¡Ay, Dios mío! La Bolsa de Nueva York amaneció hoy con cara de pocos amigos, fijos. Después de tanto baile, parece que le dio un bajón repentino, y vaya que sí. Los mercados se pusieron más tranquilos que una noche de domingo en Escazú antes de los indicadores económicos que van a salir esta semana. Uno piensa, ¿qué estará pasando ahora?
La verdad, la cosa anda un poco tensa. Desde Wall Street hasta acá nos llega la vibra de incertidumbre, diay. Los inversores están más nerviosos que gato en cambrón esperando ver qué dicen esos números. Se rumora que la inflación sigue siendo un problema, y eso ya nadie quiere escuchar. Además, los pesos pesados del sector tecnológico, esos que siempre andan dando el brinco, también se tomaron un respiro, digamos.
Para ponerlos en plata, el Dow Jones se desplomó un 0.58%, el Nasdaq sintió el golpe con un 0.83% hacia abajo y el S&P 500 también se unió a la tristeza con un 0.62% negativo. No es un apocalipsis, pero tampoco es para ir celebrando café con pastel, ¿me entienden? Esto pasa, cambian las cosas, pero el susto siempre viene y luego se va... si no, ¡qué sal!
Y mientras tanto, acá en Costa Rica, seguimos viendo cómo esto afecta nuestros bolsillos. Porque aunque estemos lejos, el mundo se mueve junto, y lo que pasa allá afuera se siente por acá. Recuerdo que mi abuela siempre decía: “Hijo, vigila las noticias de Wall Street, porque te afectan aunque vivas en Sabana Norte”. ¡Y vaya razón tenía la vieja!
Hablando de economía nacional, las oficinas siguen sudando la camiseta tratando de armar el nuevo sistema para el Presupuesto Nacional. Parece que hay retrasos por todos lados, ¡qué torta! Algunos dicen que es falta de planificación, otros que es culpa de la tecnología… Pero bueno, eso es otra novela que ya todos conocemos. Lo cierto es que necesitamos tener las cuentas claras rapidito, porque la paciencia ya se está agotando.
Además, los trabajadores independientes están pasándola canchero, buscando cómo llegar a fin de mes con esos ingresos bajos y la incertidumbre de siempre. Ya ni saben si les alcanza para comprarse un chorreado de pipa, ¡qué brete! Hay que echarles una mano a estos mae, que ellos también construyen este país. Una vaina es hablar de índices bursátiles y otra bien distinta pensar en la familia que necesita juntar para comer.
Ahora, volviendo a Wall Street, los analistas dicen que la clave está en esos indicadores económicos que van a salir esta semana. Si salen buenos, pues la bolsa puede darse una animada; si salen malos, prepárense para seguir viendo números rojos. Total, como dice el dicho, “cuando el río suena agua lleva”, así que vamos a estar pendientes. Aunque a veces da ganas de mandar todo al diablo y dedicarse a sembrar plátanos, ¿verdad?
Bueno, pues ahí lo tienen, la onda de Wall Street y sus efectos en nuestro terruño. Ahora me pregunto, ¿creen que realmente deberíamos estar más preocupados por los movimientos de Wall Street o enfocarnos en fortalecer nuestra propia economía local y darle más apoyo a los pequeños emprendedores y trabajadores independientes que son la verdadera columna vertebral de este país?
La verdad, la cosa anda un poco tensa. Desde Wall Street hasta acá nos llega la vibra de incertidumbre, diay. Los inversores están más nerviosos que gato en cambrón esperando ver qué dicen esos números. Se rumora que la inflación sigue siendo un problema, y eso ya nadie quiere escuchar. Además, los pesos pesados del sector tecnológico, esos que siempre andan dando el brinco, también se tomaron un respiro, digamos.
Para ponerlos en plata, el Dow Jones se desplomó un 0.58%, el Nasdaq sintió el golpe con un 0.83% hacia abajo y el S&P 500 también se unió a la tristeza con un 0.62% negativo. No es un apocalipsis, pero tampoco es para ir celebrando café con pastel, ¿me entienden? Esto pasa, cambian las cosas, pero el susto siempre viene y luego se va... si no, ¡qué sal!
Y mientras tanto, acá en Costa Rica, seguimos viendo cómo esto afecta nuestros bolsillos. Porque aunque estemos lejos, el mundo se mueve junto, y lo que pasa allá afuera se siente por acá. Recuerdo que mi abuela siempre decía: “Hijo, vigila las noticias de Wall Street, porque te afectan aunque vivas en Sabana Norte”. ¡Y vaya razón tenía la vieja!
Hablando de economía nacional, las oficinas siguen sudando la camiseta tratando de armar el nuevo sistema para el Presupuesto Nacional. Parece que hay retrasos por todos lados, ¡qué torta! Algunos dicen que es falta de planificación, otros que es culpa de la tecnología… Pero bueno, eso es otra novela que ya todos conocemos. Lo cierto es que necesitamos tener las cuentas claras rapidito, porque la paciencia ya se está agotando.
Además, los trabajadores independientes están pasándola canchero, buscando cómo llegar a fin de mes con esos ingresos bajos y la incertidumbre de siempre. Ya ni saben si les alcanza para comprarse un chorreado de pipa, ¡qué brete! Hay que echarles una mano a estos mae, que ellos también construyen este país. Una vaina es hablar de índices bursátiles y otra bien distinta pensar en la familia que necesita juntar para comer.
Ahora, volviendo a Wall Street, los analistas dicen que la clave está en esos indicadores económicos que van a salir esta semana. Si salen buenos, pues la bolsa puede darse una animada; si salen malos, prepárense para seguir viendo números rojos. Total, como dice el dicho, “cuando el río suena agua lleva”, así que vamos a estar pendientes. Aunque a veces da ganas de mandar todo al diablo y dedicarse a sembrar plátanos, ¿verdad?
Bueno, pues ahí lo tienen, la onda de Wall Street y sus efectos en nuestro terruño. Ahora me pregunto, ¿creen que realmente deberíamos estar más preocupados por los movimientos de Wall Street o enfocarnos en fortalecer nuestra propia economía local y darle más apoyo a los pequeños emprendedores y trabajadores independientes que son la verdadera columna vertebral de este país?
