Pues fíjate tú, llegó el día. La Aresep, esa institución que todos amamos tanto (guiño), anunció los nuevos precios de las gasolinas y el diésel. Y como buen clásico de telenovela nacional, tenemos de todo: drama, alegrías momentáneas y el eterno rezongo porque el bolsillo siempre termina pagando la cuenta. A partir del martes 14 de octubre, preparen el cinturón porque va a apretar, aunque algunos respiren un poquito.
Para empezar, la gasolina súper, esa que usamos casi todos para irnos al trabajo, hacer compras o simplemente echar unas cuadras, subirá ₡14 por litro. Ahora la vamos a pagar a ₡677. ¡Un golpe certero!, digámoslo así. La regular tampoco escapa a esta ola de aumentos, sumándole ₡13 al precio anterior, quedándola en ₡662 el litro. A ver si nos alcanza pa’ comprar pan con queso, má!
Pero no todo es tan gris, mi querido lector. Como muestra de cariño (o tal vez estrategia política), el diésel, ese combustible que mueve gran parte del transporte público y la producción agrícola, bajará ₡9 por litro. Estará disponible a ₡556. Esto, te digo yo, le dará un respiro a muchos taxistas y agricultores que andaban quejándose a gritos porque ya no les alcanzaba ni pa' el chunche. Un alivio, sí, pero de esos que duran poco, ya sabes cómo es la cosa.
Según fuentes internas de Recope, que siempre están enviando solicitudes de ajustes a la Aresep, parece que esto no es definitivo. Ya tienen otra propuesta en puerta, donde el diésel podría subir y las gasolinas bajar. ¡Qué brete! Uno no sabe si reírse o llorar. Se supone que la Aresep tiene que revisar esta nueva solicitud, así que los precios podrían cambiar de nuevo en cualquier momento. Así que agarren las palomitas y estén pendientes, que esto apenas comienza.
Este ajuste, como bien sabemos, viene después de meses de volatilidad en los mercados internacionales del petróleo. La guerra en Ucrania, la recuperación económica global y otros factores geopolíticos han jugado un papel importante en el precio de los combustibles. Por eso, aunque baje el diésel, no esperemos milagros, porque los precios seguirán siendo altos y sujetos a los caprichos del mercado mundial. ¡Qué torta la situación!
Expertos económicos advierten que estos cambios afectarán directamente el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y, por ende, la inflación generalizada. Desde el supermercado hasta el peñón, todo se encarecerá, y el poder adquisitivo de los costarricenses seguirá disminuyendo. Algunos sugieren que el gobierno tome medidas urgentes para controlar los precios y proteger a los sectores más vulnerables, pero ya saben, las promesas electorales suelen ser como humo.
Y hablando de promesas, recordemos aquel dicho popular: “Donde hay humo, hay fuego”. Muchos analistas ven en estos ajustes un intento del gobierno de equilibrar las cuentas públicas antes de fin de año, aprovechando la oportunidad de recargar los bolsillos del Estado con impuestos indirectos. No sé ustedes, pero a mí me huele raro… Me pregunto si estamos pagando el lujo de unos cuantos, mientras nosotros seguimos batallando para llegar a fin de mes. En fin, una vaina complicada, mae.
Así que ahí lo tienes, mi estimado lector: gasolinas arriba, diésel abajo, incertidumbre en el aire y el bolsillo más delgado que nunca. Ahora dime, ¿crees que el gobierno debería implementar alguna medida más contundente para mitigar el impacto de estos aumentos en la economía familiar, o es inevitable aceptar que esto es simplemente la forma en que funciona el mundo?
Para empezar, la gasolina súper, esa que usamos casi todos para irnos al trabajo, hacer compras o simplemente echar unas cuadras, subirá ₡14 por litro. Ahora la vamos a pagar a ₡677. ¡Un golpe certero!, digámoslo así. La regular tampoco escapa a esta ola de aumentos, sumándole ₡13 al precio anterior, quedándola en ₡662 el litro. A ver si nos alcanza pa’ comprar pan con queso, má!
Pero no todo es tan gris, mi querido lector. Como muestra de cariño (o tal vez estrategia política), el diésel, ese combustible que mueve gran parte del transporte público y la producción agrícola, bajará ₡9 por litro. Estará disponible a ₡556. Esto, te digo yo, le dará un respiro a muchos taxistas y agricultores que andaban quejándose a gritos porque ya no les alcanzaba ni pa' el chunche. Un alivio, sí, pero de esos que duran poco, ya sabes cómo es la cosa.
Según fuentes internas de Recope, que siempre están enviando solicitudes de ajustes a la Aresep, parece que esto no es definitivo. Ya tienen otra propuesta en puerta, donde el diésel podría subir y las gasolinas bajar. ¡Qué brete! Uno no sabe si reírse o llorar. Se supone que la Aresep tiene que revisar esta nueva solicitud, así que los precios podrían cambiar de nuevo en cualquier momento. Así que agarren las palomitas y estén pendientes, que esto apenas comienza.
Este ajuste, como bien sabemos, viene después de meses de volatilidad en los mercados internacionales del petróleo. La guerra en Ucrania, la recuperación económica global y otros factores geopolíticos han jugado un papel importante en el precio de los combustibles. Por eso, aunque baje el diésel, no esperemos milagros, porque los precios seguirán siendo altos y sujetos a los caprichos del mercado mundial. ¡Qué torta la situación!
Expertos económicos advierten que estos cambios afectarán directamente el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y, por ende, la inflación generalizada. Desde el supermercado hasta el peñón, todo se encarecerá, y el poder adquisitivo de los costarricenses seguirá disminuyendo. Algunos sugieren que el gobierno tome medidas urgentes para controlar los precios y proteger a los sectores más vulnerables, pero ya saben, las promesas electorales suelen ser como humo.
Y hablando de promesas, recordemos aquel dicho popular: “Donde hay humo, hay fuego”. Muchos analistas ven en estos ajustes un intento del gobierno de equilibrar las cuentas públicas antes de fin de año, aprovechando la oportunidad de recargar los bolsillos del Estado con impuestos indirectos. No sé ustedes, pero a mí me huele raro… Me pregunto si estamos pagando el lujo de unos cuantos, mientras nosotros seguimos batallando para llegar a fin de mes. En fin, una vaina complicada, mae.
Así que ahí lo tienes, mi estimado lector: gasolinas arriba, diésel abajo, incertidumbre en el aire y el bolsillo más delgado que nunca. Ahora dime, ¿crees que el gobierno debería implementar alguna medida más contundente para mitigar el impacto de estos aumentos en la economía familiar, o es inevitable aceptar que esto es simplemente la forma en que funciona el mundo?