¡Ay, pata negra! Aquí estamos, Costa Rica, siempre creyendo que nuestra fama de país seguro y tecnológicamente avanzado nos va a durar pa' siempre. Pues resulta que Sandro Zolezzi, ese cerebro de la Universidad LEAD, nos está abanicando con la realidad: vivir de laureles es cosa del pasado, mi pana. Ya no basta con decir 'aquí vino Intel'; tenemos que demostrarle al mundo que seguimos innovando y agitando el changüí.
La cosa es clara: Panamá está pisándole los talones con ganas, República Dominicana anda metiéndose en el juego, y hasta Chile se pone las pilas en temas digitales. Nos relajamos pensando que somos el rey del bloque, pero la competencia no duerme, y esos huesitos quieren nuestro pastel de inversión extranjera. El tipo explica que los inversionistas ya no andan buscando países con buen nombre, sino hubs ágiles, clústeres de inteligencia artificial y lugares donde el costo siga siendo razonable. ¡Nos toca mover el trasero!
Pero ojo, que no todo está perdido. Recordémosle al mundo cómo Intel llegó por acá en 1997 y cambió el panorama. No solo plantaron una fábrica, ¡crearon un precedente! Validaron nuestro talento, nuestra institucionalidad... ¡todo! HP, IBM, P&G, Amazon, Roche y Boston Scientific, todos vieron la luz gracias a que Intel demostró que Costa Rica podía jugarle mano a mano a los grandes. Un verdadero golpe de timón, diay.
Zolezzi, con esos estudios suyos, nos demuestra que Intel transformó el PIB, las exportaciones y la vida laboral del país. Pero lo más importante, quitó la venda de los ojos al mundo y les mostró que sí, podíamos competir. Desde entonces, hemos tenido un ciclo virtuoso de exportaciones de servicios modernos que nos han hecho brillar en Centroamérica. ¿Quién más tiene un perfil laboral tan sofisticado?
Ahora bien, la clave está en entender el famoso “efecto demostración”. Según Zolezzi, las empresas no miran países, miran a otras empresas. Buscan señales reales, no promesas vacías. La primera compañía paga los costos de investigar, evaluar riesgos y ver si el ambiente es propicio. Después, las demás solo tienen que verificar que el modelo funciona. ¡Ahí es donde nosotros tenemos que dar el empujón!
Pero cuidado con las malas jugadas, porque esa confianza es frágil. Si cambiamos las reglas constantemente sin previo aviso, rompemos el ciclo. Tenemos que renovar nuestra estrategia de atracción de inversión, métricas modernas, inteligencia de mercado y mecanismos de reputación que realmente funcionen. Basta de incentivos fiscales y zonas francas que, honestamente, no construyen una imagen sólida.
La solución, según el experto, está en crear casos emblemáticos de éxito, mantener instituciones sólidas que no cambien las reglas cada semana y medir el impacto real de la inversión extranjera. Porque, seamos sinceros, hay mucha plata que entra y no vemos resultados tangibles. Además, recordémonos que la confianza se exporta, y eso es crucial para un país chiquito como el nuestro. Imitar modelos exitosos es mucho más efectivo que lanzar promesas huecas, ¡y eso es un dato!
En fin, parece que nos toca ponernos las pilas y dejar atrás el conformismo. ¿Será posible que Costa Rica recupere ese ímpetu inicial y vuelva a ser el faro tecnológico de la región, o nos quedaremos viendo como otros países nos superan? ¿Cuál creen ustedes que debería ser la medida más urgente que el gobierno debería implementar para atraer inversión extranjera y asegurar un futuro próspero para Costa Rica?
La cosa es clara: Panamá está pisándole los talones con ganas, República Dominicana anda metiéndose en el juego, y hasta Chile se pone las pilas en temas digitales. Nos relajamos pensando que somos el rey del bloque, pero la competencia no duerme, y esos huesitos quieren nuestro pastel de inversión extranjera. El tipo explica que los inversionistas ya no andan buscando países con buen nombre, sino hubs ágiles, clústeres de inteligencia artificial y lugares donde el costo siga siendo razonable. ¡Nos toca mover el trasero!
Pero ojo, que no todo está perdido. Recordémosle al mundo cómo Intel llegó por acá en 1997 y cambió el panorama. No solo plantaron una fábrica, ¡crearon un precedente! Validaron nuestro talento, nuestra institucionalidad... ¡todo! HP, IBM, P&G, Amazon, Roche y Boston Scientific, todos vieron la luz gracias a que Intel demostró que Costa Rica podía jugarle mano a mano a los grandes. Un verdadero golpe de timón, diay.
Zolezzi, con esos estudios suyos, nos demuestra que Intel transformó el PIB, las exportaciones y la vida laboral del país. Pero lo más importante, quitó la venda de los ojos al mundo y les mostró que sí, podíamos competir. Desde entonces, hemos tenido un ciclo virtuoso de exportaciones de servicios modernos que nos han hecho brillar en Centroamérica. ¿Quién más tiene un perfil laboral tan sofisticado?
Ahora bien, la clave está en entender el famoso “efecto demostración”. Según Zolezzi, las empresas no miran países, miran a otras empresas. Buscan señales reales, no promesas vacías. La primera compañía paga los costos de investigar, evaluar riesgos y ver si el ambiente es propicio. Después, las demás solo tienen que verificar que el modelo funciona. ¡Ahí es donde nosotros tenemos que dar el empujón!
Pero cuidado con las malas jugadas, porque esa confianza es frágil. Si cambiamos las reglas constantemente sin previo aviso, rompemos el ciclo. Tenemos que renovar nuestra estrategia de atracción de inversión, métricas modernas, inteligencia de mercado y mecanismos de reputación que realmente funcionen. Basta de incentivos fiscales y zonas francas que, honestamente, no construyen una imagen sólida.
La solución, según el experto, está en crear casos emblemáticos de éxito, mantener instituciones sólidas que no cambien las reglas cada semana y medir el impacto real de la inversión extranjera. Porque, seamos sinceros, hay mucha plata que entra y no vemos resultados tangibles. Además, recordémonos que la confianza se exporta, y eso es crucial para un país chiquito como el nuestro. Imitar modelos exitosos es mucho más efectivo que lanzar promesas huecas, ¡y eso es un dato!
En fin, parece que nos toca ponernos las pilas y dejar atrás el conformismo. ¿Será posible que Costa Rica recupere ese ímpetu inicial y vuelva a ser el faro tecnológico de la región, o nos quedaremos viendo como otros países nos superan? ¿Cuál creen ustedes que debería ser la medida más urgente que el gobierno debería implementar para atraer inversión extranjera y asegurar un futuro próspero para Costa Rica?