¡Qué atroz!, la comunidad de Quesada Durán en Zapote amaneció sumida en el luto tras un incendio devastador que le arrebató la vida a tres pequeños y un adulto. Un brete terrible para esas familias y para todos nosotros que vivimos por acá. La noticia pegó como balde de agua fría, nadie esperaba esto.
Según testigos, la emergencia comenzó alrededor de las 10:35 de la mañana de este miércoles. Lo que empezó como un sustillo rápidamente se convirtió en una pesadilla cuando las llamas tomaron control de la vivienda, dificultando cualquier intento de rescate. Al principio, pensábamos que era otra vaina, pero cuando escuchamos las sirenas y vimos tanta ambulancia, nos dimos cuenta de que era algo serio, algo muy feo.
“Yo me di cuenta por las ambulancias y tratamos de sacar todo lo material, pero lo que dicen es que la señora se puso a sacar unas pantallitas y no vio a las chiquitas, que las chiquitas estaban adentro”, relató Minor Díaz, vecino de la zona, visiblemente afectado. Intentamos ayudar, sacamos todo lo que se pudo, pero la cosa estaba muy caliente y la policía ni los bomberos nos dejaban entrar. Nos pusieron las líneas amarillas y ya no había nada que hacer, nos sentimos impotentes viendo cómo ardía todo.” Describe la desesperación que se vivió en esos momentos. Fue un momentito duro para todos.
Las autoridades confirmaron que la vivienda, de aproximadamente 100 metros cuadrados, quedó prácticamente reducida a cenizas. Además, dos casas vecinas sufrieron daños colaterales debido a la intensidad del fuego. El Cuerpo de Bomberos de Costa Rica y la Cruz Roja Costarricense trabajaron incansablemente para sofocar las llamas y brindar atención a los damnificados, pero lamentablemente ya era demasiado tarde para salvar vidas.
Se sabe que entre las víctimas mortales se encuentran tres hermanitas y su madre. Afortunadamente, según información preliminar, la madre no se encontraba en el inmueble al momento del siniestro. De haber estado ahí... ¡qué torta habría sido! Las autoridades aún desconocen las causas exactas del incendio, aunque ya iniciaron una investigación para esclarecer los hechos. Se habla de un posible cortocircuito, pero todavía es pronto para afirmarlo con certeza.
La comunidad de Quesada Durán está consternada por esta tragedia. Todos conocían a la familia, eran gente humilde y trabajadora. Siempre los veía jugando a las escondidas con sus hijas, riendo y compartiendo. Ahora, solo quedan recuerdos y un dolor inmenso que tardará mucho tiempo en sanar. El ambiente está pesado, se siente la tristeza en el aire. Uno se queda pensando qué dolorosa pérdida para toda la comunidad.
Este tipo de tragedias nos recuerdan la importancia de tener precauciones básicas en nuestros hogares. Revisar periódicamente las instalaciones eléctricas, mantener extintores a mano, contar con detectores de humo… Son medidas simples que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Es crucial crear conciencia sobre estos temas, especialmente en barrios populares donde las condiciones suelen ser más precarias.
En fin, una historia que nos deja con un sabor amargo en la boca y muchas preguntas pendientes. El gobierno y las organizaciones sociales deberían redoblar esfuerzos para ofrecer apoyo psicológico y económico a los familiares de las víctimas. Pero más allá de eso, debemos reflexionar sobre cómo podemos construir una sociedad más segura y solidaria para todos. ¿Ustedes creen que el Estado debería implementar programas obligatorios de prevención de incendios en todas las viviendas del país?
Según testigos, la emergencia comenzó alrededor de las 10:35 de la mañana de este miércoles. Lo que empezó como un sustillo rápidamente se convirtió en una pesadilla cuando las llamas tomaron control de la vivienda, dificultando cualquier intento de rescate. Al principio, pensábamos que era otra vaina, pero cuando escuchamos las sirenas y vimos tanta ambulancia, nos dimos cuenta de que era algo serio, algo muy feo.
“Yo me di cuenta por las ambulancias y tratamos de sacar todo lo material, pero lo que dicen es que la señora se puso a sacar unas pantallitas y no vio a las chiquitas, que las chiquitas estaban adentro”, relató Minor Díaz, vecino de la zona, visiblemente afectado. Intentamos ayudar, sacamos todo lo que se pudo, pero la cosa estaba muy caliente y la policía ni los bomberos nos dejaban entrar. Nos pusieron las líneas amarillas y ya no había nada que hacer, nos sentimos impotentes viendo cómo ardía todo.” Describe la desesperación que se vivió en esos momentos. Fue un momentito duro para todos.
Las autoridades confirmaron que la vivienda, de aproximadamente 100 metros cuadrados, quedó prácticamente reducida a cenizas. Además, dos casas vecinas sufrieron daños colaterales debido a la intensidad del fuego. El Cuerpo de Bomberos de Costa Rica y la Cruz Roja Costarricense trabajaron incansablemente para sofocar las llamas y brindar atención a los damnificados, pero lamentablemente ya era demasiado tarde para salvar vidas.
Se sabe que entre las víctimas mortales se encuentran tres hermanitas y su madre. Afortunadamente, según información preliminar, la madre no se encontraba en el inmueble al momento del siniestro. De haber estado ahí... ¡qué torta habría sido! Las autoridades aún desconocen las causas exactas del incendio, aunque ya iniciaron una investigación para esclarecer los hechos. Se habla de un posible cortocircuito, pero todavía es pronto para afirmarlo con certeza.
La comunidad de Quesada Durán está consternada por esta tragedia. Todos conocían a la familia, eran gente humilde y trabajadora. Siempre los veía jugando a las escondidas con sus hijas, riendo y compartiendo. Ahora, solo quedan recuerdos y un dolor inmenso que tardará mucho tiempo en sanar. El ambiente está pesado, se siente la tristeza en el aire. Uno se queda pensando qué dolorosa pérdida para toda la comunidad.
Este tipo de tragedias nos recuerdan la importancia de tener precauciones básicas en nuestros hogares. Revisar periódicamente las instalaciones eléctricas, mantener extintores a mano, contar con detectores de humo… Son medidas simples que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Es crucial crear conciencia sobre estos temas, especialmente en barrios populares donde las condiciones suelen ser más precarias.
En fin, una historia que nos deja con un sabor amargo en la boca y muchas preguntas pendientes. El gobierno y las organizaciones sociales deberían redoblar esfuerzos para ofrecer apoyo psicológico y económico a los familiares de las víctimas. Pero más allá de eso, debemos reflexionar sobre cómo podemos construir una sociedad más segura y solidaria para todos. ¿Ustedes creen que el Estado debería implementar programas obligatorios de prevención de incendios en todas las viviendas del país?