¡Aguántense, mae! Buenas noticias pro los que nos ganamos la vida solos, breteando como verdaderos luchadores. Ya no tendrán que armar hastaña buscando recibos pa’ demostrarle al Ministerio de Hacienda cuánto gastamos en nuestro chunche de trabajo. A partir del año que entra, 2026, podremos deducir directamente el 25% de nuestros ingresos sin tener que sudarle tanto al papeleo. ¡Una verdadera bendición!
Esto salió del horno gracias a una reforma que le metieron a la Ley del Impuesto Sobre la Renta, cortesía del Colegio de Contadores Públicos. Resulta que ellos anduvieron insistiendo desde el año pasado pa’ que nos faciliten un poquito la vida. Imagínate, cada vez que hay que declarar, es como si te sacaran a rastras a un laberinto lleno de formularios y comprobantes. Ahora, esto viene a alivianarnos la carga.
La gacetilla oficial –alcance número 158 de La Gaceta número 233– cayó hace unos días, justo el jueves 11 de diciembre. Eso significa que ya es ley, piedra fija. Así que preparen sus libretas y calculadoras, porque este nuevo beneficio llegó pa’ quedarse. Pero ojo, que aquí no hay magia, hay reglas que cumplir, vamos a verlas.
Según Dunia Zamora, la presidenta del Colegio de Contadores, tenemos dos opciones pa’ declarar nuestro impuesto sobre la renta de utilidades. Una es seguir como siempre, guardando todos los recibos y demostrando cada gasto útil y necesario pa’ producir esos dineros. Ahí sí, todo tiene que estar respaldo y cumplir con las normas de deducibilidad. Pero la otra, y esta es la que nos interesa a los que no queremos perder tiempo buscando boletas, es acogernos a esa deducción automática del 25%. ¡Así nomás, sin comprobantes!
Piensa en los carpinteros, los estilistas, los fontaneros, los agentes vendedores… todos aquellos que trabajamos por cuenta propia y no tenemos un jefe que nos dé planilla. Antes, era un verdadero dolor de cabeza demostrar cómo invertimos nuestro dinero en herramientas, materiales y gastos relacionados con nuestro oficio. Ahora, simplemente declaramos y listo. ¡Un respiro tremendo, diay!
Pero atenti, mae, que no todo es miel sobre hojuelas. Zamora dejó claro que no podemos mezclar las dos opciones. Tenemos que decidir cuál nos conviene más al momento de hacer nuestra declaración. Entonces, analizamos bien nuestras finanzas, vemos cuántos gastos hemos tenido realmente y elegimos la opción que nos deje pagando menos impuesto. Un buen contador siempre nos puede echar una mano con eso.
Lo bueno de todo esto es que también nos ayuda a formalizarnos más. Al tener un registro claro de nuestros ingresos y gastos, podemos acceder a créditos bancarios con mejores condiciones y a programas de apoyo pa’ emprendedores. Ya saben, dejar atrás esas prácticas informales y entrarle al brete con todas las de ganar. Además, reduce el riesgo de andar pidiendo prestado a tipos sospechosos, que luego te cobran intereses astronómicos. Mejor irnos por la vía legal y segura.
En fin, una excelente noticia pa’ todos los que le ponemos empeño a nuestro trabajo independiente. Menos trámites, más tiempo pa’ dedicarnos a lo que hacemos y, sobre todo, menos estrés al final del año. Ahora me pregunto, ¿creen que este incentivo motivará a más personas a lanzarse a emprender por su cuenta o seguirá habiendo demasiado miedo a los riesgos que implica? Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre esto!
Esto salió del horno gracias a una reforma que le metieron a la Ley del Impuesto Sobre la Renta, cortesía del Colegio de Contadores Públicos. Resulta que ellos anduvieron insistiendo desde el año pasado pa’ que nos faciliten un poquito la vida. Imagínate, cada vez que hay que declarar, es como si te sacaran a rastras a un laberinto lleno de formularios y comprobantes. Ahora, esto viene a alivianarnos la carga.
La gacetilla oficial –alcance número 158 de La Gaceta número 233– cayó hace unos días, justo el jueves 11 de diciembre. Eso significa que ya es ley, piedra fija. Así que preparen sus libretas y calculadoras, porque este nuevo beneficio llegó pa’ quedarse. Pero ojo, que aquí no hay magia, hay reglas que cumplir, vamos a verlas.
Según Dunia Zamora, la presidenta del Colegio de Contadores, tenemos dos opciones pa’ declarar nuestro impuesto sobre la renta de utilidades. Una es seguir como siempre, guardando todos los recibos y demostrando cada gasto útil y necesario pa’ producir esos dineros. Ahí sí, todo tiene que estar respaldo y cumplir con las normas de deducibilidad. Pero la otra, y esta es la que nos interesa a los que no queremos perder tiempo buscando boletas, es acogernos a esa deducción automática del 25%. ¡Así nomás, sin comprobantes!
Piensa en los carpinteros, los estilistas, los fontaneros, los agentes vendedores… todos aquellos que trabajamos por cuenta propia y no tenemos un jefe que nos dé planilla. Antes, era un verdadero dolor de cabeza demostrar cómo invertimos nuestro dinero en herramientas, materiales y gastos relacionados con nuestro oficio. Ahora, simplemente declaramos y listo. ¡Un respiro tremendo, diay!
Pero atenti, mae, que no todo es miel sobre hojuelas. Zamora dejó claro que no podemos mezclar las dos opciones. Tenemos que decidir cuál nos conviene más al momento de hacer nuestra declaración. Entonces, analizamos bien nuestras finanzas, vemos cuántos gastos hemos tenido realmente y elegimos la opción que nos deje pagando menos impuesto. Un buen contador siempre nos puede echar una mano con eso.
Lo bueno de todo esto es que también nos ayuda a formalizarnos más. Al tener un registro claro de nuestros ingresos y gastos, podemos acceder a créditos bancarios con mejores condiciones y a programas de apoyo pa’ emprendedores. Ya saben, dejar atrás esas prácticas informales y entrarle al brete con todas las de ganar. Además, reduce el riesgo de andar pidiendo prestado a tipos sospechosos, que luego te cobran intereses astronómicos. Mejor irnos por la vía legal y segura.
En fin, una excelente noticia pa’ todos los que le ponemos empeño a nuestro trabajo independiente. Menos trámites, más tiempo pa’ dedicarnos a lo que hacemos y, sobre todo, menos estrés al final del año. Ahora me pregunto, ¿creen que este incentivo motivará a más personas a lanzarse a emprender por su cuenta o seguirá habiendo demasiado miedo a los riesgos que implica? Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre esto!
