¡Ay, Dios mío! Wall Street amaneció con cara larga ayer, y ni les cuento. Los mercados cerraron a la baja, y eso no es bueno para nadie, especialmente para aquellos que se andaban emocionando con esas acciones de inteligencia artificial que parecían volar hasta la luna. Parece que alguien le pisó el acelerador y ahora todos estamos pagando las consecuencias.
La preocupación generalizada gira en torno a si las valoraciones de estas empresas tecnológicas están infladas, vamos, ¿si realmente vale tanto lo que dicen que valen?. Hay quien dice que sí, que la IA es el futuro, pero otros aseguran que hay demasiada pompa y poca sustancia, y que esto pronto se vendrá abajo. Además, la incertidumbre sobre las próximas decisiones de la Reserva Federal (Fed), respecto a las tasas de interés, no ayuda en nada. Ya saben, si suben las tasas, todo se pone más caro y ahí empieza el relajo.
El Dow Jones, que suele ser el indicador más confiable, cayó un 1,07%. Eso ya suena a alarma, mánguez. Pero lo peor lo tuvo el Nasdaq, el índice donde cotizan las empresas tecnológicas, que se desplomó un 1,21%. ¡Qué picada! Y el S&P 500 tampoco se quedó atrás, perdiendo un 0,83%. Claramente, el ambiente estaba cargadito de nerviosismo y desconfianza. Se sentía el aire tenso, diay.
Aquí en Costa Rica, esto nos pega directamente, porque muchos inversores nacionales tienen sus ahorros metidos en estos mercados internacionales. Un buen amigo mío, Don Luisito, me comentó que estaba pensando invertir fuertemente en acciones de una empresa de IA, pero ahora está medio arrepentido. “Mejor me quedo con mis cerdos”, me dijo entre risas amargas. La verdad, uno entiende su preocupación; perder plata nunca es agradable, especialmente cuando uno pensaba estar haciéndose rico rapidito.
Y no olvidemos el efecto dominó que esto puede tener en la economía global. Si Wall Street tose, el resto del mundo siente el catarro. Las bolsas asiáticas también han estado mostrando signos de debilidad, y eso preocupa a los analistas económicos. La volatilidad en los mercados financieros se ha convertido en la norma, y ya nadie sabe qué esperar mañana. Es como jugar a la ruleta rusa, pero con nuestras papas.
En otras noticias, mientras tanto, seguimos lidiando con esos problemas internos. Recuerdo haber leído, apenas hace unos días, que el Estado de la Nación reveló cómo algunos ingresos de origen incierto ayudaron a disminuir la pobreza, aunque eso sigue generando bastante controversia y preguntas sobre la transparencia del gobierno. Además, parece que el nuevo sistema aduanero ATENA sigue dando dolores de cabeza a importadores y exportadores, ¡qué despache!, al parecer los oficios advierten sobre varios defectos, y el sindicato ya pidió la intervención del Ministro de Hacienda. ¡Esto no tiene fin!
Por otro lado, ahora que se acerca diciembre y el aguinaldo, muchos se preguntan qué hacer con esa platica extra. Algunos expertos recomiendan destinar al menos un 20% a alguna inversión, aunque con este panorama financiero, quizás lo mejor sería guardárselo bajo el colchón... No vaya a ser que, con tanta inestabilidad, terminemos vendiendo empanadas en la calle para sobrevivir. La Contraloría también puso luz roja a la desigualdad en el acceso a créditos en las entidades públicas, demostrando que aún tenemos mucho camino por recorrer para lograr una sociedad más justa y equitativa. Realmente, ¡qué vara!
En fin, parece que la incertidumbre económica seguirá siendo nuestra compañera por un tiempo. Así que, mi gente, agarren bien sus ahorros, estén atentos a las noticias y, sobre todo, mantengan la calma. ¿Ustedes creen que la burbuja tecnológica estallará pronto, o simplemente estamos viendo una corrección temporal en el mercado?
La preocupación generalizada gira en torno a si las valoraciones de estas empresas tecnológicas están infladas, vamos, ¿si realmente vale tanto lo que dicen que valen?. Hay quien dice que sí, que la IA es el futuro, pero otros aseguran que hay demasiada pompa y poca sustancia, y que esto pronto se vendrá abajo. Además, la incertidumbre sobre las próximas decisiones de la Reserva Federal (Fed), respecto a las tasas de interés, no ayuda en nada. Ya saben, si suben las tasas, todo se pone más caro y ahí empieza el relajo.
El Dow Jones, que suele ser el indicador más confiable, cayó un 1,07%. Eso ya suena a alarma, mánguez. Pero lo peor lo tuvo el Nasdaq, el índice donde cotizan las empresas tecnológicas, que se desplomó un 1,21%. ¡Qué picada! Y el S&P 500 tampoco se quedó atrás, perdiendo un 0,83%. Claramente, el ambiente estaba cargadito de nerviosismo y desconfianza. Se sentía el aire tenso, diay.
Aquí en Costa Rica, esto nos pega directamente, porque muchos inversores nacionales tienen sus ahorros metidos en estos mercados internacionales. Un buen amigo mío, Don Luisito, me comentó que estaba pensando invertir fuertemente en acciones de una empresa de IA, pero ahora está medio arrepentido. “Mejor me quedo con mis cerdos”, me dijo entre risas amargas. La verdad, uno entiende su preocupación; perder plata nunca es agradable, especialmente cuando uno pensaba estar haciéndose rico rapidito.
Y no olvidemos el efecto dominó que esto puede tener en la economía global. Si Wall Street tose, el resto del mundo siente el catarro. Las bolsas asiáticas también han estado mostrando signos de debilidad, y eso preocupa a los analistas económicos. La volatilidad en los mercados financieros se ha convertido en la norma, y ya nadie sabe qué esperar mañana. Es como jugar a la ruleta rusa, pero con nuestras papas.
En otras noticias, mientras tanto, seguimos lidiando con esos problemas internos. Recuerdo haber leído, apenas hace unos días, que el Estado de la Nación reveló cómo algunos ingresos de origen incierto ayudaron a disminuir la pobreza, aunque eso sigue generando bastante controversia y preguntas sobre la transparencia del gobierno. Además, parece que el nuevo sistema aduanero ATENA sigue dando dolores de cabeza a importadores y exportadores, ¡qué despache!, al parecer los oficios advierten sobre varios defectos, y el sindicato ya pidió la intervención del Ministro de Hacienda. ¡Esto no tiene fin!
Por otro lado, ahora que se acerca diciembre y el aguinaldo, muchos se preguntan qué hacer con esa platica extra. Algunos expertos recomiendan destinar al menos un 20% a alguna inversión, aunque con este panorama financiero, quizás lo mejor sería guardárselo bajo el colchón... No vaya a ser que, con tanta inestabilidad, terminemos vendiendo empanadas en la calle para sobrevivir. La Contraloría también puso luz roja a la desigualdad en el acceso a créditos en las entidades públicas, demostrando que aún tenemos mucho camino por recorrer para lograr una sociedad más justa y equitativa. Realmente, ¡qué vara!
En fin, parece que la incertidumbre económica seguirá siendo nuestra compañera por un tiempo. Así que, mi gente, agarren bien sus ahorros, estén atentos a las noticias y, sobre todo, mantengan la calma. ¿Ustedes creen que la burbuja tecnológica estallará pronto, o simplemente estamos viendo una corrección temporal en el mercado?