¡Ay, Dios mío! Resulta que nuestro presidente, Don Rodri, otra vez brilló por su ausencia en la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Ya van como cuatro años seguidos, maese. El canciller André sí fue a representar al país, echándole ganas con sus reuniones y paparelas, pero parece que el jefe ni quién. La verdad, da qué pensar este rollo.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, André lideró la delegación costarricense en esta importante cita mundial. Pero la ausencia del presidente sigue siendo el tema central de conversación, porque, díganle a quien diganle, un presidente asistiendo a la ONU debería ser norma, no excepción. Recordemos que presidentes anteriores, aunque hayan tenido sus propios bretes, siempre hicieron el esfuerzo de estar presentes en estos escenarios. Además, en el 2018, cuando Carlos Alvarado también tuvo que cancelar su viaje, era por una coyuntura muy específica: la discusión de la reforma fiscal, un tema que prendía a todo el país. Aquí, simplemente… silencio.
Y vaya que se acumulan las excusas, mi pana. El primer año, cuando todavía estaba fresco en el cargo, fueron las inundaciones en Aserrí y Desamparados, sumado a la tragedia de Cambronero. Entendible, nadie quería que estuviera ausente en esos momentos tan difíciles. Luego vino la famosa recomendación médica en 2023, sin dar mayores detalles, dejando más preguntas que respuestas. Este año, directamente, ni se molestaron en dar una explicación concreta. ¿Será que ya se cansaron de inventar excusas?
Analistas políticos consultados por *El Observador* han soltado varios comentarios al respecto. Carlos Cascante, por ejemplo, opina que no asistir es una decisión presidencial y señala que Chaves le ha dado más importancia a las misiones económicas que a la diplomacia. Cascante incluso menciona que el presidente, al parecer, quiere proyectar una imagen de líder que viaja menos que otros, buscando diferenciarse. ¡Qué estrategia, maestre!
Pero hay quienes ven esto desde una perspectiva diferente. Carlos Murillo sugiere que la ausencia podría estar relacionada con el pasado complicado de Chaves, especialmente su salida del Banco Mundial tras una denuncia por acoso sexual. El analista plantea que encontrarse con directores de esas instituciones no sería precisamente una situación placentera para el presidente. Ahora, eso claro, es pura especulación, pero no suena descabellada considerando la historia.
Lo cierto es que, como bien dicen los expertos, es mucho más fácil conseguir acuerdos y contactos de alto nivel cuando el presidente del país está presente en la ONU. Mira el caso de Argentina, que ya agendó una reunión bilateral con Donald Trump. Nosotros, con el presidente ausente, nos quedamos esperando a ver qué sale del horno, fiándonos de que el canciller André pueda hacer magia. ¡Duro brete, diay!
Y hablando de magia, la primera dama, Signe Zeikate, sí estuvo presente en la Asamblea General, asistiendo a varias actividades y representando al país junto al canciller. Aunque reconoce el esfuerzo del canciller André y su agenda plagada de reuniones y eventos importantes, uno se pregunta: ¿realmente alcanza con la presencia del canciller para defender los intereses de Costa Rica en un escenario tan competitivo como la ONU? Además, la Cancillería destacó cómo Costa Rica aprovechó el espacio en la ONU para criticar a Nicaragua y Venezuela. Una estrategia arriesgada, sin duda, pero que muestra la intención de mantenernos activos en la escena internacional.
Así que, mi gente, la gran pregunta es: ¿Es la ausencia reiterada del presidente Chaves en la ONU un golpe certero a la diplomacia nacional, una estrategia calculada para ganarse puntos internos o simplemente la consecuencia de una gestión caótica y poco organizada? ¿Cuál creen ustedes que es la verdadera razón detrás de esta constante ausencia y qué implicaciones tendrá para el futuro de Costa Rica en el ámbito internacional?
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, André lideró la delegación costarricense en esta importante cita mundial. Pero la ausencia del presidente sigue siendo el tema central de conversación, porque, díganle a quien diganle, un presidente asistiendo a la ONU debería ser norma, no excepción. Recordemos que presidentes anteriores, aunque hayan tenido sus propios bretes, siempre hicieron el esfuerzo de estar presentes en estos escenarios. Además, en el 2018, cuando Carlos Alvarado también tuvo que cancelar su viaje, era por una coyuntura muy específica: la discusión de la reforma fiscal, un tema que prendía a todo el país. Aquí, simplemente… silencio.
Y vaya que se acumulan las excusas, mi pana. El primer año, cuando todavía estaba fresco en el cargo, fueron las inundaciones en Aserrí y Desamparados, sumado a la tragedia de Cambronero. Entendible, nadie quería que estuviera ausente en esos momentos tan difíciles. Luego vino la famosa recomendación médica en 2023, sin dar mayores detalles, dejando más preguntas que respuestas. Este año, directamente, ni se molestaron en dar una explicación concreta. ¿Será que ya se cansaron de inventar excusas?
Analistas políticos consultados por *El Observador* han soltado varios comentarios al respecto. Carlos Cascante, por ejemplo, opina que no asistir es una decisión presidencial y señala que Chaves le ha dado más importancia a las misiones económicas que a la diplomacia. Cascante incluso menciona que el presidente, al parecer, quiere proyectar una imagen de líder que viaja menos que otros, buscando diferenciarse. ¡Qué estrategia, maestre!
Pero hay quienes ven esto desde una perspectiva diferente. Carlos Murillo sugiere que la ausencia podría estar relacionada con el pasado complicado de Chaves, especialmente su salida del Banco Mundial tras una denuncia por acoso sexual. El analista plantea que encontrarse con directores de esas instituciones no sería precisamente una situación placentera para el presidente. Ahora, eso claro, es pura especulación, pero no suena descabellada considerando la historia.
Lo cierto es que, como bien dicen los expertos, es mucho más fácil conseguir acuerdos y contactos de alto nivel cuando el presidente del país está presente en la ONU. Mira el caso de Argentina, que ya agendó una reunión bilateral con Donald Trump. Nosotros, con el presidente ausente, nos quedamos esperando a ver qué sale del horno, fiándonos de que el canciller André pueda hacer magia. ¡Duro brete, diay!
Y hablando de magia, la primera dama, Signe Zeikate, sí estuvo presente en la Asamblea General, asistiendo a varias actividades y representando al país junto al canciller. Aunque reconoce el esfuerzo del canciller André y su agenda plagada de reuniones y eventos importantes, uno se pregunta: ¿realmente alcanza con la presencia del canciller para defender los intereses de Costa Rica en un escenario tan competitivo como la ONU? Además, la Cancillería destacó cómo Costa Rica aprovechó el espacio en la ONU para criticar a Nicaragua y Venezuela. Una estrategia arriesgada, sin duda, pero que muestra la intención de mantenernos activos en la escena internacional.
Así que, mi gente, la gran pregunta es: ¿Es la ausencia reiterada del presidente Chaves en la ONU un golpe certero a la diplomacia nacional, una estrategia calculada para ganarse puntos internos o simplemente la consecuencia de una gestión caótica y poco organizada? ¿Cuál creen ustedes que es la verdadera razón detrás de esta constante ausencia y qué implicaciones tendrá para el futuro de Costa Rica en el ámbito internacional?