¡Aguafiestas! Después de más de una década operando bajo el nombre Prival Bank, este martes 30 de septiembre la institución puso el alto en sus actividades bancarias en Costa Rica. No es el fin del mundo, tranquilos, porque el Grupo Prival seguirá moviéndose en otros bretes, pero el banco como tal... se fue al traste. Definitivamente, esto cambia un poco el panorama financiero que todos conocemos, y nos hace preguntarnos qué sigue en este mercado.
Para ponerlos al día, si no estaban enterados, la historia de Prival Bank arranca allá por 1987, cuando nació como Financiera Acobo. Una época diferente, donde las financieras tenían mucho auge. Luego, en 2010, gracias a unos inversionistas nacionales, lograron transformarse en banco, adoptando el nombre de Banco de las Soluciones – Bansol, para que vean cuántos nombres ha tenido este chunche. Fue hasta 2014 que entró en juego el Grupo Prival, un capital panameño liderado en aquel entonces por el reconocido empresario Jack Loeb, quienes compraron todas las acciones de Bansol.
Ahora, con este cese voluntario, la lista de bancos comerciales bajo lupa de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) se reduce de 14 a 13. Esto significa que la supervisión de este grupo financiero pasará directamente a manos de la Superintendencia General de Valores (Sugeval), como lo establece la ley. Cambios así siempre generan incertidumbre, pero también pueden traer cosas buenas, ¿quién sabe?
Según la compañía, esta decisión no es capricho, sino parte de una nueva estrategia comercial. Parece ser que quieren enfocar toda su energía y recursos en dos áreas específicas: intermediación de valores y administración de fondos de inversión. Es decir, jugar con acciones y ayudar a la gente a invertir su plata, en lugar de prestarla directamente. Eso sí que es darle una vuelta al tablero.
La Sugef, por supuesto, no se quedó cruzada de brazos. Ya habían recibido un plan de cese detallando todos los pasos que tomarían para cerrar operaciones. Ahora, la pelota está en su cancha para asegurarse de que todo esté dentro de la legalidad y que no haya ningún problema para los clientes. Como dijo la propia superintendente, Hazel Valverde, estas situaciones son normales en los mercados financieros, los cuales cambian constantemente para adaptarse a las necesidades de los consumidores.
Hablemos de números, por un momento. Al cierre del 2024, Prival Bank tenía alrededor de 36 mil millones de colones en activos y daba empleo a unas 34 personas. Atendían a aproximadamente 1,800 clientes en todo el país. No es una fortuna comparado con otros bancos gigantes, pero es suficiente para notar su ausencia en el sector. Muchas pequeñas y medianas empresas seguramente dependían de ellos para financiamiento, ahora tendrán que buscar otras opciones, y eso puede ser un dolor de cabeza.
Claro que este cambio también abre puertas a nuevos actores en el mercado y a la posibilidad de que otros bancos aprovechen la oportunidad para crecer. Competencia sana, digámoslo así. Y mientras tanto, los ex-empleados de Prival Bank estarán buscando nuevos bretes. Esperemos que encuentren pronto algo que les guste tanto o más que su trabajo anterior. Es un momento complicado para ellos, sin duda alguna. Pero hey, como dicen por ahí, “el que trabaja, no duerme”.
Entonces, con todo este movimiento, me pregunto… ¿cree usted que esta reestructuración es un reflejo de cambios más profundos en el comportamiento de los costarricenses respecto a cómo manejan su dinero, o simplemente una jugada estratégica de un grupo empresarial? Déjeme saber su opinión en los comentarios; quiero leer qué piensa la gente sobre esta nueva realidad que se presenta en nuestro sistema financiero. ¡Dígame, qué le parece!
Para ponerlos al día, si no estaban enterados, la historia de Prival Bank arranca allá por 1987, cuando nació como Financiera Acobo. Una época diferente, donde las financieras tenían mucho auge. Luego, en 2010, gracias a unos inversionistas nacionales, lograron transformarse en banco, adoptando el nombre de Banco de las Soluciones – Bansol, para que vean cuántos nombres ha tenido este chunche. Fue hasta 2014 que entró en juego el Grupo Prival, un capital panameño liderado en aquel entonces por el reconocido empresario Jack Loeb, quienes compraron todas las acciones de Bansol.
Ahora, con este cese voluntario, la lista de bancos comerciales bajo lupa de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) se reduce de 14 a 13. Esto significa que la supervisión de este grupo financiero pasará directamente a manos de la Superintendencia General de Valores (Sugeval), como lo establece la ley. Cambios así siempre generan incertidumbre, pero también pueden traer cosas buenas, ¿quién sabe?
Según la compañía, esta decisión no es capricho, sino parte de una nueva estrategia comercial. Parece ser que quieren enfocar toda su energía y recursos en dos áreas específicas: intermediación de valores y administración de fondos de inversión. Es decir, jugar con acciones y ayudar a la gente a invertir su plata, en lugar de prestarla directamente. Eso sí que es darle una vuelta al tablero.
La Sugef, por supuesto, no se quedó cruzada de brazos. Ya habían recibido un plan de cese detallando todos los pasos que tomarían para cerrar operaciones. Ahora, la pelota está en su cancha para asegurarse de que todo esté dentro de la legalidad y que no haya ningún problema para los clientes. Como dijo la propia superintendente, Hazel Valverde, estas situaciones son normales en los mercados financieros, los cuales cambian constantemente para adaptarse a las necesidades de los consumidores.
Hablemos de números, por un momento. Al cierre del 2024, Prival Bank tenía alrededor de 36 mil millones de colones en activos y daba empleo a unas 34 personas. Atendían a aproximadamente 1,800 clientes en todo el país. No es una fortuna comparado con otros bancos gigantes, pero es suficiente para notar su ausencia en el sector. Muchas pequeñas y medianas empresas seguramente dependían de ellos para financiamiento, ahora tendrán que buscar otras opciones, y eso puede ser un dolor de cabeza.
Claro que este cambio también abre puertas a nuevos actores en el mercado y a la posibilidad de que otros bancos aprovechen la oportunidad para crecer. Competencia sana, digámoslo así. Y mientras tanto, los ex-empleados de Prival Bank estarán buscando nuevos bretes. Esperemos que encuentren pronto algo que les guste tanto o más que su trabajo anterior. Es un momento complicado para ellos, sin duda alguna. Pero hey, como dicen por ahí, “el que trabaja, no duerme”.
Entonces, con todo este movimiento, me pregunto… ¿cree usted que esta reestructuración es un reflejo de cambios más profundos en el comportamiento de los costarricenses respecto a cómo manejan su dinero, o simplemente una jugada estratégica de un grupo empresarial? Déjeme saber su opinión en los comentarios; quiero leer qué piensa la gente sobre esta nueva realidad que se presenta en nuestro sistema financiero. ¡Dígame, qué le parece!