Dios me condena a quemarme eternamente en el infierno si lo rechazo lo cual es aún peor que apuntarme con un arma de fuego.Tu analogía está mal. Dios no te apunta un arma para que lo sigas, aceptes, adores, etcétera. Él te da la libertad de rechazarlo. Pero hacerlo conllevará un precio que tendrás que pagar. Que te parezca justo o no, no importa.
No, no me parece el precio que tengo que pagar por rechazar a su dios hijueputa. No quiero aceptarlo y no quiero irme al infierno.
Yo odio a su dios hijueputa y la única razón por la cual NO le tengo miedo a su dios cabrón hijueputa es porque yo se que él no es real. Y nada va a ocurrir cuando yo muera. Y con esa mentalidad me voy a morir.