¡Quihubole! Después de meses de tráfico infernal y cierres que parecían eternos, el MOPT nos dio una buena noticia: ya no habrá más cierres preventivos nocturnos en la ruta 32. Sí, así escucharon, amigos. Se acabó el rollo de esperar horas en medio de la carretera, con la mosca zumbándote en la oreja y preguntándote si llegarás a tiempo a verte a tu familia en Limón.
Para los que no andamos siempre por ahí, la ruta 32 es la arteria vital que une San José con la costa caribeña. Es decir, el camino que muchos toman para ir a Puerto Viejo, Cahuita, Pacuare... ¡Todo el paraíso tropical! Pero también es un brete, vamos a ser honestos. Con curvas peligrosas, pendientes empinadas y, últimamente, problemas de deslizamientos y rocas amenazantes. Ese cierre de 12 días, pa’ que les quede grabado, fue una torta monumental.
Recordemos que hace poco más de una semana, la ruta reabrió sus puertas tras ese prolongado cierre debido a la dinamitación de una roca gigante en el kilómetro 31. Una roca que parecía decidida a irse al traste con toda la infraestructura. El susto fue de campeonato, diay. Desde entonces, se mantenían esos cierres nocturnos “preventivos”, aunque ya todos sabíamos que eran más molestia que otra cosa. Parece que el MOPT se dio cuenta de que estaban haciendo más daño que bien con eso.
Según el comunicado oficial del MOPT, la decisión de eliminar los cierres nocturnos responde a la mejora considerable en las condiciones de la carretera. Esto significa que ya han hecho el trabajo pesado, arreglado los baches, quitado piedras sueltas… En pocas palabras, que ya le dieron duro a la obra. Ahora, aseguran, mantendrán un monitoreo constante de la situación y, si surge algún problema serio – tipo otra roca rebelde –, avisarán con anticipación. Esperemos que sí, porque ni queremos volver a vivir el estrés de esos cierres inesperados.
Muchos viajeros y residentes de la zona habían expresado su frustración por estos cierres. Imaginen la bronca de querer llegar a casa después de un día de trabajo o de un viaje turístico, y encontrarte con la carretera cerrada a media noche. ¡Qué despiche! Además, afectaba el comercio, el turismo... Todo el ecosistema económico de la región costera. Por suerte, parece que las quejas llegaron a oídos correctos y se tomaron cartas en el asunto.
Este cambio seguramente será recibido con gran júbilo por los conductores, los turistas y los negocios de la zona. Ahora podrán planificar sus viajes con mayor tranquilidad, sin la incertidumbre de verse atrapados en un cierre repentino. Ya no tendrán que preocuparse tanto por sacar el carro temprano para evitar quedar varados en medio del camino. En fin, una buena noticia para todos los que transitamos por esa importante vía. A disfrutar del viaje, pues. No se confíen mucho, pero ya saben, a fondo y a darle.
Pero ojo, que esto no significa que debamos bajar la guardia. La ruta 32 sigue siendo una carretera desafiante, con sus propios riesgos y particularidades. Hay que conducir con precaución, respetar las señales de tránsito y estar atentos a las condiciones climáticas. Porque, como dice el dicho, “más vale prevenir que lamentar”. Y recuerden, el mantenimiento de la carretera es una tarea continua. Requiere inversión, dedicación y, sobre todo, responsabilidad por parte de todas las partes involucradas. No queremos que esta alegría se convierta en pesadilla en unos pocos meses.
Con esta buena nueva, toca celebrar, pero también reflexionar: ¿creen que el MOPT realmente ha aprendido la lección y se compromete a mantener la ruta 32 en óptimas condiciones, o simplemente estamos comprando arcilla?. ¿Creen que deberían invertir aún más en mejorar la seguridad de la ruta y hacerla más accesible para todos?
Para los que no andamos siempre por ahí, la ruta 32 es la arteria vital que une San José con la costa caribeña. Es decir, el camino que muchos toman para ir a Puerto Viejo, Cahuita, Pacuare... ¡Todo el paraíso tropical! Pero también es un brete, vamos a ser honestos. Con curvas peligrosas, pendientes empinadas y, últimamente, problemas de deslizamientos y rocas amenazantes. Ese cierre de 12 días, pa’ que les quede grabado, fue una torta monumental.
Recordemos que hace poco más de una semana, la ruta reabrió sus puertas tras ese prolongado cierre debido a la dinamitación de una roca gigante en el kilómetro 31. Una roca que parecía decidida a irse al traste con toda la infraestructura. El susto fue de campeonato, diay. Desde entonces, se mantenían esos cierres nocturnos “preventivos”, aunque ya todos sabíamos que eran más molestia que otra cosa. Parece que el MOPT se dio cuenta de que estaban haciendo más daño que bien con eso.
Según el comunicado oficial del MOPT, la decisión de eliminar los cierres nocturnos responde a la mejora considerable en las condiciones de la carretera. Esto significa que ya han hecho el trabajo pesado, arreglado los baches, quitado piedras sueltas… En pocas palabras, que ya le dieron duro a la obra. Ahora, aseguran, mantendrán un monitoreo constante de la situación y, si surge algún problema serio – tipo otra roca rebelde –, avisarán con anticipación. Esperemos que sí, porque ni queremos volver a vivir el estrés de esos cierres inesperados.
Muchos viajeros y residentes de la zona habían expresado su frustración por estos cierres. Imaginen la bronca de querer llegar a casa después de un día de trabajo o de un viaje turístico, y encontrarte con la carretera cerrada a media noche. ¡Qué despiche! Además, afectaba el comercio, el turismo... Todo el ecosistema económico de la región costera. Por suerte, parece que las quejas llegaron a oídos correctos y se tomaron cartas en el asunto.
Este cambio seguramente será recibido con gran júbilo por los conductores, los turistas y los negocios de la zona. Ahora podrán planificar sus viajes con mayor tranquilidad, sin la incertidumbre de verse atrapados en un cierre repentino. Ya no tendrán que preocuparse tanto por sacar el carro temprano para evitar quedar varados en medio del camino. En fin, una buena noticia para todos los que transitamos por esa importante vía. A disfrutar del viaje, pues. No se confíen mucho, pero ya saben, a fondo y a darle.
Pero ojo, que esto no significa que debamos bajar la guardia. La ruta 32 sigue siendo una carretera desafiante, con sus propios riesgos y particularidades. Hay que conducir con precaución, respetar las señales de tránsito y estar atentos a las condiciones climáticas. Porque, como dice el dicho, “más vale prevenir que lamentar”. Y recuerden, el mantenimiento de la carretera es una tarea continua. Requiere inversión, dedicación y, sobre todo, responsabilidad por parte de todas las partes involucradas. No queremos que esta alegría se convierta en pesadilla en unos pocos meses.
Con esta buena nueva, toca celebrar, pero también reflexionar: ¿creen que el MOPT realmente ha aprendido la lección y se compromete a mantener la ruta 32 en óptimas condiciones, o simplemente estamos comprando arcilla?. ¿Creen que deberían invertir aún más en mejorar la seguridad de la ruta y hacerla más accesible para todos?