¡Ay, Dios mío, qué despiche! Ya empezó la temporada del aguinaldo y parece que los delincuentes también están listos para sacarle provecho. Este año, el OIJ nos está poniendo encima de las manos con las nuevas trampas que andan montando para vacilar a la gente, especialmente a esos maes que quieren aprovechar los descuentos y ofertas de fin de año.
Parece que este año los cambales de los estafadores están más afilados que nunca. Según los investigadores del OIJ, los timos se han vuelto más sofisticados, mezclando técnicas digitales con engaños cara a cara, aprovechándose de la ilusión del viaje soñado y de la necesidad de conseguir dólares a buen precio. Vamos, pura torta disfrazada de oportunidad.
Una de las modas ahora es la de las agencias de viajes fantasma. Te llaman, te dicen que ganaste un premio, una estadía en un resort cinco estrellas, ¡y tú pensando que te va a tocar vivir el sueño! Luego te invitan a una “presentación” en un restaurantito elegante, te muestran fotos bonitas, te ofrecen tasas de interés inexistentes... y ahí, chunches, te meten la ganzúa. Te piden la tarjeta de crédito como si fuera una garantía y, bum, ¡la vacían!
Tenemos casos de familias que perdieron más de cuatro millones de colones, ¡cuatro millones! Imagínate, con eso podrías pagar la colegiatura de varios años, o comprarte un carro usado decente. Pero no, se lo fueron a dar a unos barrazaurs que saben bien cómo hacerle la movida a la gente. Y lo peor es que luego, ¡vuelven a buscarte para ofrecerte “comprar” esa membresía que ni siquiera existe! ¡Qué nivel de cara dura, diay!
Luego tenemos el tema de los dólares. Ahora, con tanta urgencia de cambiar plata y el tipo de cambio fluctuando, los estafadores están usando WhatsApp para meter goles. Pierdes el acceso a tu cuenta, aparece tu pana ofreciéndote dólares a precio ridículo, y la gente, confiada, le manda la lana a una cuenta bancaria sin pensar dos veces. Después, cuando se dan cuenta de la bronca, ¡ya les hicieron la vaca! Que no falten los escuditos, parce.
Y no olvidemos a nuestros abuelos, que son los que más sufren con la venta de lotería falsa. Se acercan a ellos en la calle, ofreciéndoles fracciones de lotería de la JPS, pero en lugar de darles números, les entregan billetes falsos. Hay un caso que me dejó helado: un abuelito cambió casi doscientos mil colones en premios de lotería por billetes que no valían ni para encender un candil. ¡Qué sal!
Los investigadores del OIJ están haciendo lo posible por desenmascarar a estos delincuentes, pero necesitamos estar alertas. El consejo es simple: si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. No te dejes llevar por las prisas, verifica la información, pregunta a tus familiares y amigos, y no le pases la lana al primero que te aparezca con una oferta jugosa. ¡Porfaa! La precaución nunca está de más, máxime cuando se trata de proteger nuestro aguinaldo, que es con eso que nos vamos a dar los gustos de diciembre.
Con tantas trampas y timos dando vuelta, ¿qué medidas creen ustedes que deberíamos tomar para protegernos y evitar caer en estas redes de estafa? ¿Ustedes ya han sido víctimas de algún intento de fraude similar?
Parece que este año los cambales de los estafadores están más afilados que nunca. Según los investigadores del OIJ, los timos se han vuelto más sofisticados, mezclando técnicas digitales con engaños cara a cara, aprovechándose de la ilusión del viaje soñado y de la necesidad de conseguir dólares a buen precio. Vamos, pura torta disfrazada de oportunidad.
Una de las modas ahora es la de las agencias de viajes fantasma. Te llaman, te dicen que ganaste un premio, una estadía en un resort cinco estrellas, ¡y tú pensando que te va a tocar vivir el sueño! Luego te invitan a una “presentación” en un restaurantito elegante, te muestran fotos bonitas, te ofrecen tasas de interés inexistentes... y ahí, chunches, te meten la ganzúa. Te piden la tarjeta de crédito como si fuera una garantía y, bum, ¡la vacían!
Tenemos casos de familias que perdieron más de cuatro millones de colones, ¡cuatro millones! Imagínate, con eso podrías pagar la colegiatura de varios años, o comprarte un carro usado decente. Pero no, se lo fueron a dar a unos barrazaurs que saben bien cómo hacerle la movida a la gente. Y lo peor es que luego, ¡vuelven a buscarte para ofrecerte “comprar” esa membresía que ni siquiera existe! ¡Qué nivel de cara dura, diay!
Luego tenemos el tema de los dólares. Ahora, con tanta urgencia de cambiar plata y el tipo de cambio fluctuando, los estafadores están usando WhatsApp para meter goles. Pierdes el acceso a tu cuenta, aparece tu pana ofreciéndote dólares a precio ridículo, y la gente, confiada, le manda la lana a una cuenta bancaria sin pensar dos veces. Después, cuando se dan cuenta de la bronca, ¡ya les hicieron la vaca! Que no falten los escuditos, parce.
Y no olvidemos a nuestros abuelos, que son los que más sufren con la venta de lotería falsa. Se acercan a ellos en la calle, ofreciéndoles fracciones de lotería de la JPS, pero en lugar de darles números, les entregan billetes falsos. Hay un caso que me dejó helado: un abuelito cambió casi doscientos mil colones en premios de lotería por billetes que no valían ni para encender un candil. ¡Qué sal!
Los investigadores del OIJ están haciendo lo posible por desenmascarar a estos delincuentes, pero necesitamos estar alertas. El consejo es simple: si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. No te dejes llevar por las prisas, verifica la información, pregunta a tus familiares y amigos, y no le pases la lana al primero que te aparezca con una oferta jugosa. ¡Porfaa! La precaución nunca está de más, máxime cuando se trata de proteger nuestro aguinaldo, que es con eso que nos vamos a dar los gustos de diciembre.
Con tantas trampas y timos dando vuelta, ¿qué medidas creen ustedes que deberíamos tomar para protegernos y evitar caer en estas redes de estafa? ¿Ustedes ya han sido víctimas de algún intento de fraude similar?
