¡Pero chévere esto! Resulta que nuestros mocosos de preparatoria andan más perdidos que canario en neblina cuando les preguntan sobre democracia, derechos y deveres. La Prueba Nacional Diagnóstica escupió los resultados, y pa’ mí, eso sí es tremenda chincha, porque más de 13 mil estudiantes de colegios públicos no alcanzaron ni el nivel básico en Educación Cívica. Imagínate, ¡más de trece mil! Pa’ que nos hagan creer que estamos educando a la próxima generación de líderes, si ni saben qué significa votar.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) soltó los números, y la cosa pinta fea. Un 42.5% de los estudiantes evaluados el 28 de marzo simplemente no entendieron el concepto básico de democracia. Ni siquiera conocen sus propios derechos, ¡y esos son fundamentales! Otros 9,212 lograron llegar al nivel intermedio, pero ni así sacamos pecho. Y unos pocos, 9,475, demostraron tener algo de conocimiento avanzado, pero no es suficiente para rescatar la vara en general. Parece que los libros de texto no están conectando con la realidad de los muchachos.
La prueba, como siempre, puso a prueba cosas como el funcionamiento de la democracia – principios, instituciones, derechos y deveres ciudadanos –, el sistema electoral, la organización del Estado y cómo podemos participar en la vida nacional. Cosas básicas, ¿eh? Pero parece que hay una desconexión galáctica entre lo que se enseña en las aulas y lo que realmente importa a los jóvenes. Y la diferencia entre los colegios públicos y privados es abismal; apenas 728 estudiantes de colegios privados no llegaron ni al nivel intermedio, mientras que en los públicos, la cifra se dispara hasta los 13,129. ¡Eso sí es un despache!
El Ministro de Educación, Leonardo Sánchez, salió a dar declaraciones diciendo que la educación en valores y ciudadanía es “fundamental” para formar buenos ciudadanos. Claro, pues, ¿para qué sirve enseñarlos a hacer ecuaciones si no saben cómo defender sus derechos? Sánchez prometió un plan de fortalecimiento de aprendizajes, buscando consolidar la Educación Cívica como pilar del sistema educativo. Esperemos que no sean solo palabras bonitas, porque la cosa está urgente.
Pero ahí viene lo bueno: las regiones costeras son las que más problemas tienen. Santa Cruz, Grande de Térraba y Peninsular lideran la lista negra, con porcentajes alarmantes de estudiantes en nivel básico (60.81%, 54.65% y 53.67%, respectivamente). En cambio, San José Oeste, con sus colegios en Escazú, Santa Ana y Tibás, es la excepción que confirma la regla: apenas un 15.03% de sus estudiantes quedaron en nivel básico. ¡Parece que en la capital sí les dan bola a la educación cívica!
Y no se crean que solo los estudiantes de la costa andan tragados. Los colegios nocturnos tampoco lucen bien, con un 38.4% de sus estudiantes por debajo del nivel básico. ¡Qué torta! Parece que los que trabajan durante el día y estudian de noche tienen aún menos oportunidades de aprender sobre democracia y participación ciudadana. Y en algunos colegios técnicos, la cosa anda parecida, con un 34.80% de los estudiantes en nivel básico. Hay que darle una vuelta a esto, porque no puede ser que estemos preparando a la gente para trabajar duro, pero sin saber cuáles son sus derechos.
Lo que me preocupa, y mucho, es que esto refleja una crisis más profunda. No se trata solo de que los estudiantes no sepan quién fue José Figueres o cuál es el rol del Tribunal Constitucional. Se trata de que no entienden la importancia de la participación ciudadana, de respetar las opiniones ajenas, de luchar por lo que creen. Si no tenemos ciudadanos informados y comprometidos, ¿cómo vamos a construir un país mejor? La educación cívica no debería ser una materia más en el currículo, sino una forma de entender el mundo y de actuar en él. Esto afecta directamente nuestro futuro como nación, y eso no es ningún brete.
Ahora la gran pregunta, pura y dura: ¿cree usted que el problema radica en el currículo escolar, en la falta de interés de los estudiantes, en la calidad de los maestros, o en una combinación de todos estos factores? ¡Compártanos sus ideas y construyamos juntos soluciones para este diagnóstico preocupante!
El Ministerio de Educación Pública (MEP) soltó los números, y la cosa pinta fea. Un 42.5% de los estudiantes evaluados el 28 de marzo simplemente no entendieron el concepto básico de democracia. Ni siquiera conocen sus propios derechos, ¡y esos son fundamentales! Otros 9,212 lograron llegar al nivel intermedio, pero ni así sacamos pecho. Y unos pocos, 9,475, demostraron tener algo de conocimiento avanzado, pero no es suficiente para rescatar la vara en general. Parece que los libros de texto no están conectando con la realidad de los muchachos.
La prueba, como siempre, puso a prueba cosas como el funcionamiento de la democracia – principios, instituciones, derechos y deveres ciudadanos –, el sistema electoral, la organización del Estado y cómo podemos participar en la vida nacional. Cosas básicas, ¿eh? Pero parece que hay una desconexión galáctica entre lo que se enseña en las aulas y lo que realmente importa a los jóvenes. Y la diferencia entre los colegios públicos y privados es abismal; apenas 728 estudiantes de colegios privados no llegaron ni al nivel intermedio, mientras que en los públicos, la cifra se dispara hasta los 13,129. ¡Eso sí es un despache!
El Ministro de Educación, Leonardo Sánchez, salió a dar declaraciones diciendo que la educación en valores y ciudadanía es “fundamental” para formar buenos ciudadanos. Claro, pues, ¿para qué sirve enseñarlos a hacer ecuaciones si no saben cómo defender sus derechos? Sánchez prometió un plan de fortalecimiento de aprendizajes, buscando consolidar la Educación Cívica como pilar del sistema educativo. Esperemos que no sean solo palabras bonitas, porque la cosa está urgente.
Pero ahí viene lo bueno: las regiones costeras son las que más problemas tienen. Santa Cruz, Grande de Térraba y Peninsular lideran la lista negra, con porcentajes alarmantes de estudiantes en nivel básico (60.81%, 54.65% y 53.67%, respectivamente). En cambio, San José Oeste, con sus colegios en Escazú, Santa Ana y Tibás, es la excepción que confirma la regla: apenas un 15.03% de sus estudiantes quedaron en nivel básico. ¡Parece que en la capital sí les dan bola a la educación cívica!
Y no se crean que solo los estudiantes de la costa andan tragados. Los colegios nocturnos tampoco lucen bien, con un 38.4% de sus estudiantes por debajo del nivel básico. ¡Qué torta! Parece que los que trabajan durante el día y estudian de noche tienen aún menos oportunidades de aprender sobre democracia y participación ciudadana. Y en algunos colegios técnicos, la cosa anda parecida, con un 34.80% de los estudiantes en nivel básico. Hay que darle una vuelta a esto, porque no puede ser que estemos preparando a la gente para trabajar duro, pero sin saber cuáles son sus derechos.
Lo que me preocupa, y mucho, es que esto refleja una crisis más profunda. No se trata solo de que los estudiantes no sepan quién fue José Figueres o cuál es el rol del Tribunal Constitucional. Se trata de que no entienden la importancia de la participación ciudadana, de respetar las opiniones ajenas, de luchar por lo que creen. Si no tenemos ciudadanos informados y comprometidos, ¿cómo vamos a construir un país mejor? La educación cívica no debería ser una materia más en el currículo, sino una forma de entender el mundo y de actuar en él. Esto afecta directamente nuestro futuro como nación, y eso no es ningún brete.
Ahora la gran pregunta, pura y dura: ¿cree usted que el problema radica en el currículo escolar, en la falta de interés de los estudiantes, en la calidad de los maestros, o en una combinación de todos estos factores? ¡Compártanos sus ideas y construyamos juntos soluciones para este diagnóstico preocupante!