Pues fíjate que esto va camino de convertirse en un bronca monumental, mi clave. El oficialismo, parece que anda medio sordo a los reclamos de los productores de arroz, y siguen echándole leña al fuego con esas mociones que ya nadie entiende. Resulta que el proyecto del Fonarroz, que debería estar salvando el pellejo a los arroceros, está atascado en el Congreso gracias a un cúmulo de enmiendas que parecen diseñadas precisamente para eso: ponerle piedras al camino.
Como bien les contaron nuestros colegas, de las 72 enmiendas presentadas, ¡más de la mitad vienen del mismo gobierno! Un verdadero despache, diay. Y el diputado Barrantes Chacón, liderando la comilona de mociones, parece que vive en otro planeta, porque cuando los arroceros fueron a dejarles un almuercito con arroz “pa’ que vieran cómo nos andamos sufriendo”, él ni se inmutó. Ni salió a saludar, ni a recibir el plato… ¡qué poca consideración!
Y no es pa’ bromear, mi clave. La producción de arroz se ha desplomado un 60% desde 2022 hasta ahora. Imagínate qué significa eso para miles de familias que dependen de este cultivo. El Fonarroz era la esperanza, una luz al final del túnel, pero si sigue así, se va a ir al traste y los arroceros van a tener que empezar a buscarse otro brete. Este fondo, recordémoslo, contemplaba aportar unos buenos billetes por tonelada, tanto de arroz producido acá como del que viene del extranjero, pa’ darle un respiro a los productores.
Ahora, la cosa se pone más turbia porque esta semana es crucial. Es el fin de las sesiones ordinarias, y a partir de noviembre, el Poder Ejecutivo toma las riendas de la agenda legislativa. Eso quiere decir que si el Fonarroz no sale aprobado ahora, olvídate. El Presidente tendrá otros temas más urgentes (según él, claro), y el proyecto quedará varado en el olvido. Una verdadera torta, diay.
Muchos se preguntan qué intereses hay detrás de todo esto. Algunos dicen que hay presión de grupos económicos que prefieren importar arroz barato y hundir a los productores nacionales. Otros señalan que simplemente es una pelea política interna, donde el objetivo es desgastar al gobierno y demostrar quién manda en el Congreso. Lo cierto es que mientras los políticos se pelean, los arroceros son los que pagan la cuenta.
Lo que resulta más salado es ver cómo los diputados, que deberían estar defendiendo los intereses de la gente, se dedican a jugar con el futuro de un sector productivo importante. No es cuestión de partisanías, mi clave, es cuestión de echarle mano a los que lo necesitan. Y estos arroceros lo necesitan urgente, porque sino, vamos a terminar comprando arroz chino en lugar de disfrutar de nuestro propio grano.
Y hablando de comer, la imagen de esos arroceros dejando el almuerzo afuera del Congreso me dejó pensando… ¿En qué momento perdimos la capacidad de escuchar a la gente? ¿En qué momento se olvidaron los políticos que ellos son los servidores públicos, y no al revés? Verlos ignorar ese gesto tan significativo, tan lleno de desesperación, me da escalofríos. Parece que viven en una burbuja, lejos de la realidad que enfrentan los campesinos de nuestro país.
Así que dime, mi clave, ¿crees que realmente hay una oportunidad de salvar el Fonarroz antes de que termine el año, o estamos condenados a ver cómo la producción nacional de arroz se va al garete? ¿Qué medidas crees que se podrían tomar para obligar al oficialismo a voltear a ver a los arroceros y aprobar este proyecto vital?
Como bien les contaron nuestros colegas, de las 72 enmiendas presentadas, ¡más de la mitad vienen del mismo gobierno! Un verdadero despache, diay. Y el diputado Barrantes Chacón, liderando la comilona de mociones, parece que vive en otro planeta, porque cuando los arroceros fueron a dejarles un almuercito con arroz “pa’ que vieran cómo nos andamos sufriendo”, él ni se inmutó. Ni salió a saludar, ni a recibir el plato… ¡qué poca consideración!
Y no es pa’ bromear, mi clave. La producción de arroz se ha desplomado un 60% desde 2022 hasta ahora. Imagínate qué significa eso para miles de familias que dependen de este cultivo. El Fonarroz era la esperanza, una luz al final del túnel, pero si sigue así, se va a ir al traste y los arroceros van a tener que empezar a buscarse otro brete. Este fondo, recordémoslo, contemplaba aportar unos buenos billetes por tonelada, tanto de arroz producido acá como del que viene del extranjero, pa’ darle un respiro a los productores.
Ahora, la cosa se pone más turbia porque esta semana es crucial. Es el fin de las sesiones ordinarias, y a partir de noviembre, el Poder Ejecutivo toma las riendas de la agenda legislativa. Eso quiere decir que si el Fonarroz no sale aprobado ahora, olvídate. El Presidente tendrá otros temas más urgentes (según él, claro), y el proyecto quedará varado en el olvido. Una verdadera torta, diay.
Muchos se preguntan qué intereses hay detrás de todo esto. Algunos dicen que hay presión de grupos económicos que prefieren importar arroz barato y hundir a los productores nacionales. Otros señalan que simplemente es una pelea política interna, donde el objetivo es desgastar al gobierno y demostrar quién manda en el Congreso. Lo cierto es que mientras los políticos se pelean, los arroceros son los que pagan la cuenta.
Lo que resulta más salado es ver cómo los diputados, que deberían estar defendiendo los intereses de la gente, se dedican a jugar con el futuro de un sector productivo importante. No es cuestión de partisanías, mi clave, es cuestión de echarle mano a los que lo necesitan. Y estos arroceros lo necesitan urgente, porque sino, vamos a terminar comprando arroz chino en lugar de disfrutar de nuestro propio grano.
Y hablando de comer, la imagen de esos arroceros dejando el almuerzo afuera del Congreso me dejó pensando… ¿En qué momento perdimos la capacidad de escuchar a la gente? ¿En qué momento se olvidaron los políticos que ellos son los servidores públicos, y no al revés? Verlos ignorar ese gesto tan significativo, tan lleno de desesperación, me da escalofríos. Parece que viven en una burbuja, lejos de la realidad que enfrentan los campesinos de nuestro país.
Así que dime, mi clave, ¿crees que realmente hay una oportunidad de salvar el Fonarroz antes de que termine el año, o estamos condenados a ver cómo la producción nacional de arroz se va al garete? ¿Qué medidas crees que se podrían tomar para obligar al oficialismo a voltear a ver a los arroceros y aprobar este proyecto vital?