¡Ay, pata! Resulta que el tipo de cambio ha estado haciendo piruetas más raras que un gato en un tendedero. Después de caer al suelo, ¡¢488,06!, la cosa se puso más tensa que un cable de luz en tormenta. El Banco Central, claro, salió a tranquilizarnos diciendo que todo está bajo control y que el mercado está 'funcionando'. Pero, díganme, ¿a quién le entra el pánico si se le acaba la chela en medio de la parranda?
Roger Madrigal, el jefe del BCCR, soltó unas verdades que te hacen pensar: básicamente dice que esto pasó porque hubo demasiados dólares circulando, como si fuera una cosecha gigante de esos billetes verdes. Lo compara con una buena vendimia de tomates o aguacates; cuando hay mucho, el precio baja. Un argumento interesante, claro, pero deja a algunos pensando qué diablos pasa cuando la cosecha se seca.
Y vaya que la cosa se secó rapidito. Según cuentan, durante fin de año, cuando todos estamos gastando como galeotes en regalos y fiestas, la oferta de dólares desaparece como humo. Esto, según el BCCR, vuelve todo a la normalidad. Promete que no tendremos que esperar mucho para ver el tipo de cambio estabilizándose, aunque con la inflación que nos está cayendo, parece que estabilizarse significa seguir subiendo, diay.
Pero no todo es tan fácil como lo pinta el Banco Central. Varios gremios, como Canatur (la cámara de turismo) y Cadexco (exportadores), están sudando frío. Dicen que esta bajada del dólar los está afectando gravemente, amenazando su estabilidad financiera y hasta poniendo en peligro empleos. Imaginen la bronca: la industria turística, nuestro gran motor económico, tambaleándose por el tipo de cambio. ¡Qué torta!
Madrigal, sin embargo, se muestra reacio a aceptar esta perspectiva. Dice que no podemos echarle toda la culpa al tipo de cambio, que tenemos que mejorar nuestra productividad, modernizar la infraestructura, invertir en educación... ¡Uf! Como si fuera tan sencillo. ¿Quién no quiere un país más productivo, mae? Pero mientras tanto, los empresarios siguen viendo cómo sus ganancias se van al traste.
Otra idea que lanzó el BCCR es que más empresas participen en el Monex (el mercado de monedas extranjeras). Argumenta que así pueden mitigar el golpe. Suena bien en teoría, pero la realidad es que muchas pequeñas y medianas empresas ni siquiera saben qué es el Monex, o les parece demasiado complicado. ¡Necesitamos simplificar las cosas, muchachos!
Cadexco, a propósito, propuso que permitieran que más empresas transnacionales y exportadoras entren al Monex. Madrigal respondió que totalmente a favor, y que incluso dan capacitaciones para que sus socios aprendan a usar la plataforma. ¡Un buen paso, sin duda! Aunque queda pendiente ver si realmente se traduce en una mayor participación.
En fin, la cosa está movida. El Banco Central dice que todo está bajo control, los empresarios están preocupados y nosotros, los ciudadanos, seguimos esperando que la economía se estabilice. Entonces, díganme, ¿ustedes creen que el Banco Central está siendo demasiado optimista con respecto a la situación del tipo de cambio y cuál sería la medida más efectiva para apoyar a los sectores económicos afectados por esta volatilidad?
Roger Madrigal, el jefe del BCCR, soltó unas verdades que te hacen pensar: básicamente dice que esto pasó porque hubo demasiados dólares circulando, como si fuera una cosecha gigante de esos billetes verdes. Lo compara con una buena vendimia de tomates o aguacates; cuando hay mucho, el precio baja. Un argumento interesante, claro, pero deja a algunos pensando qué diablos pasa cuando la cosecha se seca.
Y vaya que la cosa se secó rapidito. Según cuentan, durante fin de año, cuando todos estamos gastando como galeotes en regalos y fiestas, la oferta de dólares desaparece como humo. Esto, según el BCCR, vuelve todo a la normalidad. Promete que no tendremos que esperar mucho para ver el tipo de cambio estabilizándose, aunque con la inflación que nos está cayendo, parece que estabilizarse significa seguir subiendo, diay.
Pero no todo es tan fácil como lo pinta el Banco Central. Varios gremios, como Canatur (la cámara de turismo) y Cadexco (exportadores), están sudando frío. Dicen que esta bajada del dólar los está afectando gravemente, amenazando su estabilidad financiera y hasta poniendo en peligro empleos. Imaginen la bronca: la industria turística, nuestro gran motor económico, tambaleándose por el tipo de cambio. ¡Qué torta!
Madrigal, sin embargo, se muestra reacio a aceptar esta perspectiva. Dice que no podemos echarle toda la culpa al tipo de cambio, que tenemos que mejorar nuestra productividad, modernizar la infraestructura, invertir en educación... ¡Uf! Como si fuera tan sencillo. ¿Quién no quiere un país más productivo, mae? Pero mientras tanto, los empresarios siguen viendo cómo sus ganancias se van al traste.
Otra idea que lanzó el BCCR es que más empresas participen en el Monex (el mercado de monedas extranjeras). Argumenta que así pueden mitigar el golpe. Suena bien en teoría, pero la realidad es que muchas pequeñas y medianas empresas ni siquiera saben qué es el Monex, o les parece demasiado complicado. ¡Necesitamos simplificar las cosas, muchachos!
Cadexco, a propósito, propuso que permitieran que más empresas transnacionales y exportadoras entren al Monex. Madrigal respondió que totalmente a favor, y que incluso dan capacitaciones para que sus socios aprendan a usar la plataforma. ¡Un buen paso, sin duda! Aunque queda pendiente ver si realmente se traduce en una mayor participación.
En fin, la cosa está movida. El Banco Central dice que todo está bajo control, los empresarios están preocupados y nosotros, los ciudadanos, seguimos esperando que la economía se estabilice. Entonces, díganme, ¿ustedes creen que el Banco Central está siendo demasiado optimista con respecto a la situación del tipo de cambio y cuál sería la medida más efectiva para apoyar a los sectores económicos afectados por esta volatilidad?
