¡Aguante, pura vida! Después de años esperando, la Aresep finalmente nos dio un respingo en el bolsillo. Anunciaron una bajada en los precios de la gasolina y el diésel que entra a regir en enero, justo cuando empezamos el año nuevo. Un poquito de aire fresco para todos esos que nos movemos en carro, moto o bus, ¿eh?
La movida detrás de esto es un ajuste larguísimo que le estaban haciendo a Recope, la refinadora estatal. Resulta que el ‘margen de operación’ –ese nombre técnico que da escalofríos– no se tocaba desde el 2019. Imagínate, ¡casi cinco años! Mientras tanto, el mercado global andaba dando vueltas, los costos se iban pa’ arriba y nosotros pagábamos la cresta. Como dicen por ahí, “el tiempo es oro” y este margen estaba bien desactualizado.
Según Mario Mora, el intendente de Energía de la Aresep, era urgente revisar estas cosas. Él mismo lo dijo: el margen tiene que estar a la onda de la realidad actual, no vivir en el pasado. Es como querer arreglar un carro con piezas de los ’80, ¡no va a funcionar!
Y miren qué significan esas pequeñas diferencias de precio. La gasolina súper va a bajar cuatro colones, quedándonos en ¢639 el litro. La regular, tres colones menos, a ¢632. Pero la verdadera sorpresa es el diésel, que recibe la bajada más grande: ¡ocho colones menos!, pasándole de ¢557 a ¢549 el litro. Una decente mejora, vamos.
Ahora bien, sí, sabemos que muchos van a decir: “¿cuatro, tres u ocho colones? ¡Eso no es nada!”. Y tienen razón, no nos vamos a hacer millonarios de la noche a la mañana. Pero la Aresep quiere hacernos entender que esto es algo más profundo. No es solo un bajón momentáneo por cómo anda el petróleo afuera; es un arreglo estructural que, si funciona bien, podría traer más cambios en el futuro.
De hecho, este movimiento abre la puerta a meterle mano a otras tarifas dentro del sistema. Llevaban rato pidiendo que se hiciera una revisión más frecuente, para que los precios estén siempre al día con la realidad. Quizás ahora, con este precedente, las cosas empiecen a moverse más rápido y podamos dejar atrás algunas de esas cargas que nos ponen al día de día.
Para los transportistas, las empresas y las familias que dependemos del combustible, esto es un pequeño respiro. Después de tanto tiempo apretados, hasta una gotita de agua refresca, ¿verdad? Y ojalá sirva como señal de que podemos exigir mejoras y transparencia en estos temas tan importantes para nuestro bolsillo. Este país necesita que las cosas anden bien, y la energía es clave para todo.
Pero dime tú, ¿crees que esta bajada en los combustibles será suficiente para sentir un verdadero alivio económico en casa, o es solo un parche temporal? ¿Y qué medidas crees que debería tomar el gobierno para asegurar precios justos y accesibles a largo plazo?
La movida detrás de esto es un ajuste larguísimo que le estaban haciendo a Recope, la refinadora estatal. Resulta que el ‘margen de operación’ –ese nombre técnico que da escalofríos– no se tocaba desde el 2019. Imagínate, ¡casi cinco años! Mientras tanto, el mercado global andaba dando vueltas, los costos se iban pa’ arriba y nosotros pagábamos la cresta. Como dicen por ahí, “el tiempo es oro” y este margen estaba bien desactualizado.
Según Mario Mora, el intendente de Energía de la Aresep, era urgente revisar estas cosas. Él mismo lo dijo: el margen tiene que estar a la onda de la realidad actual, no vivir en el pasado. Es como querer arreglar un carro con piezas de los ’80, ¡no va a funcionar!
Y miren qué significan esas pequeñas diferencias de precio. La gasolina súper va a bajar cuatro colones, quedándonos en ¢639 el litro. La regular, tres colones menos, a ¢632. Pero la verdadera sorpresa es el diésel, que recibe la bajada más grande: ¡ocho colones menos!, pasándole de ¢557 a ¢549 el litro. Una decente mejora, vamos.
Ahora bien, sí, sabemos que muchos van a decir: “¿cuatro, tres u ocho colones? ¡Eso no es nada!”. Y tienen razón, no nos vamos a hacer millonarios de la noche a la mañana. Pero la Aresep quiere hacernos entender que esto es algo más profundo. No es solo un bajón momentáneo por cómo anda el petróleo afuera; es un arreglo estructural que, si funciona bien, podría traer más cambios en el futuro.
De hecho, este movimiento abre la puerta a meterle mano a otras tarifas dentro del sistema. Llevaban rato pidiendo que se hiciera una revisión más frecuente, para que los precios estén siempre al día con la realidad. Quizás ahora, con este precedente, las cosas empiecen a moverse más rápido y podamos dejar atrás algunas de esas cargas que nos ponen al día de día.
Para los transportistas, las empresas y las familias que dependemos del combustible, esto es un pequeño respiro. Después de tanto tiempo apretados, hasta una gotita de agua refresca, ¿verdad? Y ojalá sirva como señal de que podemos exigir mejoras y transparencia en estos temas tan importantes para nuestro bolsillo. Este país necesita que las cosas anden bien, y la energía es clave para todo.
Pero dime tú, ¿crees que esta bajada en los combustibles será suficiente para sentir un verdadero alivio económico en casa, o es solo un parche temporal? ¿Y qué medidas crees que debería tomar el gobierno para asegurar precios justos y accesibles a largo plazo?
