¡Ay, Dios mío, qué vaina! Resulta que el huracán Melissa, que andaba dando vueltas por el Caribe, nos mandó unas lluvias de caballo por acá, y ahora el MEP tuvo que suspender clases en un montón de escuelas, especialmente en zonas rurales. Parece mentira, porque hasta donde yo vivo apenas llovió un poquito, pero bueno, dicen que por allá las cosas quedaron feas, con ríos revueltos, caminos caídos y vecinos preocupadísimos.
El comunicado oficial dice que la medida se tomó para proteger a estudiantes, maestros y administrativos, y es que claro, ¿pa’ qué arriesgar vidas si podemos esperar a que las aguas bajen y los deslizamientos se estabilicen? Esto afecta principalmente a las Direcciones Regionales de Coto, Grande de Térraba, Santa Cruz, Nicoya y Aguirre, esas zonas que siempre son las primeras en sentir el agua hasta el cuello cuando se arma un problemón. Ya saben, pura vida frente a la naturaleza.
Y hablando de listas largas… ¡madre mía! Revisé la lista completa y prácticamente medio cantón Nicoya está sin clases. Desde Zaragoza hasta Jabillos, pasando por Miramar, Pilas Blancas, El Flor, Chinampas... ¡parece inventario de supermercado! En Santa Cruz también hay un montón: Escuela Paraíso, 27 de Abril, Bejuco, Alemania, El Progreso, y así seguimos. Uno se pone a pensar cómo estarán esos niños, acostumbrados a ir corriendo a la escuela, ahora encerrados en casa esperando que salga el sol.
Pero no todo es drama, ¿eh? Al menos, a los profes les dieron un respiro para poder organizar las cosas y ver cómo apoyar a las familias afectadas. Además, el MEP promete reprogramar las pruebas estandarizadas para los colegios académicos que tenían exámenes esa semana, así que nadie se va a quedar rezagado. Lo importante es mantener la calma y trabajar en equipo para salir adelante, como bien sabemos hacer nosotros los ticos.
Lo curioso de todo esto es que Melissa ni siquiera tocó tierra directamente por Costa Rica. Pero parece que sus efectos colaterales fueron suficientes para sacudirnos un poco. Unas corrientes de aire, unos aguaceros intensos, y ¡boom!, suspensión de clases. Me da risa, pero a la vez me preocupa ver cómo el cambio climático está afectando nuestras comunidades, especialmente a las más vulnerables. Ahora toca ponerle atención a eso, buscar soluciones y prepararnos para lo que venga, porque ya vimos que la naturaleza no perdona.
Por supuesto, hubo algunos quejidos por ahí, gente que decía “¡qué despache!”, “¡ya no se puede estudiar!”. Pero vamos, es normal. Cuando te interrumpen la rutina, uno se siente un poco frustrado. Pero la seguridad de los niños es lo primero, y hay que entender que estas decisiones se toman pensando en ellos. Además, aprovechamos para descansar un ratito, leer un libro, jugar dominó con los abuelos, o simplemente disfrutar de la lluvia desde la ventana. ¡Un día libre nunca viene mal!
Ahora sí, con la información clara y concisa, estamos listos para enfrentar lo que venga. El gobierno ya dijo que estarán monitoreando la situación y coordinando con los comités de emergencia para brindar apoyo a las comunidades afectadas. Y nosotros, los ciudadanos, tenemos que hacer nuestra parte: seguir las indicaciones de las autoridades, cuidar nuestros hogares y ayudarnos mutuamente. Porque al final del día, somos un pueblo unido y resiliente, capaz de superar cualquier obstáculo. Así es Costa Rica, mi hermano.
Después de toda esta movida, ¿ustedes creen que deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana y prevención de desastres naturales, o piensan que la respuesta del gobierno es suficiente? Compartan sus opiniones en el foro, ¡me interesa saber qué piensa la gente sobre este tema!
El comunicado oficial dice que la medida se tomó para proteger a estudiantes, maestros y administrativos, y es que claro, ¿pa’ qué arriesgar vidas si podemos esperar a que las aguas bajen y los deslizamientos se estabilicen? Esto afecta principalmente a las Direcciones Regionales de Coto, Grande de Térraba, Santa Cruz, Nicoya y Aguirre, esas zonas que siempre son las primeras en sentir el agua hasta el cuello cuando se arma un problemón. Ya saben, pura vida frente a la naturaleza.
Y hablando de listas largas… ¡madre mía! Revisé la lista completa y prácticamente medio cantón Nicoya está sin clases. Desde Zaragoza hasta Jabillos, pasando por Miramar, Pilas Blancas, El Flor, Chinampas... ¡parece inventario de supermercado! En Santa Cruz también hay un montón: Escuela Paraíso, 27 de Abril, Bejuco, Alemania, El Progreso, y así seguimos. Uno se pone a pensar cómo estarán esos niños, acostumbrados a ir corriendo a la escuela, ahora encerrados en casa esperando que salga el sol.
Pero no todo es drama, ¿eh? Al menos, a los profes les dieron un respiro para poder organizar las cosas y ver cómo apoyar a las familias afectadas. Además, el MEP promete reprogramar las pruebas estandarizadas para los colegios académicos que tenían exámenes esa semana, así que nadie se va a quedar rezagado. Lo importante es mantener la calma y trabajar en equipo para salir adelante, como bien sabemos hacer nosotros los ticos.
Lo curioso de todo esto es que Melissa ni siquiera tocó tierra directamente por Costa Rica. Pero parece que sus efectos colaterales fueron suficientes para sacudirnos un poco. Unas corrientes de aire, unos aguaceros intensos, y ¡boom!, suspensión de clases. Me da risa, pero a la vez me preocupa ver cómo el cambio climático está afectando nuestras comunidades, especialmente a las más vulnerables. Ahora toca ponerle atención a eso, buscar soluciones y prepararnos para lo que venga, porque ya vimos que la naturaleza no perdona.
Por supuesto, hubo algunos quejidos por ahí, gente que decía “¡qué despache!”, “¡ya no se puede estudiar!”. Pero vamos, es normal. Cuando te interrumpen la rutina, uno se siente un poco frustrado. Pero la seguridad de los niños es lo primero, y hay que entender que estas decisiones se toman pensando en ellos. Además, aprovechamos para descansar un ratito, leer un libro, jugar dominó con los abuelos, o simplemente disfrutar de la lluvia desde la ventana. ¡Un día libre nunca viene mal!
Ahora sí, con la información clara y concisa, estamos listos para enfrentar lo que venga. El gobierno ya dijo que estarán monitoreando la situación y coordinando con los comités de emergencia para brindar apoyo a las comunidades afectadas. Y nosotros, los ciudadanos, tenemos que hacer nuestra parte: seguir las indicaciones de las autoridades, cuidar nuestros hogares y ayudarnos mutuamente. Porque al final del día, somos un pueblo unido y resiliente, capaz de superar cualquier obstáculo. Así es Costa Rica, mi hermano.
Después de toda esta movida, ¿ustedes creen que deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana y prevención de desastres naturales, o piensan que la respuesta del gobierno es suficiente? Compartan sus opiniones en el foro, ¡me interesa saber qué piensa la gente sobre este tema!