¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, ¿verdad? Las carreteras de Costa Rica, que antes eran tranquilitas como ir a visitar a la abuelita, ahora parecen campos de batalla. Y ni hablar de los motociclistas, esos mae que se creen Valentino Rossi y andan dando volantazos sin control. Pero parece que Cosevi se despertó, y vaya que se despertó. Ahora van con todo para intentar ponerle freno a esta locura.
La cosa es clara: la situación se había puesto crítica. Ya no es cosa de discutir si uno cede o no el paso. Es una competencia desatada por cada maldito centímetro de asfalto. Y los resultados, pues, lamentables. Accidentes, heridos, muertos… Una espiral negativa que tenía que parar. Según datos oficiales, en la última década hemos visto un cambio radical en el comportamiento de los conductores, especialmente en Alajuela, Puntarenas y San José – esas provincias que siempre están pegao’ en pega, como dicen por acá.
Pero, ¿qué hizo Cosevi exactamente? Pues lanzaron un planazo, un plan serio con 25 talleres especializados en conducción segura para motociclistas. No se trata solamente de enseñarles a meter los cambios, eso ya casi todos lo saben. Aquí se quiere meter mano a la cabeza, cambiar la mentalidad de la gente. Porque, seamos honestos, muchos salen a la calle pensando que la carretera es su patio trasero y que pueden hacer lo que quieran. ¡Qué sal!
Jeffrey Cervantes, el jefe del Cosevi, lo dijo claro y alto: “Las calles son un campo de batalla”. Y agregó, con toda la razón del mundo, que el problema no es solo falta de habilidad, sino una actitud agresiva y competitiva. “Ya no basta con saber manejar la moto, hay que aprender a convivir en la vía pública”, enfatizó. Es decir, dejar atrás la idea de que el que va más rápido llega primero, porque eso nos lleva directo a un hospital, o peor aún, a un cementerio.
La idea detrás de estos talleres es simple pero efectiva: inculcar valores de respeto mutuo y responsabilidad en los motociclistas. Se les enseñará conducción defensiva, cómo anticiparse a los riesgos, cómo compartir espacio con otros vehículos y, sobre todo, cómo mantener la calma bajo presión. ¡Imagínate! Un curso de manejo para bajar los ánimos. Eso sí que es innovador, ¿no?
Muchos motorizados están viendo esto como una oportunidad de oro. Después de todo, nadie quiere acabar siendo estadística. Un accidente, además de dolor y sufrimiento, significa trámites burocráticos, gastos médicos, pérdida de ingresos… ¡Una torta! Por eso, están ansiosos por inscribirse en los talleres y aprender trucos para evitar metrarse en líos. Además, tener un certificado de haber tomado estos cursos podría ayudarles a obtener mejores tarifas en sus seguros, eso siempre es un plus.
Algunos críticos argumentan que estos talleres son solo una solución superficial y que lo importante es aumentar la fiscalización y aplicar sanciones más severas a los infractores. Es cierto que la multa y la ley seca tienen su efecto disuasorio, pero también lo hace la educación y la conciencia ciudadana. Quizás la clave esté en combinar ambas estrategias: castigar a los irresponsables y educar a los demás. De todas maneras, bienvenido sea cualquier intento por mejorar la seguridad en nuestras carreteras. Esta situación se ha puesto de pelos, y necesitamos soluciones urgentes.
En fin, veremos si esta iniciativa de Cosevi logra el resultado esperado y las carreteras vuelven a ser lugares seguros para transitar. Pero dime tú, ¿crees que solo con talleres se va a lograr cambiar la mentalidad de los conductores? ¿O deberíamos implementar medidas más radicales, como restringir el acceso de motocicletas a ciertas horas o zonas del día? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!
La cosa es clara: la situación se había puesto crítica. Ya no es cosa de discutir si uno cede o no el paso. Es una competencia desatada por cada maldito centímetro de asfalto. Y los resultados, pues, lamentables. Accidentes, heridos, muertos… Una espiral negativa que tenía que parar. Según datos oficiales, en la última década hemos visto un cambio radical en el comportamiento de los conductores, especialmente en Alajuela, Puntarenas y San José – esas provincias que siempre están pegao’ en pega, como dicen por acá.
Pero, ¿qué hizo Cosevi exactamente? Pues lanzaron un planazo, un plan serio con 25 talleres especializados en conducción segura para motociclistas. No se trata solamente de enseñarles a meter los cambios, eso ya casi todos lo saben. Aquí se quiere meter mano a la cabeza, cambiar la mentalidad de la gente. Porque, seamos honestos, muchos salen a la calle pensando que la carretera es su patio trasero y que pueden hacer lo que quieran. ¡Qué sal!
Jeffrey Cervantes, el jefe del Cosevi, lo dijo claro y alto: “Las calles son un campo de batalla”. Y agregó, con toda la razón del mundo, que el problema no es solo falta de habilidad, sino una actitud agresiva y competitiva. “Ya no basta con saber manejar la moto, hay que aprender a convivir en la vía pública”, enfatizó. Es decir, dejar atrás la idea de que el que va más rápido llega primero, porque eso nos lleva directo a un hospital, o peor aún, a un cementerio.
La idea detrás de estos talleres es simple pero efectiva: inculcar valores de respeto mutuo y responsabilidad en los motociclistas. Se les enseñará conducción defensiva, cómo anticiparse a los riesgos, cómo compartir espacio con otros vehículos y, sobre todo, cómo mantener la calma bajo presión. ¡Imagínate! Un curso de manejo para bajar los ánimos. Eso sí que es innovador, ¿no?
Muchos motorizados están viendo esto como una oportunidad de oro. Después de todo, nadie quiere acabar siendo estadística. Un accidente, además de dolor y sufrimiento, significa trámites burocráticos, gastos médicos, pérdida de ingresos… ¡Una torta! Por eso, están ansiosos por inscribirse en los talleres y aprender trucos para evitar metrarse en líos. Además, tener un certificado de haber tomado estos cursos podría ayudarles a obtener mejores tarifas en sus seguros, eso siempre es un plus.
Algunos críticos argumentan que estos talleres son solo una solución superficial y que lo importante es aumentar la fiscalización y aplicar sanciones más severas a los infractores. Es cierto que la multa y la ley seca tienen su efecto disuasorio, pero también lo hace la educación y la conciencia ciudadana. Quizás la clave esté en combinar ambas estrategias: castigar a los irresponsables y educar a los demás. De todas maneras, bienvenido sea cualquier intento por mejorar la seguridad en nuestras carreteras. Esta situación se ha puesto de pelos, y necesitamos soluciones urgentes.
En fin, veremos si esta iniciativa de Cosevi logra el resultado esperado y las carreteras vuelven a ser lugares seguros para transitar. Pero dime tú, ¿crees que solo con talleres se va a lograr cambiar la mentalidad de los conductores? ¿O deberíamos implementar medidas más radicales, como restringir el acceso de motocicletas a ciertas horas o zonas del día? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!
