¡Ay, Dios mío! La política en Costa Rica nunca deja de darnos sorpresas, ¿verdad, raza? Resulta que el Presidente Rodrigo Chaves tuvo que poner a raya a su propio viceministro de Hacienda, Luis Molina, por unas declaraciones que dejaron a todos con la boca abierta en la Asamblea Legislativa. Parece que Don Luis se quiso lucir un poco demasiado hablando de exoneraciones fiscales y ahí se torció la jugada.
Según cuentan los cantares, Molina andaba explicando cómo el país pierde billetes por las exenciones en el impuesto de renta, como las zonas francas, el aguinaldo y el salario escolar, además del IVA reducido. Todo bien, buscando ser transparente, pero parece que algunos diputados sintieron que estaba jugando con fuego al tocar temas tan sensibles. Ahí fue donde se armó el bronca, porque salió diciendo cosas que no cuadraban con la realidad, al parecer.
Y entonces entró en escena nuestro Presidente Chaves, que no se quedó callado ni un segundo. En la conferencia de prensa de este miércoles, le soltó a Molina con toda la honestidad tica: “Don Luis, se fue de cholo, lo embarcaron y nadie lo tiene tratando de sonar elegante”. ¡Uy, qué directa! Demostrando que en Casa Amarilla no toleran medias tintas ni intentos de quedar bien a costa de la verdad.
Pero no se quedaron ahí las pullas, porque siguió con la reprimenda pública: “Aquí es claridad, no hay subida de impuestos. Que un oficial de gobierno se haya querido lucir, eso es un tema de disciplina entre él y yo”. Imaginen la cara de Molina escuchando eso, ¡qué papelón! Después añadió que ya le había dado un correctivo por teléfono y ahora lo hacía delante de todos, para que sirviera de ejemplo. ¡Se le puso hielo!
La verdad es que esto demuestra varias cosas. Primero, que hasta dentro del mismo gobierno hay diferencias de criterio sobre cómo manejar las finanzas públicas. Segundo, que el Presidente Chaves no teme meterle mano a sus funcionarios si considera que se pasan de la raya. Y tercero, que la relación entre Chaves y Molina no está precisamente pasando por su mejor momento; más bien diría que anda medio salada.
Ahora bien, hablemos de la vara en sí. Las exoneraciones fiscales son un tema complejo, diay. Por un lado, buscan atraer inversión y dinamizar la economía. Por otro, significan una pérdida importante de ingresos para el Estado, que luego recae en los hombros de quienes pagamos impuestos. ¿Será que estamos subsidiando a empresas que podrían generar riqueza de otra manera?
Muchos economistas han señalado que es necesario revisar estas exenciones, pero también advierten que hacerlo apresuradamente podría tener consecuencias negativas para el empleo y la competitividad. Hay que andar con pies de plomo, chunches, porque cualquier decisión puede afectarles a muchos. Este brete financiero es un verdadero dolor de cabeza para todos, y este incidente con Molina solo ha puesto más leña al fuego.
En fin, este asunto nos deja pensando: ¿Debería el gobierno realizar una revisión exhaustiva de las exoneraciones fiscales, aunque implique riesgos económicos?, o ¿sería preferible mantener el statu quo, asumiendo la pérdida de ingresos pero evitando posibles efectos adversos? ¡Compis, díganme qué piensan ustedes! ¿Cuál sería la mejor estrategia para sacar adelante la economía del país, sin que nos salgan los números amargos?
Según cuentan los cantares, Molina andaba explicando cómo el país pierde billetes por las exenciones en el impuesto de renta, como las zonas francas, el aguinaldo y el salario escolar, además del IVA reducido. Todo bien, buscando ser transparente, pero parece que algunos diputados sintieron que estaba jugando con fuego al tocar temas tan sensibles. Ahí fue donde se armó el bronca, porque salió diciendo cosas que no cuadraban con la realidad, al parecer.
Y entonces entró en escena nuestro Presidente Chaves, que no se quedó callado ni un segundo. En la conferencia de prensa de este miércoles, le soltó a Molina con toda la honestidad tica: “Don Luis, se fue de cholo, lo embarcaron y nadie lo tiene tratando de sonar elegante”. ¡Uy, qué directa! Demostrando que en Casa Amarilla no toleran medias tintas ni intentos de quedar bien a costa de la verdad.
Pero no se quedaron ahí las pullas, porque siguió con la reprimenda pública: “Aquí es claridad, no hay subida de impuestos. Que un oficial de gobierno se haya querido lucir, eso es un tema de disciplina entre él y yo”. Imaginen la cara de Molina escuchando eso, ¡qué papelón! Después añadió que ya le había dado un correctivo por teléfono y ahora lo hacía delante de todos, para que sirviera de ejemplo. ¡Se le puso hielo!
La verdad es que esto demuestra varias cosas. Primero, que hasta dentro del mismo gobierno hay diferencias de criterio sobre cómo manejar las finanzas públicas. Segundo, que el Presidente Chaves no teme meterle mano a sus funcionarios si considera que se pasan de la raya. Y tercero, que la relación entre Chaves y Molina no está precisamente pasando por su mejor momento; más bien diría que anda medio salada.
Ahora bien, hablemos de la vara en sí. Las exoneraciones fiscales son un tema complejo, diay. Por un lado, buscan atraer inversión y dinamizar la economía. Por otro, significan una pérdida importante de ingresos para el Estado, que luego recae en los hombros de quienes pagamos impuestos. ¿Será que estamos subsidiando a empresas que podrían generar riqueza de otra manera?
Muchos economistas han señalado que es necesario revisar estas exenciones, pero también advierten que hacerlo apresuradamente podría tener consecuencias negativas para el empleo y la competitividad. Hay que andar con pies de plomo, chunches, porque cualquier decisión puede afectarles a muchos. Este brete financiero es un verdadero dolor de cabeza para todos, y este incidente con Molina solo ha puesto más leña al fuego.
En fin, este asunto nos deja pensando: ¿Debería el gobierno realizar una revisión exhaustiva de las exoneraciones fiscales, aunque implique riesgos económicos?, o ¿sería preferible mantener el statu quo, asumiendo la pérdida de ingresos pero evitando posibles efectos adversos? ¡Compis, díganme qué piensan ustedes! ¿Cuál sería la mejor estrategia para sacar adelante la economía del país, sin que nos salgan los números amargos?
