a este paso, ni siquiera tendremos el pájaro.
Esta situación nos recuerda que necesitamos estar más activos como ciudadanos. No podemos quedarnos cruzados de brazos esperando que las cosas cambien solas. Tenemos que exigir a nuestros representantes que cumplan con su deber de representar nuestros intereses, que luchen por nuestras causas, y que no se dejen influenciar por presiones externas. Porque al final, la responsabilidad de construir un país más justo y equitativo recae sobre todos nosotros. Ya estamos cansados de que nos den largas y soluciones tibias, necesitamos cambios reales y concretos, y rápido, antes de que nos vayamos todos al traste.
En fin, mae, qué torta esta realidad. Ahora te pregunto, ¿crees que las empresas podrían realmente absorber el costo de ofrecer tres semanas de vacaciones pagadas, o esto terminaría impactando negativamente en la economía del país? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios del foro!
Todo empezó con el diputado del Frente Amplio, Ariel Robles, quien propuso la modificación a la Ley del Trabajo, buscando que los trabajadores tengamos derecho a tres semanas de vacaciones anuales. La idea era buena, claro, porque trabajar sin parar nos está matando poco a poco, pero bueno, parece que algunos prefirieron seguir con el status quo, ¿quién iba a decir que esto era una 'vara' fácil?
Desde que salió la propuesta, se armó un tremendo debate. El sector productivo empezó a quejarse diciendo que afectaba la competitividad del país, que iban a tener que despedir gente… ¡el clásico cuento de siempre! Mientras tanto, los trabajadores, nosotros, estábamos felices con la posibilidad de respirar hondo y recargar pilas. Que si el turismo no aguantaría, que si las empresas quebraban, ¡pura exageración, diay!
Al final, los legisladores del PLN, PUSC e incluso un independiente, se pusieron de acuerdo para mandar el proyecto directo al basurero. Una decisión que dejó a muchos boquiabiertos y con un sabor amargo en la boca. Robles, justificado, soltó unas verdades durísimas sobre cómo en la Asamblea Legislativa sí hay acuerdos rápidos para cosas que no benefician directamente a la gente, como jornadas de 12 horas sin paga extra, pero para mejorar nuestras condiciones laborales, ¡nada de nada! Qué sal!
La verdad es que la cosa está dura, mae. Parece que nuestros representantes están más preocupados por complacer a los empresarios que por escuchar las necesidades de quienes realmente hacemos funcionar el país. No es ningún secreto que muchas empresas en Costa Rica explotan a sus empleados, ofreciendo bajos salarios y pocas prestaciones. Esto simplemente perpetúa esa injusticia, perpetuando un sistema donde el trabajador es visto como un mero número, y no como un ser humano que necesita tiempo para descansar y disfrutar de la vida.
Y es que, pensemos bien, ¿qué es lo que queremos realmente? ¿Seguir trabajando como burros hasta morir, o tener la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones dignas, pasar tiempo con nuestra familia y amigos, y volver al trabajo con energías renovadas? El tema no es pedir lujos, es exigir derechos básicos que tenemos garantizados por ley, pero que en la práctica nunca se cumplen. Como dice el dicho, “más vale pájaro en mano que cien volando”. Pero a este paso, ni siquiera tendremos el pájaro.
Esta situación nos recuerda que necesitamos estar más activos como ciudadanos. No podemos quedarnos cruzados de brazos esperando que las cosas cambien solas. Tenemos que exigir a nuestros representantes que cumplan con su deber de representar nuestros intereses, que luchen por nuestras causas, y que no se dejen influenciar por presiones externas. Porque al final, la responsabilidad de construir un país más justo y equitativo recae sobre todos nosotros. Ya estamos cansados de que nos den largas y soluciones tibias, necesitamos cambios reales y concretos, y rápido, antes de que nos vayamos todos al traste.
En fin, mae, qué torta esta realidad. Ahora te pregunto, ¿crees que las empresas podrían realmente absorber el costo de ofrecer tres semanas de vacaciones pagadas, o esto terminaría impactando negativamente en la economía del país? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios del foro!