¡Ay, Dios mío! Resulta que andamos viviendo una movida rara con la economía, ¿verdad? El Gobierno anda ahí, dando tumbos diciendo que estamos 'volando', que los precios bajan y todo va de maravilla. Pero como dice mi abuela, 'no hay que fiarse de los cantos de sirena'. Unos economistas de pura cepa están levantando la voz y señalando que esta historia de la inflación negativa, lejos de ser una bendición, puede meternos en un brete gordo.
La cosa es que desde abril de este año, los precios sí han dado un respiro, pa’ qué les voy a mentir. En noviembre, hasta llegamos a tener una variación interanual de -0,38%. Suena bonito, ¿eh? Pero resulta que esa tranquilidad aparente trae consigo riesgos que ni el Ministro de Hacienda parece ver. Imagínate, estamos hablando de un asunto que podría afectar a todos, desde el vecino que quiere comprarle comida al hijo, hasta la empresa grande que busca invertir y crecer.
Un estudio serio, hecho por Daniel Ortiz y Luis Liberman – unos tipos que saben un huevo de economía – analizó el tema a fondo. Se llama 'El Sistema de Intermediación Financiera Costarricense: evolución, desafíos y perspectivas 2014-2024' y básicamente pinta un panorama preocupante. Según ellos, si nos acostumbramos a que los precios estén quietecitos, podemos caer en una espiral deflacionaria. ¿Y eso qué significa? Que la gente se espanta y pospone las compras, las empresas dejan de invertir… ¡un diay!
Ahora, pensemos en las empresas. Si los precios no suben, los márgenes de ganancia se reducen. Dudo que puedan seguir pagando buenos salarios, ¿o no? Además, conseguir créditos se vuelve más difícil y las inversiones se van al suelo porque la rentabilidad ya no justifica el riesgo. Es como intentar remar contra corriente; te cansas, te frustras y al final terminas estancado, chunches.
Pero no es solo cosa de las empresas, eh. Nos toca a nosotros también. Con una inflación baja o negativa, las tasas de interés reales pueden subir, encareciendo el crédito para comprar una casa, un carro... ¡lo que sea! Además, si los ingresos no crecen al mismo ritmo, nuestro poder adquisitivo disminuye y empezamos a andar con el carrito apretado. Ya sabemos cómo es vivir con poco, diay.
El Banco Central, aunque lo diga con rodeos, tampoco está precisamente celebrando la situación. Admiten que la inflación tardará en volver al rango ideal (entre 2% y 4%), ¡casi tres años! Eso representa un retraso considerable respecto a lo que prometieron hace unos meses. Parece que alguien se equivocó de cálculo, y ahora nos toca pagar la factura a nosotros, los trabajadores, los emprendedores, los consumidores…
Están los que dicen que la estabilidad de precios es algo bueno, pero estos economistas nos recuerdan que la economía necesita un poquito de movimiento. Salarios y precios necesitan ajustarse para que todo funcione bien. Cuando todo está congelado, la demanda se enfría y la economía entra en un círculo vicioso de bajo crecimiento. Es como un carro que se queda sin gasolina: no avanza a ningún lado, maquina.
Entonces, la gran pregunta que me hago es: ¿Estamos realmente conscientes de los riesgos que implica esta política económica actual? ¿Creemos que el Gobierno está manejando la situación correctamente o deberíamos exigir medidas más efectivas para impulsar la economía a largo plazo? Compartan sus opiniones, quiero saber qué piensa el Foro sobre esto, ¡esta vara es complicada!
La cosa es que desde abril de este año, los precios sí han dado un respiro, pa’ qué les voy a mentir. En noviembre, hasta llegamos a tener una variación interanual de -0,38%. Suena bonito, ¿eh? Pero resulta que esa tranquilidad aparente trae consigo riesgos que ni el Ministro de Hacienda parece ver. Imagínate, estamos hablando de un asunto que podría afectar a todos, desde el vecino que quiere comprarle comida al hijo, hasta la empresa grande que busca invertir y crecer.
Un estudio serio, hecho por Daniel Ortiz y Luis Liberman – unos tipos que saben un huevo de economía – analizó el tema a fondo. Se llama 'El Sistema de Intermediación Financiera Costarricense: evolución, desafíos y perspectivas 2014-2024' y básicamente pinta un panorama preocupante. Según ellos, si nos acostumbramos a que los precios estén quietecitos, podemos caer en una espiral deflacionaria. ¿Y eso qué significa? Que la gente se espanta y pospone las compras, las empresas dejan de invertir… ¡un diay!
Ahora, pensemos en las empresas. Si los precios no suben, los márgenes de ganancia se reducen. Dudo que puedan seguir pagando buenos salarios, ¿o no? Además, conseguir créditos se vuelve más difícil y las inversiones se van al suelo porque la rentabilidad ya no justifica el riesgo. Es como intentar remar contra corriente; te cansas, te frustras y al final terminas estancado, chunches.
Pero no es solo cosa de las empresas, eh. Nos toca a nosotros también. Con una inflación baja o negativa, las tasas de interés reales pueden subir, encareciendo el crédito para comprar una casa, un carro... ¡lo que sea! Además, si los ingresos no crecen al mismo ritmo, nuestro poder adquisitivo disminuye y empezamos a andar con el carrito apretado. Ya sabemos cómo es vivir con poco, diay.
El Banco Central, aunque lo diga con rodeos, tampoco está precisamente celebrando la situación. Admiten que la inflación tardará en volver al rango ideal (entre 2% y 4%), ¡casi tres años! Eso representa un retraso considerable respecto a lo que prometieron hace unos meses. Parece que alguien se equivocó de cálculo, y ahora nos toca pagar la factura a nosotros, los trabajadores, los emprendedores, los consumidores…
Están los que dicen que la estabilidad de precios es algo bueno, pero estos economistas nos recuerdan que la economía necesita un poquito de movimiento. Salarios y precios necesitan ajustarse para que todo funcione bien. Cuando todo está congelado, la demanda se enfría y la economía entra en un círculo vicioso de bajo crecimiento. Es como un carro que se queda sin gasolina: no avanza a ningún lado, maquina.
Entonces, la gran pregunta que me hago es: ¿Estamos realmente conscientes de los riesgos que implica esta política económica actual? ¿Creemos que el Gobierno está manejando la situación correctamente o deberíamos exigir medidas más efectivas para impulsar la economía a largo plazo? Compartan sus opiniones, quiero saber qué piensa el Foro sobre esto, ¡esta vara es complicada!