¡Ay, mi pelo! Ya estamos metidos en pleno apuro de las Fiestas de Zapote y la Cruz Roja no se anda con rodeos. Han tenido que atender a 25 personitas en estos dos días iniciales, y la mayoría, ¡qué sal!, se han hecho daño dando vueltas entre las corridas. Así es, parece que algunos se emocionan tanto que terminan comiéndose unos buenos moretones.
Como bien saben todos los que hemos pisado Zapote alguna vez, tener a la Cruz Roja ahí mismo, en el redondel, es como tener un seguro contra cualquier catástrofe. Estos señores siempre andan listos para echarle mano a quien lo necesite, ya sea porque se resbalaron intentando comprar un churrito, porque alguien se sintió mal comiendo demasiada chicharronada o, como decimos ahora, porque se dieron un buen golpe viendo las corridas.
Para este año, la Benemérita desplegó toda su maquinaria: 12 cruzrojistas trabajando a marchas forzadas y cuatro vehículos listos para trasladar a los que necesiten asistencia médica más allá del sitio. Y ni hablar de los recursos, tienen todo preparado para atender cualquier emergencia, desde un simple rasguño hasta algo más serio. Se nota que le ponen mucha ganas a cuidarnos a nosotros, los asistentes a estas fiestas que son tan nuestras.
De esas 25 atenciones, solamente dos requirieron que los trasladasen a un hospital, y por suerte, ¡qué alivio!, estaban estables. Eso da tranquilidad, aunque siempre hay que estar alerta. La verdad, es que ver a tanta gente disfrutando y compartiendo estas tradiciones es hermoso, pero también hay que ponerle cuidado y evitar meterse en broncas innecesarias. Un brindo por la prudencia, diay.
Pero ojo, que no todo fue culpa de las corridas. Un total de 23 casos estuvieron directamente relacionados con los espectáculos taurinos, demostrando que el ambiente se calienta demasiado y a veces las cosas se salen de control. Además, tuvimos otros dos incidentes dentro del campo ferial, probablemente por empujones buscando el mejor lugar para ver los juegos mecánicos o algún puesto de comida. ¡Qué descomposición!
También hubo algunos problemas médicos –tres casos en total– y hasta una emergencia ginecológica, que demuestra la variedad de situaciones que pueden surgir en un evento de esta magnitud. Imaginen, la gente viene de todas partes, con diferentes condiciones de salud y estilos de vida. Por eso, es crucial contar con personal capacitado y recursos adecuados, como los que nos brinda la Cruz Roja.
La Cruz Roja seguirá echándole ganas hasta el 4 de enero, fecha en que oficialmente cierran las Fiestas de Zapote. Así que vamos, a disfrutar, pero con responsabilidad y pensando en nuestra propia seguridad y la de los demás. No queremos terminar contándole a nuestros abuelitos que nos fuimos a Zapote y regresamos más raspados que lechuga, ¿verdad? Es importante recordar que Zapote es para divertirse, no para irse al traste.
Ahora sí, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que la organización de las Fiestas de Zapote debería invertir aún más en medidas preventivas para reducir los accidentes y garantizar la seguridad de todos los asistentes, o consideran que la responsabilidad recae principalmente en cada individuo por tomar precauciones?
Como bien saben todos los que hemos pisado Zapote alguna vez, tener a la Cruz Roja ahí mismo, en el redondel, es como tener un seguro contra cualquier catástrofe. Estos señores siempre andan listos para echarle mano a quien lo necesite, ya sea porque se resbalaron intentando comprar un churrito, porque alguien se sintió mal comiendo demasiada chicharronada o, como decimos ahora, porque se dieron un buen golpe viendo las corridas.
Para este año, la Benemérita desplegó toda su maquinaria: 12 cruzrojistas trabajando a marchas forzadas y cuatro vehículos listos para trasladar a los que necesiten asistencia médica más allá del sitio. Y ni hablar de los recursos, tienen todo preparado para atender cualquier emergencia, desde un simple rasguño hasta algo más serio. Se nota que le ponen mucha ganas a cuidarnos a nosotros, los asistentes a estas fiestas que son tan nuestras.
De esas 25 atenciones, solamente dos requirieron que los trasladasen a un hospital, y por suerte, ¡qué alivio!, estaban estables. Eso da tranquilidad, aunque siempre hay que estar alerta. La verdad, es que ver a tanta gente disfrutando y compartiendo estas tradiciones es hermoso, pero también hay que ponerle cuidado y evitar meterse en broncas innecesarias. Un brindo por la prudencia, diay.
Pero ojo, que no todo fue culpa de las corridas. Un total de 23 casos estuvieron directamente relacionados con los espectáculos taurinos, demostrando que el ambiente se calienta demasiado y a veces las cosas se salen de control. Además, tuvimos otros dos incidentes dentro del campo ferial, probablemente por empujones buscando el mejor lugar para ver los juegos mecánicos o algún puesto de comida. ¡Qué descomposición!
También hubo algunos problemas médicos –tres casos en total– y hasta una emergencia ginecológica, que demuestra la variedad de situaciones que pueden surgir en un evento de esta magnitud. Imaginen, la gente viene de todas partes, con diferentes condiciones de salud y estilos de vida. Por eso, es crucial contar con personal capacitado y recursos adecuados, como los que nos brinda la Cruz Roja.
La Cruz Roja seguirá echándole ganas hasta el 4 de enero, fecha en que oficialmente cierran las Fiestas de Zapote. Así que vamos, a disfrutar, pero con responsabilidad y pensando en nuestra propia seguridad y la de los demás. No queremos terminar contándole a nuestros abuelitos que nos fuimos a Zapote y regresamos más raspados que lechuga, ¿verdad? Es importante recordar que Zapote es para divertirse, no para irse al traste.
Ahora sí, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que la organización de las Fiestas de Zapote debería invertir aún más en medidas preventivas para reducir los accidentes y garantizar la seguridad de todos los asistentes, o consideran que la responsabilidad recae principalmente en cada individuo por tomar precauciones?
