¡Aguas, pura vida! Parece que el cielo se puso movido con la llegada del cometa 3I/ATLAS. Astrónomos y fanáticos ya andan con binoculares listos, preguntándose si esto es la onda o qué. Pero tranquilos, la NASA salió a aclarar que no tenemos nada que temer, aunque sí que vale la pena echarle un vistazo. Esto, mae, es más emocionante que ver un partido de Liga.
Resulta que este cosito, que viene de afuera del Sistema Solar –literalmente, de otro vecindario cósmico– alcanzó su punto más cercano al Sol el pasado 30 de octubre. Lo descubrieron acá en Chile, el mismo lugar donde suelen detectar cositas así, ¡vaya que nos dicen que estamos bien ubicados para observar estos fenómenos! Y ahora, se trata de uno de los eventos astronómicos más llamativos del año, así que preparen sus cámaras y aplicaciones de astronomía.
Según la NASA, el cometa se acercó a nosotros hasta unas 270 millones de kilómetros. Pa’ ponerlo en perspectiva, eso es más de 700 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Imagínate… ¡casi ni se siente! Así que podemos ir relajados, disfrutando del espectáculo sin tener que preocuparnos por asteroides suicidas o invasiones alienígenas. Aunque siempre es bueno estar informados, ¿verdad?
Lo curioso de este cometa es que es un verdadero viajero interestelar. No nació por aquí, sino que vino de muy lejos, de otra parte de la Vía Láctea. De hecho, la trayectoria de este chunche confirma que es un visitante nuevo, que viene y se va, como turista que pasa por Costa Rica y deja propina. Este es apenas el tercero de este tipo que confirmamos, después del asteroide ‘Oumuamua en 2017 y el cometa 2I/Borisov en 2019. ¡Nos vamos convirtiendo en una especie de paradero cósmico!
El nombre largo y complicado del cometa tiene su lógica científica. “3I” significa que es el tercer objeto interestelar que encontramos, la “I” denota que es interestelar, y “ATLAS” hace referencia al sistema de observación que lo detectó, el Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System. Que les suena raro, pero es que la ciencia tiene sus propios códigos, igual que nosotros con nuestras expresiones ticas.
Los científicos, con sus telescopios gigantes y sus computadoras poderosas, están tratando de averiguar todo sobre este visitante. Estiman que el núcleo del cometa tiene entre 10 y 30 kilómetros de diámetro –¡más grande que San José Central!– y que viaja a más de 68 kilómetros por segundo. Durante agosto y septiembre pudieron verlo con telescopios terrestres y recogieron datos valiosos sobre su brillo y la composición de su coma, esa nube de gas y polvo que lo rodea. En diciembre esperamos que brille más, y ahí aprovecharemos para seguir estudiando.”
Pero ¿por qué tanto interés en un cometa que está tan lejos? Pues porque estos objetos son como cápsulas del tiempo que traen información de otros mundos, de otros sistemas solares. Al estudiarlos, aprendemos sobre cómo se forman los planetas, cómo nacieron las estrellas, y quizás incluso algo sobre nuestros orígenes. ¡Es como leer un libro de historia del universo, brete! Cada vez que vemos uno de estos visitantes, es una oportunidad de hacer nuevos descubrimientos, de ampliar nuestra comprensión del cosmos.
Así que, aunque el cometa 3I/ATLAS esté lejos y no represente ninguna amenaza, nos da la excusa perfecta para mirar al cielo y maravillarnos con la inmensidad del universo. Y hablando de eso... ¿ustedes creen que algún día podremos viajar a otros sistemas solares y conocer esos mundos de primera mano, o seguiremos siendo puramente espectadores de este increíble show cósmico?
Resulta que este cosito, que viene de afuera del Sistema Solar –literalmente, de otro vecindario cósmico– alcanzó su punto más cercano al Sol el pasado 30 de octubre. Lo descubrieron acá en Chile, el mismo lugar donde suelen detectar cositas así, ¡vaya que nos dicen que estamos bien ubicados para observar estos fenómenos! Y ahora, se trata de uno de los eventos astronómicos más llamativos del año, así que preparen sus cámaras y aplicaciones de astronomía.
Según la NASA, el cometa se acercó a nosotros hasta unas 270 millones de kilómetros. Pa’ ponerlo en perspectiva, eso es más de 700 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Imagínate… ¡casi ni se siente! Así que podemos ir relajados, disfrutando del espectáculo sin tener que preocuparnos por asteroides suicidas o invasiones alienígenas. Aunque siempre es bueno estar informados, ¿verdad?
Lo curioso de este cometa es que es un verdadero viajero interestelar. No nació por aquí, sino que vino de muy lejos, de otra parte de la Vía Láctea. De hecho, la trayectoria de este chunche confirma que es un visitante nuevo, que viene y se va, como turista que pasa por Costa Rica y deja propina. Este es apenas el tercero de este tipo que confirmamos, después del asteroide ‘Oumuamua en 2017 y el cometa 2I/Borisov en 2019. ¡Nos vamos convirtiendo en una especie de paradero cósmico!
El nombre largo y complicado del cometa tiene su lógica científica. “3I” significa que es el tercer objeto interestelar que encontramos, la “I” denota que es interestelar, y “ATLAS” hace referencia al sistema de observación que lo detectó, el Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System. Que les suena raro, pero es que la ciencia tiene sus propios códigos, igual que nosotros con nuestras expresiones ticas.
Los científicos, con sus telescopios gigantes y sus computadoras poderosas, están tratando de averiguar todo sobre este visitante. Estiman que el núcleo del cometa tiene entre 10 y 30 kilómetros de diámetro –¡más grande que San José Central!– y que viaja a más de 68 kilómetros por segundo. Durante agosto y septiembre pudieron verlo con telescopios terrestres y recogieron datos valiosos sobre su brillo y la composición de su coma, esa nube de gas y polvo que lo rodea. En diciembre esperamos que brille más, y ahí aprovecharemos para seguir estudiando.”
Pero ¿por qué tanto interés en un cometa que está tan lejos? Pues porque estos objetos son como cápsulas del tiempo que traen información de otros mundos, de otros sistemas solares. Al estudiarlos, aprendemos sobre cómo se forman los planetas, cómo nacieron las estrellas, y quizás incluso algo sobre nuestros orígenes. ¡Es como leer un libro de historia del universo, brete! Cada vez que vemos uno de estos visitantes, es una oportunidad de hacer nuevos descubrimientos, de ampliar nuestra comprensión del cosmos.
Así que, aunque el cometa 3I/ATLAS esté lejos y no represente ninguna amenaza, nos da la excusa perfecta para mirar al cielo y maravillarnos con la inmensidad del universo. Y hablando de eso... ¿ustedes creen que algún día podremos viajar a otros sistemas solares y conocer esos mundos de primera mano, o seguiremos siendo puramente espectadores de este increíble show cósmico?
