¡Ay, papá! Aquí seguimos con líos que dan pena ajena. Resulta que ahora tenemos que estar pendiente de si el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) se decide a cumplir lo que prometieron. El alcalde Mario Redondo está echándole duro pa’ que resuelvan el tema de una deuda que ya lleva rato arrastrando, y parece que estamos rumbo a un panorama bien salado.
La vaina es así: hace unos cinco meses, los diputados y el Presidente aprobaron una ley para perdonar esa deuda de ¢16 mil millones que tiene el cantón central con el AyA. Un alivio, ¿verdad? Pues no tanto, porque la Junta Directiva del AyA todavía no da señales de querer echarle arena. Y eso, mis queridos, nos puede salir caro a todos los cartagineses.
El alcalde Redondo ha dicho que llevan meses haciendo gestiones, y hasta le aseguraron que iban a solucionar esto en “corto plazo”. ¡Corto plazo pa’ ellos es otra cosa! Ya vamos camino a septiembre y nada. Imagínate la bronca, porque según él, si terminan trasladando el cobro a las tarifas de agua, ¡nos pueden subir el precio entre un 300% y un 500%! ¡Eso sí que es un golpe pa’l bolsillo!
Y ojo, que según el alcalde, la deuda nunca existió realmente. Dice que no hay factura ni registro contable de esa deuda en los libros del AyA. Lo que significa que están pidiendo cuentas por algo que, al parecer, ni siquiera existe. Esto huele raro, diay... Parece que alguien se anda jalando una torta con estos números.
Pero la Municipalidad no se queda cruzada de brazos. Han convocado a todas las fuerzas vivas del cantón – empresarios, vecinos, organizaciones sociales – para ver qué onda y cómo defender nuestros bolsillos. Van a pedirle a AyA y a la Aresep (Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos) que se apuren y saquen una resolución clara, antes de que esta vara se vaya al traste.
Ahora, ¿por qué pasa esto? Bueno, al parecer, el convenio que tenían era claro: no se podían cobrar tarifas retroactivas. Entonces, ¿qué buscan hacer en el AyA? Pedirle dinero por algo que nunca debimos. Esto no se entiende, y la gente está harta de tanta burocracia y trámites que parecen sacados de una novela.
En medio de este brete, la presidenta ejecutiva del AyA sigue callada. Ni una nota, ni una explicación pública sobre por qué están tardando tanto en tomar una decisión. Esto alimenta la incertidumbre y preocupa a mucha gente en Cartago. Porque al final, somos nosotros los que vamos a pagar la cuenta si no hacen algo pronto. Y créeme, nadie quiere tener que apretarse más el cinturón en tiempos como estos.
Esta situación nos obliga a preguntarnos: ¿Es posible que haya intereses ocultos detrás de esta demora? ¿Deberían investigar a fondo los movimientos financieros del AyA para aclarar este asunto? ¿Qué medidas deberían tomar los ciudadanos de Cartago para presionar al gobierno y al AyA a encontrar una solución justa y rápida? ¡Déjanos tus ideas en los comentarios!
La vaina es así: hace unos cinco meses, los diputados y el Presidente aprobaron una ley para perdonar esa deuda de ¢16 mil millones que tiene el cantón central con el AyA. Un alivio, ¿verdad? Pues no tanto, porque la Junta Directiva del AyA todavía no da señales de querer echarle arena. Y eso, mis queridos, nos puede salir caro a todos los cartagineses.
El alcalde Redondo ha dicho que llevan meses haciendo gestiones, y hasta le aseguraron que iban a solucionar esto en “corto plazo”. ¡Corto plazo pa’ ellos es otra cosa! Ya vamos camino a septiembre y nada. Imagínate la bronca, porque según él, si terminan trasladando el cobro a las tarifas de agua, ¡nos pueden subir el precio entre un 300% y un 500%! ¡Eso sí que es un golpe pa’l bolsillo!
Y ojo, que según el alcalde, la deuda nunca existió realmente. Dice que no hay factura ni registro contable de esa deuda en los libros del AyA. Lo que significa que están pidiendo cuentas por algo que, al parecer, ni siquiera existe. Esto huele raro, diay... Parece que alguien se anda jalando una torta con estos números.
Pero la Municipalidad no se queda cruzada de brazos. Han convocado a todas las fuerzas vivas del cantón – empresarios, vecinos, organizaciones sociales – para ver qué onda y cómo defender nuestros bolsillos. Van a pedirle a AyA y a la Aresep (Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos) que se apuren y saquen una resolución clara, antes de que esta vara se vaya al traste.
Ahora, ¿por qué pasa esto? Bueno, al parecer, el convenio que tenían era claro: no se podían cobrar tarifas retroactivas. Entonces, ¿qué buscan hacer en el AyA? Pedirle dinero por algo que nunca debimos. Esto no se entiende, y la gente está harta de tanta burocracia y trámites que parecen sacados de una novela.
En medio de este brete, la presidenta ejecutiva del AyA sigue callada. Ni una nota, ni una explicación pública sobre por qué están tardando tanto en tomar una decisión. Esto alimenta la incertidumbre y preocupa a mucha gente en Cartago. Porque al final, somos nosotros los que vamos a pagar la cuenta si no hacen algo pronto. Y créeme, nadie quiere tener que apretarse más el cinturón en tiempos como estos.
Esta situación nos obliga a preguntarnos: ¿Es posible que haya intereses ocultos detrás de esta demora? ¿Deberían investigar a fondo los movimientos financieros del AyA para aclarar este asunto? ¿Qué medidas deberían tomar los ciudadanos de Cartago para presionar al gobierno y al AyA a encontrar una solución justa y rápida? ¡Déjanos tus ideas en los comentarios!