A ver, maes, seamos honestos. Entre tanta noticia que a uno le quita el sueño, el costo de la vida por las nubes y el despiche vial de todos los días, cuando uno se topa una vara así de tuanis, hay que celebrarla. Resulta que la Municipalidad de Cartago acaba de pegarse un golazo, pero de esos de media cancha y al ángulo, al convertirse en la primera de todo el país en abrirle las puertas de par en par a pasantes con discapacidad cognitiva. Una iniciativa que, sinceramente, ya era hora que alguien se animara a poner en práctica.
La movida viene de la mano con la gente de la UCR, específicamente del Proyecto de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior (PROIN). Desde el 2023, este programa está formando a una nueva generación de profesionales en áreas como “Asistente de Oficina” y “Asistente de Restaurante”. Y diay, aquí es donde la historia se pone buena. Para graduarse, los estudiantes tienen que rifársela con 240 horas de pasantía supervisada, que es como la prueba de fuego para demostrar todo lo que aprendieron. El tema es que necesitaban que alguna institución les diera el chance, y adivinen quién fue la primera en levantar la mano sin peros. Exacto, la Muni de Cartago. ¡Qué nivel!
Y no crean que fue un “ahí los mandamos a ver qué pasa”. Para nada. Esto es lo que diferencia una buena intención de un proyecto serio. Antes de que los pasantes pusieran un pie en las oficinas, los funcionarios de la muni que los iban a acompañar recibieron una capacitación completa bajo un programa llamado “Accesibilidad Inclusiva”. Esto asegura que el ambiente sea el correcto y que el apoyo sea real, no solo para la foto. Hasta el alcalde, Mario Redondo, salió a decir que esto es un paso hacia “una sociedad más justa”, y mae, por una vez, no suena a la típica hablada de político. Se siente como un paso genuino en la dirección correcta, una que genera oportunidades de verdad y no solo discursos vacíos.
Pero la verdadera magia de esta vara está en las historias de la gente, en las caras detrás de la noticia. Por ejemplo, está Ivannia Ditel, estudiante de Asistente de Oficina, quien contó que su experiencia en la muni fue “perfecta”. ¡Perfecta! Aprendió a archivar, a ordenar documentos y a manejar el día a día de un brete de oficina. O tomemos el caso de María Auxiliadora Avilés, estudiante de técnico en administración, que no solo hizo su pasantía, sino que rotó por áreas clave como la alcaldía, la secretaría y la plataforma de servicios. O sea, no las pusieron en un rincón a sacar copias; les dieron responsabilidades y la oportunidad de demostrar de qué están hechas. Eso, para mí, es inclusión de verdad.
Lo que va del año ya suma tres historias de éxito: dos jóvenes con síndrome de Down y una persona con discapacidad visual que completaron su pasantía. Puede que tres suene a poco, pero es un inicio potentísimo. Esto no es solo una buena noticia para Cartago, es un estatequieto para el resto del país. Es la prueba de que cuando se quiere, se puede. La UCR puso el conocimiento, los estudiantes pusieron el talento y las ganas, y la Muni de Cartago puso la confianza y la oportunidad. La pregunta del millón es: ¿quién sigue? ¿Cuáles otras munis o empresas privadas se van a apuntar a esta iniciativa que es, a todas luces, un gane por donde se le vea? Ojalá que la respuesta llegue pronto.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Conocen otras iniciativas así de chivas en sus cantones? O, más importante aún, ¿qué creen que falta para que esto deje de ser una noticia 'pionera' y se convierta en la norma en todo el país? ¡Los leo!
La movida viene de la mano con la gente de la UCR, específicamente del Proyecto de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior (PROIN). Desde el 2023, este programa está formando a una nueva generación de profesionales en áreas como “Asistente de Oficina” y “Asistente de Restaurante”. Y diay, aquí es donde la historia se pone buena. Para graduarse, los estudiantes tienen que rifársela con 240 horas de pasantía supervisada, que es como la prueba de fuego para demostrar todo lo que aprendieron. El tema es que necesitaban que alguna institución les diera el chance, y adivinen quién fue la primera en levantar la mano sin peros. Exacto, la Muni de Cartago. ¡Qué nivel!
Y no crean que fue un “ahí los mandamos a ver qué pasa”. Para nada. Esto es lo que diferencia una buena intención de un proyecto serio. Antes de que los pasantes pusieran un pie en las oficinas, los funcionarios de la muni que los iban a acompañar recibieron una capacitación completa bajo un programa llamado “Accesibilidad Inclusiva”. Esto asegura que el ambiente sea el correcto y que el apoyo sea real, no solo para la foto. Hasta el alcalde, Mario Redondo, salió a decir que esto es un paso hacia “una sociedad más justa”, y mae, por una vez, no suena a la típica hablada de político. Se siente como un paso genuino en la dirección correcta, una que genera oportunidades de verdad y no solo discursos vacíos.
Pero la verdadera magia de esta vara está en las historias de la gente, en las caras detrás de la noticia. Por ejemplo, está Ivannia Ditel, estudiante de Asistente de Oficina, quien contó que su experiencia en la muni fue “perfecta”. ¡Perfecta! Aprendió a archivar, a ordenar documentos y a manejar el día a día de un brete de oficina. O tomemos el caso de María Auxiliadora Avilés, estudiante de técnico en administración, que no solo hizo su pasantía, sino que rotó por áreas clave como la alcaldía, la secretaría y la plataforma de servicios. O sea, no las pusieron en un rincón a sacar copias; les dieron responsabilidades y la oportunidad de demostrar de qué están hechas. Eso, para mí, es inclusión de verdad.
Lo que va del año ya suma tres historias de éxito: dos jóvenes con síndrome de Down y una persona con discapacidad visual que completaron su pasantía. Puede que tres suene a poco, pero es un inicio potentísimo. Esto no es solo una buena noticia para Cartago, es un estatequieto para el resto del país. Es la prueba de que cuando se quiere, se puede. La UCR puso el conocimiento, los estudiantes pusieron el talento y las ganas, y la Muni de Cartago puso la confianza y la oportunidad. La pregunta del millón es: ¿quién sigue? ¿Cuáles otras munis o empresas privadas se van a apuntar a esta iniciativa que es, a todas luces, un gane por donde se le vea? Ojalá que la respuesta llegue pronto.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Conocen otras iniciativas así de chivas en sus cantones? O, más importante aún, ¿qué creen que falta para que esto deje de ser una noticia 'pionera' y se convierta en la norma en todo el país? ¡Los leo!