¡Damosle pues! Aquí les va la nota que está haciendo temblar a los científicos de todo el mundo: el cometa interestelar 3I/Atlas se está acercando a la Tierra. No, no es una nave alienígena, tranquilos. Pero sí es un espectáculo cósmico que no habíamos visto así por acá hace buen rato, y eso que somos bendecidos con cielos estrellados.
Para ponerlos al día, este cometa no viene de nuestro vecindario solar, sino que llegó de muy lejos, directamente del espacio intergaláctico. Imagínense, un viajero espacial de miles de millones de años, pasando por nuestra casa. Después de 'Oumuamua y Borisov, este es el tercer objeto de este tipo que tenemos la suerte de observar, y vaya que está dando qué hablar. Parece mentira que pudiéramos verlo con nuestros propios ojos, eh?
Los expertos dicen que se descubrió el año pasado, allá en Chile, gracias al sistema de rastreo ATLAS. Al principio nadie le dio mucha bola, pero luego se dieron cuenta de que venía a toda velocidad – unos 246 mil kilómetros por hora, ¡una locura!– y que no iba a quedarse atrapado en la órbita del Sol. Eso confirmó que era un verdadero forastero, un turista galáctico de visita.
Este viernes, 19 de diciembre, va a estar lo más cerca que estará de nosotros: a unos 270 millones de kilómetros. Suena lejísimo, ¿verdad? Pues lo es, casi 1,8 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. Así que pueden dormir tranquilos, no hay ningún peligro de que nos venga a visitar de manera no deseada. Pero ojo, después de pasar por aquí, se marcha pa’l espacio profundo, sin avisar ni darle las gracias. ¡Qué barbaridad!
Y hablando de lo que podemos aprender, los científicos han estado usando telescopios super poderosos, como el Hubble y el James Webb, para estudiarlo a fondo. Han detectado nubes de polvo, colas de plasma y hasta gases raros como dióxido de carbono y monóxido de carbono. ¡Parece que este cometa trae consigo secretos del universo primigenio! Algunos incluso dicen que podría darnos pistas sobre cómo se formaron otros sistemas solares, y si en esos mundos lejanos podría haber vida.
Lo interesante es que este cometa es diferente a los que andan por acá normalmente. Tiene una proporción extraña de níquel frente a hierro, y libera mucho más dióxido de carbono que agua. Eso ha dejado a los investigadores rascándose la cabeza tratando de entender qué significa esto. Una de las teorías es que podría ser un remanente de una nebulosa protosolar, es decir, restos de materiales que quedaron flotando después de la formación de las primeras estrellas. ¡Una máquina del tiempo cósmica, diay!
La astrónoma chilena María Teresa Ruiz, en su libro “Hijos de las estrellas” explica que estamos viviendo un momento único, porque somos la primera generación que tiene la oportunidad de estudiar estos objetos interestelares. Es como tener un mensaje del pasado, una cápsula del tiempo enviada desde otro sistema estelar. Aunque todavía hay muchos misterios por resolver, cada observación nos acerca un poco más a comprender los orígenes del universo y nuestro lugar dentro de él. Además, mientras lo vemos, ¡haciendo esa danza cósmica!, agradecemos por el regalo que nos da el cielo.
Así que ya saben, agarren sus binoculares, salgan a mirar al cielo y disfruten de este espectáculo astronómico único. Este cometa es un recordatorio de que somos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos, de un universo lleno de maravillas esperando a ser descubiertas. ¿Ustedes creen que deberíamos invertir más en investigación espacial para poder estudiar estos visitantes del cosmos con más detalle, o es más urgente enfocarnos en solucionar los problemas aquí en la Tierra? Cuéntenme qué piensan en el foro!
Para ponerlos al día, este cometa no viene de nuestro vecindario solar, sino que llegó de muy lejos, directamente del espacio intergaláctico. Imagínense, un viajero espacial de miles de millones de años, pasando por nuestra casa. Después de 'Oumuamua y Borisov, este es el tercer objeto de este tipo que tenemos la suerte de observar, y vaya que está dando qué hablar. Parece mentira que pudiéramos verlo con nuestros propios ojos, eh?
Los expertos dicen que se descubrió el año pasado, allá en Chile, gracias al sistema de rastreo ATLAS. Al principio nadie le dio mucha bola, pero luego se dieron cuenta de que venía a toda velocidad – unos 246 mil kilómetros por hora, ¡una locura!– y que no iba a quedarse atrapado en la órbita del Sol. Eso confirmó que era un verdadero forastero, un turista galáctico de visita.
Este viernes, 19 de diciembre, va a estar lo más cerca que estará de nosotros: a unos 270 millones de kilómetros. Suena lejísimo, ¿verdad? Pues lo es, casi 1,8 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. Así que pueden dormir tranquilos, no hay ningún peligro de que nos venga a visitar de manera no deseada. Pero ojo, después de pasar por aquí, se marcha pa’l espacio profundo, sin avisar ni darle las gracias. ¡Qué barbaridad!
Y hablando de lo que podemos aprender, los científicos han estado usando telescopios super poderosos, como el Hubble y el James Webb, para estudiarlo a fondo. Han detectado nubes de polvo, colas de plasma y hasta gases raros como dióxido de carbono y monóxido de carbono. ¡Parece que este cometa trae consigo secretos del universo primigenio! Algunos incluso dicen que podría darnos pistas sobre cómo se formaron otros sistemas solares, y si en esos mundos lejanos podría haber vida.
Lo interesante es que este cometa es diferente a los que andan por acá normalmente. Tiene una proporción extraña de níquel frente a hierro, y libera mucho más dióxido de carbono que agua. Eso ha dejado a los investigadores rascándose la cabeza tratando de entender qué significa esto. Una de las teorías es que podría ser un remanente de una nebulosa protosolar, es decir, restos de materiales que quedaron flotando después de la formación de las primeras estrellas. ¡Una máquina del tiempo cósmica, diay!
La astrónoma chilena María Teresa Ruiz, en su libro “Hijos de las estrellas” explica que estamos viviendo un momento único, porque somos la primera generación que tiene la oportunidad de estudiar estos objetos interestelares. Es como tener un mensaje del pasado, una cápsula del tiempo enviada desde otro sistema estelar. Aunque todavía hay muchos misterios por resolver, cada observación nos acerca un poco más a comprender los orígenes del universo y nuestro lugar dentro de él. Además, mientras lo vemos, ¡haciendo esa danza cósmica!, agradecemos por el regalo que nos da el cielo.
Así que ya saben, agarren sus binoculares, salgan a mirar al cielo y disfruten de este espectáculo astronómico único. Este cometa es un recordatorio de que somos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos, de un universo lleno de maravillas esperando a ser descubiertas. ¿Ustedes creen que deberíamos invertir más en investigación espacial para poder estudiar estos visitantes del cosmos con más detalle, o es más urgente enfocarnos en solucionar los problemas aquí en la Tierra? Cuéntenme qué piensan en el foro!
