¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con el tráfico, la pura torta. Resulta que ahora don Eli Feinzaig, el candidato del PLP, quiere revolucionar el transporte en el Gran Área Metropolitana (GAM), y la movida más loca es querer mandar al garete el tren del GAM, ¿se imaginan eso?
Verás, la cosa es que Feinzaig dice que el tren no le pega al problema, que no soluciona las presas que nos tienen hasta las cachas y que es hora de buscarle la vuelta. Según él, el sistema ferroviario actual está medio arrastrado, con frecuencias bajas y poca cobertura, así que no hace la diferencia que deberíamos ver.
Don Eli, con toda la intención de demostrar que tiene ideas frescas, propuso cambiar todo el paradigma. No ha dado todos los detalles de cómo sería este nuevo sistema, pero promete que será moderno y eficiente, buscando atacar las presas desde una raíz más profunda. Imagina, chau tranvía, hola… ¿quién sabe qué inventarán ahora?
Pero claro, la gente se puso a hervir. Porque, díganme, ¿quién va a estar feliz de perder una opción de transporte público, aunque tenga sus defectos? Muchos argumentan que el tren es una apuesta a favor del medio ambiente, y que quitarlo sería retroceder. Además, hay que recordar que el proyecto ya lleva varios millones invertidos, y cancelarlo sería tirar el dinero a la basura, ¡qué sal!
La propuesta de Feinzaig viene acompañada de otras medidas interesantes, como optimizar el uso de las vías, mejorar la eficiencia del transporte público y tratar de que los tiempos de traslado sean más cortos, especialmente en las horas pico. La idea es incentivar a la gente a dejar el carro en casa y a usar el transporte colectivo, porque si seguimos así, vamos a terminar viviendo en el tráfico permanentemente.
Ahora bien, es importante analizar esto con cabeza fría. Sí, el tráfico es un dolor de cabeza monumental, pero deshacerse del tren sin tener un plan sólido y viable de remplazo me parece una jugada arriesgada. Porque sino, ¿qué nos van a dar? ¿Autobuses llenos hasta arriba, microbuses sin seguridad y taxis que te cobran el riñón? La vara está alta, mi pana.
Muchos expertos en movilidad urbanística opinan que la clave está en integrar diferentes modos de transporte, creando conexiones eficientes entre buses, bicicletas y, sí, incluso el tren. En lugar de descartarlo por completo, tal vez sería mejor invertir en modernizarlo, ampliar sus rutas y aumentar la frecuencia de los viajes. Pero, ¿quién escucha a los expertos cuando estamos en campaña electoral?
En fin, la propuesta de Feinzaig ha abierto un debate interesante sobre el futuro del transporte en Costa Rica. Ya veremos qué dicen los demás candidatos y qué planes tienen ellos para solucionar este problema que nos afecta a todos. Ahora dime, mi pana, ¿tú qué piensas? ¿Crees que vale la pena apostar por un sistema de transporte completamente nuevo o deberíamos enfocarnos en mejorar lo que ya tenemos?
Verás, la cosa es que Feinzaig dice que el tren no le pega al problema, que no soluciona las presas que nos tienen hasta las cachas y que es hora de buscarle la vuelta. Según él, el sistema ferroviario actual está medio arrastrado, con frecuencias bajas y poca cobertura, así que no hace la diferencia que deberíamos ver.
Don Eli, con toda la intención de demostrar que tiene ideas frescas, propuso cambiar todo el paradigma. No ha dado todos los detalles de cómo sería este nuevo sistema, pero promete que será moderno y eficiente, buscando atacar las presas desde una raíz más profunda. Imagina, chau tranvía, hola… ¿quién sabe qué inventarán ahora?
Pero claro, la gente se puso a hervir. Porque, díganme, ¿quién va a estar feliz de perder una opción de transporte público, aunque tenga sus defectos? Muchos argumentan que el tren es una apuesta a favor del medio ambiente, y que quitarlo sería retroceder. Además, hay que recordar que el proyecto ya lleva varios millones invertidos, y cancelarlo sería tirar el dinero a la basura, ¡qué sal!
La propuesta de Feinzaig viene acompañada de otras medidas interesantes, como optimizar el uso de las vías, mejorar la eficiencia del transporte público y tratar de que los tiempos de traslado sean más cortos, especialmente en las horas pico. La idea es incentivar a la gente a dejar el carro en casa y a usar el transporte colectivo, porque si seguimos así, vamos a terminar viviendo en el tráfico permanentemente.
Ahora bien, es importante analizar esto con cabeza fría. Sí, el tráfico es un dolor de cabeza monumental, pero deshacerse del tren sin tener un plan sólido y viable de remplazo me parece una jugada arriesgada. Porque sino, ¿qué nos van a dar? ¿Autobuses llenos hasta arriba, microbuses sin seguridad y taxis que te cobran el riñón? La vara está alta, mi pana.
Muchos expertos en movilidad urbanística opinan que la clave está en integrar diferentes modos de transporte, creando conexiones eficientes entre buses, bicicletas y, sí, incluso el tren. En lugar de descartarlo por completo, tal vez sería mejor invertir en modernizarlo, ampliar sus rutas y aumentar la frecuencia de los viajes. Pero, ¿quién escucha a los expertos cuando estamos en campaña electoral?
En fin, la propuesta de Feinzaig ha abierto un debate interesante sobre el futuro del transporte en Costa Rica. Ya veremos qué dicen los demás candidatos y qué planes tienen ellos para solucionar este problema que nos afecta a todos. Ahora dime, mi pana, ¿tú qué piensas? ¿Crees que vale la pena apostar por un sistema de transporte completamente nuevo o deberíamos enfocarnos en mejorar lo que ya tenemos?
