¡Ay, Dios mío! Se nos fue Jonathan Sánchez, el estilista que ponía a lucir a todos los modelos del país. La noticia cayó como una bomba anoche, dejando a toda la comunidad artística y a sus familiares destrozados. Lo encontraron en el río Ciruelas, en Alajuela, y ahora, pues, solo queda llorar y recordar a este mae que le daba color y estilo a nuestro país.
Para quienes no estaban enterados, Jonathan desapareció hace unos días, y la búsqueda fue intensa. Familias, amigos, hasta desconocidos se sumaron para tratar de encontrarlo. Imagínense el angustia de sus hermanos, Kenneth y Carol, buscando por todos lados, con la esperanza de verlo regresar sano y salvo. Qué historia más dura, poder despedirlo así, sin darle un abrazo final.
Pero hablando de Carol, la hermana, escribió unas líneas en sus redes sociales que tocaron el alma de to’a la gente. Dijo que no había palabras para expresar el dolor que sentía, pero que estaba orgullosa del legado que dejó Jonathan. Que él siempre luchó por sus sueños y que verle alcanzar sus metas era su mayor alegría. ¡Imagínate, tener una hermana así, que te apoye y te admire tanto!
Recordó también esos ratitos que pasaban juntos de niños, jugando muñecas, contándose secretos y riéndose a carcajadas. “Gracias por cada momento compartido”, escribió Carol, con el corazón en la mano. Le agradecía por cuidarla, por protegerla y por llenarle la vida de cariño. Uno se pone a pensar en esas pequeñas cosas que hacen la vida especial, ¿verdad?
Y no podemos dejar de mencionar el amor incondicional que Jonathan sentía por su familia. Según su hermana, llevaba en su piel la certeza de que siempre la iban a amar. Esperaba, con toda su alma, haber visto eso antes de partir. Un mensaje tan sincero, tan lleno de sentimientos genuinos, que llega directo al corazón. Esa conexión familiar, pues, es un tesoro invaluable.
Kenneth, el otro hermano, también dedicó unas palabras emotivas a Jonathan, resaltando su talento y creatividad. Destacó que su legado trascenderá el tiempo y que su nombre seguirá vivo en la memoria de quienes lo conocieron. Un verdadero artista, un mae con ganas de hacer cosas bonitas y dejar una huella positiva en el mundo. Y vaya que lo logró, pobrecito.
La noticia ha generado conmoción y solidaridad en todo el país. Las redes sociales están inundadas de mensajes de condolencias y muestras de apoyo hacia la familia Sánchez. Gente de todas partes enviando sus buenos deseos y reconociendo la valía humana y profesional de Jonathan. Demuestra que, aunque hay mucha vaina mala pasando en el mundo, todavía hay espacio para la empatía y el cariño.
Ahora, contando toda esta tragedia, uno se queda pensando: ¿Cómo podemos apoyar a las familias que atraviesan momentos tan difíciles como este? ¿Creen que el Estado debería ofrecer más ayuda psicológica o económica a las personas afectadas por estas situaciones inesperadas, o es responsabilidad exclusiva de la familia y la comunidad?
Para quienes no estaban enterados, Jonathan desapareció hace unos días, y la búsqueda fue intensa. Familias, amigos, hasta desconocidos se sumaron para tratar de encontrarlo. Imagínense el angustia de sus hermanos, Kenneth y Carol, buscando por todos lados, con la esperanza de verlo regresar sano y salvo. Qué historia más dura, poder despedirlo así, sin darle un abrazo final.
Pero hablando de Carol, la hermana, escribió unas líneas en sus redes sociales que tocaron el alma de to’a la gente. Dijo que no había palabras para expresar el dolor que sentía, pero que estaba orgullosa del legado que dejó Jonathan. Que él siempre luchó por sus sueños y que verle alcanzar sus metas era su mayor alegría. ¡Imagínate, tener una hermana así, que te apoye y te admire tanto!
Recordó también esos ratitos que pasaban juntos de niños, jugando muñecas, contándose secretos y riéndose a carcajadas. “Gracias por cada momento compartido”, escribió Carol, con el corazón en la mano. Le agradecía por cuidarla, por protegerla y por llenarle la vida de cariño. Uno se pone a pensar en esas pequeñas cosas que hacen la vida especial, ¿verdad?
Y no podemos dejar de mencionar el amor incondicional que Jonathan sentía por su familia. Según su hermana, llevaba en su piel la certeza de que siempre la iban a amar. Esperaba, con toda su alma, haber visto eso antes de partir. Un mensaje tan sincero, tan lleno de sentimientos genuinos, que llega directo al corazón. Esa conexión familiar, pues, es un tesoro invaluable.
Kenneth, el otro hermano, también dedicó unas palabras emotivas a Jonathan, resaltando su talento y creatividad. Destacó que su legado trascenderá el tiempo y que su nombre seguirá vivo en la memoria de quienes lo conocieron. Un verdadero artista, un mae con ganas de hacer cosas bonitas y dejar una huella positiva en el mundo. Y vaya que lo logró, pobrecito.
La noticia ha generado conmoción y solidaridad en todo el país. Las redes sociales están inundadas de mensajes de condolencias y muestras de apoyo hacia la familia Sánchez. Gente de todas partes enviando sus buenos deseos y reconociendo la valía humana y profesional de Jonathan. Demuestra que, aunque hay mucha vaina mala pasando en el mundo, todavía hay espacio para la empatía y el cariño.
Ahora, contando toda esta tragedia, uno se queda pensando: ¿Cómo podemos apoyar a las familias que atraviesan momentos tan difíciles como este? ¿Creen que el Estado debería ofrecer más ayuda psicológica o económica a las personas afectadas por estas situaciones inesperadas, o es responsabilidad exclusiva de la familia y la comunidad?
