¡Ay, pata negra! Resulta que tenemos una historia digna de contarse sobre un mae que lleva décadas honrando una tradición pura del país. Se trata de Don Luis Fernando Vargas Cascante, alias 'Bombi', un mascarero de Barva de Heredia que ha dedicado 57 años de su vida a crear esas máscaras coloridas que alegran nuestras fiestas tradicionales, y vaya que ha dejado huella, mi pana.
Bombi no es precisamente un novato en esto de las mascaradas. Desde los siete años, este heredeño ya estaba metido de lleno en el brete, aprendiendo el arte de sus padres y abuelos. Pero él no solo heredó la tradición, sino que la llevó a otro nivel, creando diseños únicos y originales que hoy son reconocidos en todo el territorio nacional. Ha participado en muchísimas exposiciones, desde la Biblioteca Nacional hasta museos en Guanacaste, demostrando que su trabajo va mucho más allá de ser un simple pasatiempo, sino una verdadera forma de arte.
Lo increíble es cómo Bombi ha logrado transmitir este conocimiento a las nuevas generaciones. Junto a sus hijos y nietos, trabaja incansablemente para mantener viva la llama de la mascarada tradicional, impartiendo talleres en colegios, asociaciones de desarrollo y escuelas de todo el país. Imagínate, ¡su familia entera curtida en el oficio! Su legado está asegurado, y eso, mi gente, es motivo para sentirse orgullosos.
Pero ni todo ha sido fácil para Bombi. Recuerda con nostalgia aquellos tiempos en que la feria de la mascarada de Barva era un verdadero éxito, atrayendo visitantes de todas partes. “Nos hicieron a un lado,” lamenta, refiriéndose a la municipalidad que aparentemente “se apoderó” de la feria. Una pena que una tradición tan importante se haya perdido, aunque él sigue trabajando duro para mantenerla presente en cada actividad donde participa.
Y hablando de anécdotas, Bombi tiene de sobra. Nos contó la vez que tuvieron que actuar en un evento del ICE en la Garita de Alajuela y llegaron sin los disfraces de los gigantes. “Resulta que no llevábamos los vestidos de los gigantes, entonces nos tocó correr a buscar bolsas de basura de jardín, se los pusimos a los gigantes y así salimos a bailar.” ¡Imagínatelo, mi pana! Con esos ingredientes improvisados lograron salvar el día, mostrando que la creatividad y el ingenio siempre encuentran la manera de salir adelante.
Además de su talento artístico, Bombi también es un ferviente defensor del Día de las Mascaradas Costarricenses, celebrado cada 31 de octubre. Para él, esta fecha es crucial para recordar y valorar las raíces culturales del país, honrando a esos payasos y mascaradas que forman parte esencial de nuestra identidad. Cada máscara cuenta una historia, cada diseño representa una conexión con nuestro pasado ancestral.
Las fotos de su taller y de sus creaciones hablan por sí solas: máscaras del diablo con miradas intimidantes, figuras de gigantes imponentes, y detalles finos que demuestran la maestría de este artesano. Incluso ha creado máscaras desde los 17 años que todavía conserva con orgullo, testimonio de su evolución artística. El trabajo manual se nota en cada puntada, en cada pincelada, reflejando la pasión y el amor que siente por su oficio.
Ahora me pregunto, ¿cree usted que deberíamos impulsar iniciativas gubernamentales para apoyar y promover las tradiciones artesanales como la de Bombi, o cree que estas deben mantenerse vivas únicamente a través del esfuerzo individual y familiar? Comparta su opinión en el foro, porque este tesoro cultural necesita que lo valoremos y protejamos antes de que se vaya al traste.
	
		
			
		
		
	
				
			Bombi no es precisamente un novato en esto de las mascaradas. Desde los siete años, este heredeño ya estaba metido de lleno en el brete, aprendiendo el arte de sus padres y abuelos. Pero él no solo heredó la tradición, sino que la llevó a otro nivel, creando diseños únicos y originales que hoy son reconocidos en todo el territorio nacional. Ha participado en muchísimas exposiciones, desde la Biblioteca Nacional hasta museos en Guanacaste, demostrando que su trabajo va mucho más allá de ser un simple pasatiempo, sino una verdadera forma de arte.
Lo increíble es cómo Bombi ha logrado transmitir este conocimiento a las nuevas generaciones. Junto a sus hijos y nietos, trabaja incansablemente para mantener viva la llama de la mascarada tradicional, impartiendo talleres en colegios, asociaciones de desarrollo y escuelas de todo el país. Imagínate, ¡su familia entera curtida en el oficio! Su legado está asegurado, y eso, mi gente, es motivo para sentirse orgullosos.
Pero ni todo ha sido fácil para Bombi. Recuerda con nostalgia aquellos tiempos en que la feria de la mascarada de Barva era un verdadero éxito, atrayendo visitantes de todas partes. “Nos hicieron a un lado,” lamenta, refiriéndose a la municipalidad que aparentemente “se apoderó” de la feria. Una pena que una tradición tan importante se haya perdido, aunque él sigue trabajando duro para mantenerla presente en cada actividad donde participa.
Y hablando de anécdotas, Bombi tiene de sobra. Nos contó la vez que tuvieron que actuar en un evento del ICE en la Garita de Alajuela y llegaron sin los disfraces de los gigantes. “Resulta que no llevábamos los vestidos de los gigantes, entonces nos tocó correr a buscar bolsas de basura de jardín, se los pusimos a los gigantes y así salimos a bailar.” ¡Imagínatelo, mi pana! Con esos ingredientes improvisados lograron salvar el día, mostrando que la creatividad y el ingenio siempre encuentran la manera de salir adelante.
Además de su talento artístico, Bombi también es un ferviente defensor del Día de las Mascaradas Costarricenses, celebrado cada 31 de octubre. Para él, esta fecha es crucial para recordar y valorar las raíces culturales del país, honrando a esos payasos y mascaradas que forman parte esencial de nuestra identidad. Cada máscara cuenta una historia, cada diseño representa una conexión con nuestro pasado ancestral.
Las fotos de su taller y de sus creaciones hablan por sí solas: máscaras del diablo con miradas intimidantes, figuras de gigantes imponentes, y detalles finos que demuestran la maestría de este artesano. Incluso ha creado máscaras desde los 17 años que todavía conserva con orgullo, testimonio de su evolución artística. El trabajo manual se nota en cada puntada, en cada pincelada, reflejando la pasión y el amor que siente por su oficio.
Ahora me pregunto, ¿cree usted que deberíamos impulsar iniciativas gubernamentales para apoyar y promover las tradiciones artesanales como la de Bombi, o cree que estas deben mantenerse vivas únicamente a través del esfuerzo individual y familiar? Comparta su opinión en el foro, porque este tesoro cultural necesita que lo valoremos y protejamos antes de que se vaya al traste.
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		