¡Ay, Dios mío! La cosa se puso rara allá por el norte. Resulta que los gringos, esos que siempre andan dando consejos, le dieron un volantazo a la vacuna de la Hepatitis B para los bebés. Un comité ahí arriba, el ACIP, decidió que si la mamita está bien, pues la vacuna puede esperar unos buenos dos meses. ¿Se imaginan el rollo?
La verdad, esto viene de atrás. Desde el 91, la norma era clara: naciste, te vacunan, punto. Todo para evitar que los bebés se peguen la Hepatitis B de sus mamás. Pero ahora dicen que con las pruebas que hacen a las mujeres embarazadas, el riesgo es bajísimo. Que ya no es tan urgente meterle la aguja al bebé en cuanto sale al mundo. ¡Un cambio de planes tremendo!
Pero ojo, que esto no es pa’ echar campanas al aire. Lo que pasa allá no necesariamente nos afecta acá. Porque aquí en Costa Rica, nosotros seguimos con nuestro programa de vacunación tal cual. La vacuna al nacer sigue siendo obligatoria, diay. Y eso es bueno, porque tenemos un sistema de control prenatal bastante sólido, aunque siempre podemos mejorar, ¿verdad?
Muchos padres, especialmente los que andan buscando información en internet, seguro ya estarán preguntándose qué significa esto para ellos. Si debo seguir vacunando a mi bebé al nacer o esperarme a los dos meses. Pues tranquilos, la respuesta es clara: confíen en su médico de cabecera y sigan las recomendaciones del Ministerio de Salud. No se dejen llevar por modas ni por lo que digan en otros países.
Ahora bien, este debate tiene sus cositas interesantes. Por un lado, tienes a los que defienden la autonomía de los padres, que cada quien decida qué es lo mejor para su hijo. “Mi cuerpo, mi decisión”, dicen algunos. Por otro lado, están los que priorizan la salud pública, que es proteger a toda la población, incluso si eso significa restringir algunas libertades individuales. ¡Un chururrismo total, wey!
Y claro, en las redes sociales ya se armó la bronca. Hay gente diciendo que los gringos se volvieron locos, que van a dejar a los niños desprotegidos. Otros afirman que es un avance, que los padres tienen derecho a elegir. Que apliquen los argumentos que quieran, pero la cosa está candela. Algunos recuerdan cómo la pandemia nos enseñó que escuchar a los expertos es clave, mientras que otros claman por la libertad de decidir para cada familia.
Como dice el dicho, cada quién con su carreta. Pero aquí en Costa Rica, tenemos que analizar la situación con calma y ver qué funciona para nosotros. No podemos andar copiando ciegamente lo que hagan los demás, que somos un país diferente, con nuestras propias características y necesidades. Tenemos que recordar que el Esquema Nacional de Vacunación se construye sobre años de estudio y evidencia científica adaptada a nuestra realidad, ¡y eso no es poca cosa!
Entonces, me pregunto... ¿cree usted que deberíamos considerar revisar el esquema de vacunación infantil en Costa Rica a la luz de estos cambios en Estados Unidos, teniendo en cuenta las particularidades de nuestro sistema de salud y las opiniones de los padres? Comparta su opinión en el foro, ¡quiero saber qué piensa!
La verdad, esto viene de atrás. Desde el 91, la norma era clara: naciste, te vacunan, punto. Todo para evitar que los bebés se peguen la Hepatitis B de sus mamás. Pero ahora dicen que con las pruebas que hacen a las mujeres embarazadas, el riesgo es bajísimo. Que ya no es tan urgente meterle la aguja al bebé en cuanto sale al mundo. ¡Un cambio de planes tremendo!
Pero ojo, que esto no es pa’ echar campanas al aire. Lo que pasa allá no necesariamente nos afecta acá. Porque aquí en Costa Rica, nosotros seguimos con nuestro programa de vacunación tal cual. La vacuna al nacer sigue siendo obligatoria, diay. Y eso es bueno, porque tenemos un sistema de control prenatal bastante sólido, aunque siempre podemos mejorar, ¿verdad?
Muchos padres, especialmente los que andan buscando información en internet, seguro ya estarán preguntándose qué significa esto para ellos. Si debo seguir vacunando a mi bebé al nacer o esperarme a los dos meses. Pues tranquilos, la respuesta es clara: confíen en su médico de cabecera y sigan las recomendaciones del Ministerio de Salud. No se dejen llevar por modas ni por lo que digan en otros países.
Ahora bien, este debate tiene sus cositas interesantes. Por un lado, tienes a los que defienden la autonomía de los padres, que cada quien decida qué es lo mejor para su hijo. “Mi cuerpo, mi decisión”, dicen algunos. Por otro lado, están los que priorizan la salud pública, que es proteger a toda la población, incluso si eso significa restringir algunas libertades individuales. ¡Un chururrismo total, wey!
Y claro, en las redes sociales ya se armó la bronca. Hay gente diciendo que los gringos se volvieron locos, que van a dejar a los niños desprotegidos. Otros afirman que es un avance, que los padres tienen derecho a elegir. Que apliquen los argumentos que quieran, pero la cosa está candela. Algunos recuerdan cómo la pandemia nos enseñó que escuchar a los expertos es clave, mientras que otros claman por la libertad de decidir para cada familia.
Como dice el dicho, cada quién con su carreta. Pero aquí en Costa Rica, tenemos que analizar la situación con calma y ver qué funciona para nosotros. No podemos andar copiando ciegamente lo que hagan los demás, que somos un país diferente, con nuestras propias características y necesidades. Tenemos que recordar que el Esquema Nacional de Vacunación se construye sobre años de estudio y evidencia científica adaptada a nuestra realidad, ¡y eso no es poca cosa!
Entonces, me pregunto... ¿cree usted que deberíamos considerar revisar el esquema de vacunación infantil en Costa Rica a la luz de estos cambios en Estados Unidos, teniendo en cuenta las particularidades de nuestro sistema de salud y las opiniones de los padres? Comparta su opinión en el foro, ¡quiero saber qué piensa!