¡Pero qué vara!, chavos. La Fiscalía Adjunta de Género mandó a allanar la casa y la oficina del mismísimo Randall Zúñiga, el jefe del OIJ. Sí, sí, el señor que anda persiguiendo delincuentes ahora mismo tiene encima varias denuncias por cosas bien turbias – digamos que involucran corazones partidos y algunas cositas más.
Según fuentes oficiales, todo esto viene derivado de tres denuncias presentadas en diferentes circuitos judiciales. Parece que algunas damas mayores de edad han relatado situaciones bastante incómodas con el señor Zúñiga, incluyendo presuntas violaciones y, ¡diay!, también la posibilidad de haberse portado mal en cuestiones de salud sexual. Una bronca tremenda, porque el OIJ es el encargado de investigar este tipo de cosas, y ahora sale que su propio director está metido en el brete.
Los allanamientos, realizados ayer miércoles, fueron una operación conjunta con la Sección Especializada en Violencia de Género del OIJ. Imagínate, tener a tus propios compañeros revisando tus archivos, buscando pruebas incriminatorias… ¡qué situción! Se llevaron documentos y material electrónico tanto de su residencia en La Uruca como de la sede principal del OIJ en San José. Todo con la esperanza de juntar la vara completa y ver qué pasó realmente.
El Ministerio Público, como siempre, salió con un comunicado donde dice que están tomando el caso con toda la seriedad del mundo. Remarcan que las víctimas recibieron apoyo psicológico y legal desde el momento en que presentaron sus denuncias, y que el fiscal asignado va a estar pendiente de proteger sus derechos. Aparentemente, hay un expediente abierto (el 25-001138-1893-PE) donde están acumulando toda la información.
Ahora, los detalles son bien jugosos. Según la primera denuncia, presentada en Corredores, se habla de una agresión física y, para colmo, de haber transmitido alguna enfermedad venérea. Luego vino otra denuncia similar, esta vez en Cartago. Y la tercera, recibida en San José, añade cargos aún más graves, relacionados con conductas inapropiadas y faltas al respeto a la dignidad humana. ¡Qué mamarracha!
Lo que más me preocupa, a mí, es cómo esto afecta la credibilidad del OIJ. El OIJ es la institución encargada de perseguir estos delitos, y ahora resulta que su líder está siendo acusado de cometerlos. Eso resta mucho valor a todo su trabajo, y puede hacer que la gente pierda la confianza en la justicia. Además, ya empiezan a salir rumores de que algunos funcionarios del gobierno le estaban ofreciendo beneficios a una de las denunciantes para cambiar su versión, ¡qué torta!
Sin embargo, no podemos prejuzgar ni sacar conclusiones precipitadas. Todos tenemos derecho a la defensa, y hasta que no haya una sentencia firme, el señor Zúñiga sigue siendo inocente, aunque la cosa se vea bien fea. Esto demuestra, una vez más, que nadie está por encima de la ley, ni siquiera el director del OIJ. La verdad, este caso es un verdadero mamotreto que nos dará tela que cortar por un buen tiempo. ¡Qué situación tan desagradable para todos!
En fin, amigos, este asunto pinta para ser largo y complicado. Con tantas denuncias y versiones encontradas, ¿creen ustedes que el señor Zúñiga podrá limpiar su nombre o este escándalo marcará el fin de su carrera? ¿Y qué medidas debería tomar el Gobierno para recuperar la confianza de la ciudadanía en el OIJ?
	
		
			
		
		
	
				
			Según fuentes oficiales, todo esto viene derivado de tres denuncias presentadas en diferentes circuitos judiciales. Parece que algunas damas mayores de edad han relatado situaciones bastante incómodas con el señor Zúñiga, incluyendo presuntas violaciones y, ¡diay!, también la posibilidad de haberse portado mal en cuestiones de salud sexual. Una bronca tremenda, porque el OIJ es el encargado de investigar este tipo de cosas, y ahora sale que su propio director está metido en el brete.
Los allanamientos, realizados ayer miércoles, fueron una operación conjunta con la Sección Especializada en Violencia de Género del OIJ. Imagínate, tener a tus propios compañeros revisando tus archivos, buscando pruebas incriminatorias… ¡qué situción! Se llevaron documentos y material electrónico tanto de su residencia en La Uruca como de la sede principal del OIJ en San José. Todo con la esperanza de juntar la vara completa y ver qué pasó realmente.
El Ministerio Público, como siempre, salió con un comunicado donde dice que están tomando el caso con toda la seriedad del mundo. Remarcan que las víctimas recibieron apoyo psicológico y legal desde el momento en que presentaron sus denuncias, y que el fiscal asignado va a estar pendiente de proteger sus derechos. Aparentemente, hay un expediente abierto (el 25-001138-1893-PE) donde están acumulando toda la información.
Ahora, los detalles son bien jugosos. Según la primera denuncia, presentada en Corredores, se habla de una agresión física y, para colmo, de haber transmitido alguna enfermedad venérea. Luego vino otra denuncia similar, esta vez en Cartago. Y la tercera, recibida en San José, añade cargos aún más graves, relacionados con conductas inapropiadas y faltas al respeto a la dignidad humana. ¡Qué mamarracha!
Lo que más me preocupa, a mí, es cómo esto afecta la credibilidad del OIJ. El OIJ es la institución encargada de perseguir estos delitos, y ahora resulta que su líder está siendo acusado de cometerlos. Eso resta mucho valor a todo su trabajo, y puede hacer que la gente pierda la confianza en la justicia. Además, ya empiezan a salir rumores de que algunos funcionarios del gobierno le estaban ofreciendo beneficios a una de las denunciantes para cambiar su versión, ¡qué torta!
Sin embargo, no podemos prejuzgar ni sacar conclusiones precipitadas. Todos tenemos derecho a la defensa, y hasta que no haya una sentencia firme, el señor Zúñiga sigue siendo inocente, aunque la cosa se vea bien fea. Esto demuestra, una vez más, que nadie está por encima de la ley, ni siquiera el director del OIJ. La verdad, este caso es un verdadero mamotreto que nos dará tela que cortar por un buen tiempo. ¡Qué situación tan desagradable para todos!
En fin, amigos, este asunto pinta para ser largo y complicado. Con tantas denuncias y versiones encontradas, ¿creen ustedes que el señor Zúñiga podrá limpiar su nombre o este escándalo marcará el fin de su carrera? ¿Y qué medidas debería tomar el Gobierno para recuperar la confianza de la ciudadanía en el OIJ?
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		