¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con la bronca del arroz, chava. Este martes, los arroceros decidieron ponerle el dedo encima a la Asamblea Legislativa, haciendo una protesta que, vamos, tenía toda la intención de llamar la atención. Y vaya que la llamaron, porque la reacción de Pilar Cisneros…ufff, ahí sí que se armó la fiereza.
La movida era sencilla, aunque bastante ingeniosa: entregar a los diputados un plato de casado, pero con un 60% menos de arroz. Sí, así mismo lo escuchaste. Una cucharadita de arroz menos, simbolizando esas más de 21 mil hectáreas de siembra que se fueron al garete desde que este gobierno cambió algunas cositas en las políticas agrícolas, allá por agosto del año pasado. Digamos que querían hacernos ver cómo anda la cosa realmente.
La idea era buena, la ejecución también. Los arroceros llevaban pancartas, grititos de rigor, pidiendo apoyo para el proyecto de ley 24.211, el famoso Fonarroz. Este proyecto, que dicen, va a salvar la seguridad alimentaria de nosotros los ticos y va a darle un empujoncito a la economía campesina. Un brete, en fin, para tratar de hacerse escuchar en medio de tanto político que parece tener otras prioridades.
Y hablando de políticos, el diputado Ariel Robles del Frente Amplio, que siempre está pendiente, pidió a sus colegas que se unieran al almuerzo. Que se animaran a probar el casado incompleto y a entender la magnitud de la crisis que vive el sector. Parecía todo encaminado, había buena onda, se sentía un poquito de esperanza... hasta que apareció Pilar Cisneros, reina de la frialdad.
Robles, con mucho respeto, se acercó a la jefa de fracción para ofrecerle un bocado de esa comida símbolo. Pero ella, ¡ay!, lo rechazó de pura cepa. Eso encendió las alarmas entre los arroceros, que explotaron en críticas durísimas contra la diputada. "¿Qué odio nos tiene Pilar Cisneros?", exclamaron, visiblemente molestos. "Vean ustedes la posición. ¿Cómo es posible que desprecie la comida que le estamos ofreciendo? Eso no está bien, señores."
La verdad es que la actitud de Cisneros dejó a todos boquiabiertos. Muchos otros diputados sí aceptaron el plato, mostrándole a los arroceros un poquito de solidaridad. Pero la negativa de la jefa de fracción dio la impresión de que la bancada oficialista simplemente no quiere saber nada del problema de los arroceros, que llevan meses luchando por mantener viva su industria. Ya saben, los maes agricultores, a veces se topan con paredes de ladrillo.
Ahora, según el diputado Robles, el miércoles van a tener sesiones extraordinarias para discutir este proyecto de ley. Esperan que el jueves logren meterlo en votación y llevarlo hasta el final. La expectativa es grande, pero la experiencia nos dice que las cosas rara vez salen como queremos. Uno nunca sabe qué sorpresas nos puede traer el mundo político, diay.
Esta situación nos deja pensando: ¿Hasta dónde llegará el gobierno a ignorar las necesidades del sector agrícola, y cuál será el costo final para nuestra mesa y para la economía del país? ¿Creen que la insistencia de los arroceros finalmente logrará mover las aguas en la Asamblea, o seguiremos viendo cómo este importante sector se hunde lentamente?
La movida era sencilla, aunque bastante ingeniosa: entregar a los diputados un plato de casado, pero con un 60% menos de arroz. Sí, así mismo lo escuchaste. Una cucharadita de arroz menos, simbolizando esas más de 21 mil hectáreas de siembra que se fueron al garete desde que este gobierno cambió algunas cositas en las políticas agrícolas, allá por agosto del año pasado. Digamos que querían hacernos ver cómo anda la cosa realmente.
La idea era buena, la ejecución también. Los arroceros llevaban pancartas, grititos de rigor, pidiendo apoyo para el proyecto de ley 24.211, el famoso Fonarroz. Este proyecto, que dicen, va a salvar la seguridad alimentaria de nosotros los ticos y va a darle un empujoncito a la economía campesina. Un brete, en fin, para tratar de hacerse escuchar en medio de tanto político que parece tener otras prioridades.
Y hablando de políticos, el diputado Ariel Robles del Frente Amplio, que siempre está pendiente, pidió a sus colegas que se unieran al almuerzo. Que se animaran a probar el casado incompleto y a entender la magnitud de la crisis que vive el sector. Parecía todo encaminado, había buena onda, se sentía un poquito de esperanza... hasta que apareció Pilar Cisneros, reina de la frialdad.
Robles, con mucho respeto, se acercó a la jefa de fracción para ofrecerle un bocado de esa comida símbolo. Pero ella, ¡ay!, lo rechazó de pura cepa. Eso encendió las alarmas entre los arroceros, que explotaron en críticas durísimas contra la diputada. "¿Qué odio nos tiene Pilar Cisneros?", exclamaron, visiblemente molestos. "Vean ustedes la posición. ¿Cómo es posible que desprecie la comida que le estamos ofreciendo? Eso no está bien, señores."
La verdad es que la actitud de Cisneros dejó a todos boquiabiertos. Muchos otros diputados sí aceptaron el plato, mostrándole a los arroceros un poquito de solidaridad. Pero la negativa de la jefa de fracción dio la impresión de que la bancada oficialista simplemente no quiere saber nada del problema de los arroceros, que llevan meses luchando por mantener viva su industria. Ya saben, los maes agricultores, a veces se topan con paredes de ladrillo.
Ahora, según el diputado Robles, el miércoles van a tener sesiones extraordinarias para discutir este proyecto de ley. Esperan que el jueves logren meterlo en votación y llevarlo hasta el final. La expectativa es grande, pero la experiencia nos dice que las cosas rara vez salen como queremos. Uno nunca sabe qué sorpresas nos puede traer el mundo político, diay.
Esta situación nos deja pensando: ¿Hasta dónde llegará el gobierno a ignorar las necesidades del sector agrícola, y cuál será el costo final para nuestra mesa y para la economía del país? ¿Creen que la insistencia de los arroceros finalmente logrará mover las aguas en la Asamblea, o seguiremos viendo cómo este importante sector se hunde lentamente?