¡Ay, Dios mío! Otra vez noviembre y la misma tertulia. Pero esta vez, el candidato Zamora le metió candela al asunto. Declaró que estamos viviendo un “fracaso colectivo” en la lucha contra la violencia contra la mujer. Como que te pega, ¿verdad, maes? Porque la verdad, la cosa anda salá.
Y no es que estuviera haciendo un discurso meloso para ganar puntos. Él mismo dijo que se acabó eso de los mensajes bonitos que no llevan a ningún lado. Que ya nos pasamos de abrazarnos y necesitamos acciones concretas, cosas que se vean. Como que le pone presión al resto de los candidatos y, pa’ qué mentirnos, al gobierno actual que ha ido manejando el tema medio a medias, dejando muchas brechas abiertas.
Zamora sacó toda la artillería en su propuesta: fortalecer el MEP, el MOPT, el INS, ¡hasta las municipalidades! Imagínate, que en algunos pueblos todavía la policía piensa que si una mujer llega golpeada, lo primero es ver si “provocó”. Dice que va a hacer sistemas de denuncia fáciles, rápidos y eficientes, porque ahora muchas mujeres se espantan porque les toman el pelo o les hacen sentir culpable. Eso sí que es urgente, chunche.
Además, prometió construir centros de atención 24/7, con abogados, doctores y trabajadores sociales listos para atender a quien lo necesite, sobre todo en las zonas rurales, donde la cosa está aún más jodida. Pa’ esas áreas donde hay que meterle empeño, porque ahí la gente no tiene acceso a nada y termina sufriendo en silencio, y eso nadie quiere verlo.
Pero lo que realmente me llamó la atención, y creo que debería preocuparnos a todos, fue su llamado a los hombres. No basta con no pegar, dice. Hay que revisarnos, admitir nuestros privilegios y entender que somos parte del problema si no hacemos nada para cambiarlo. Ese es un punto bien importante, diay, porque muchos hombres andan pensando que nomás con no levantar la mano ya son héroes, y la cosa va más allá.
Y no se trata de una campaña de noviembre, recalcó Zamora. Sino de una misión permanente. Quiere crear un sistema penal que no revictimice a las mujeres, usando tecnología para vigilar a los agresores y proteger a las víctimas. Vamos a ver si esto se queda en promesas o si de verdad le pone el hombro, porque ya hemos visto tantos anuncios que terminan en el olvido.
Porque seamos honestos, la violencia contra la mujer es una vara que nos sale cara a todos. No solo a las víctimas, sino a toda la sociedad. Nos corroe por dentro, nos hace sentir inseguros y nos impide avanzar como país. Necesitamos un cambio cultural profundo, que empiece en casa y termine en las escuelas, enseñando respeto y igualdad desde que somos niños. Si seguimos así, el brete se va a ir al traste.
Ahora, dime tú, ¿crees que las promesas de Zamora son sinceras o es otra campaña de moda que se olvidará luego de las elecciones? ¿Realmente estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de pensar y actuar para construir un país donde las mujeres puedan vivir seguras y libres, sin miedo ni silencio?
Y no es que estuviera haciendo un discurso meloso para ganar puntos. Él mismo dijo que se acabó eso de los mensajes bonitos que no llevan a ningún lado. Que ya nos pasamos de abrazarnos y necesitamos acciones concretas, cosas que se vean. Como que le pone presión al resto de los candidatos y, pa’ qué mentirnos, al gobierno actual que ha ido manejando el tema medio a medias, dejando muchas brechas abiertas.
Zamora sacó toda la artillería en su propuesta: fortalecer el MEP, el MOPT, el INS, ¡hasta las municipalidades! Imagínate, que en algunos pueblos todavía la policía piensa que si una mujer llega golpeada, lo primero es ver si “provocó”. Dice que va a hacer sistemas de denuncia fáciles, rápidos y eficientes, porque ahora muchas mujeres se espantan porque les toman el pelo o les hacen sentir culpable. Eso sí que es urgente, chunche.
Además, prometió construir centros de atención 24/7, con abogados, doctores y trabajadores sociales listos para atender a quien lo necesite, sobre todo en las zonas rurales, donde la cosa está aún más jodida. Pa’ esas áreas donde hay que meterle empeño, porque ahí la gente no tiene acceso a nada y termina sufriendo en silencio, y eso nadie quiere verlo.
Pero lo que realmente me llamó la atención, y creo que debería preocuparnos a todos, fue su llamado a los hombres. No basta con no pegar, dice. Hay que revisarnos, admitir nuestros privilegios y entender que somos parte del problema si no hacemos nada para cambiarlo. Ese es un punto bien importante, diay, porque muchos hombres andan pensando que nomás con no levantar la mano ya son héroes, y la cosa va más allá.
Y no se trata de una campaña de noviembre, recalcó Zamora. Sino de una misión permanente. Quiere crear un sistema penal que no revictimice a las mujeres, usando tecnología para vigilar a los agresores y proteger a las víctimas. Vamos a ver si esto se queda en promesas o si de verdad le pone el hombro, porque ya hemos visto tantos anuncios que terminan en el olvido.
Porque seamos honestos, la violencia contra la mujer es una vara que nos sale cara a todos. No solo a las víctimas, sino a toda la sociedad. Nos corroe por dentro, nos hace sentir inseguros y nos impide avanzar como país. Necesitamos un cambio cultural profundo, que empiece en casa y termine en las escuelas, enseñando respeto y igualdad desde que somos niños. Si seguimos así, el brete se va a ir al traste.
Ahora, dime tú, ¿crees que las promesas de Zamora son sinceras o es otra campaña de moda que se olvidará luego de las elecciones? ¿Realmente estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de pensar y actuar para construir un país donde las mujeres puedan vivir seguras y libres, sin miedo ni silencio?
