¡Ay, Dios mío! Resulta que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), esos que nos protegen de los chorizos, tenían un planazo bien chévere: construir un centro de capacitación modernito, pa’ ponerle filo a sus agentes. Imaginátelo, un lugar con polígonos virtuales, tecnología punta, todo pa’ enfrentar la inseguridad que nos está agitando el coco al país desde el 2022. Pero, bueno, la vida es dura, ¿verdad?
Pues parece que este proyecto, que venía siendo planeado desde hace lustros, se ha topado con un brete enorme: la falta de recursos. Vamos, que no hay la plata necesaria para levantar ese edificio. Lo quieren hacer en Los Ángeles, cerquita del centro, en un lugar estratégico, dicen, donde la sola presencia policial podría ayudar a bajar la delincuencia, justo al lado de donde la Fiscalía anda construyendo sus propias oficinas. Un buen combo, ¿no?
Michael Soto, el director interino de la policía judicial, lo dice clarito: “Es complicadito”. No tienen suficiente guita, le han metido algunas varas al fideicomiso, pero no alcanza. Constuir un edificio que cumpla con las normas policiales no es pan comido, ni barato precisamente. Él espera “mejores tiempos”, que el Poder Ejecutivo les tire más billetes y, claro, que el pueblo vea beneficiado.
Y ahí viene la bronca: el OIJ está tratando de autofinanciarse con lo que recauda del impuesto a las sociedades jurídicas. Pero, ay, que ese porcentaje que le toca al OIJ es bajísimo. Como buscando cosquillas en un árbol seco, vamos. Han estado guardando dinerito poquito a poco de otras cosas, esperando el momento oportuno para echarlo a correr con la construcción, pero hasta ahí nomás llegaron.
Para colmo, en 2023 el Ministerio de Hacienda les quitó dos mil millones de colones que habían apartado para el proyecto, alegando que estaban gastando muy lento, una subejecución, decían. ¡Imagínate!, el OIJ casi sin poder moverse y encima le quitan la poca lana que tenía. Parece sacado de una novela de Luis Fernando Alvarado, diay.
Pero no todo está perdido, aparentemente. Aunque el edificio aún no existe físicamente, el Centro de Capacitación del OIJ ya está funcionando desde el 2024. Reemplazó a la vieja Unidad de Capacitación de la Escuela Judicial, y ahora los investigadores tienen su propio espacio para aprender sobre inteligencia artificial, hacking, y todas esas nuevas tecnologías que usan los delincuentes. Ahora sí cuentan con una malla curricular diseñada especialmente para ellos, acorde a las necesidades que surgen día con día.
Además, el OIJ quiere traer expertos del extranjero para analizar cómo operan las bandas criminales. También van a recurrir a la sabiduría de ex-agentes jubilados que tengan conocimientos especializados. Quieren que el OIJ no solo sea conocido por ser una de las mejores policías de investigación de Latinoamérica, sino también por su excelente preparación y formación en criminalística. ¡Vamos arriba, OIJ!
Con toda esta situación, me pregunto: ¿Será que realmente podemos esperar que el gobierno priorice la seguridad ciudadana y asigne los recursos necesarios para fortalecer a nuestro OIJ, o continuaremos viendo proyectos importantes como este irse al traste por decisiones económicas cuestionables? ¡Dime tú qué piensas!
Pues parece que este proyecto, que venía siendo planeado desde hace lustros, se ha topado con un brete enorme: la falta de recursos. Vamos, que no hay la plata necesaria para levantar ese edificio. Lo quieren hacer en Los Ángeles, cerquita del centro, en un lugar estratégico, dicen, donde la sola presencia policial podría ayudar a bajar la delincuencia, justo al lado de donde la Fiscalía anda construyendo sus propias oficinas. Un buen combo, ¿no?
Michael Soto, el director interino de la policía judicial, lo dice clarito: “Es complicadito”. No tienen suficiente guita, le han metido algunas varas al fideicomiso, pero no alcanza. Constuir un edificio que cumpla con las normas policiales no es pan comido, ni barato precisamente. Él espera “mejores tiempos”, que el Poder Ejecutivo les tire más billetes y, claro, que el pueblo vea beneficiado.
Y ahí viene la bronca: el OIJ está tratando de autofinanciarse con lo que recauda del impuesto a las sociedades jurídicas. Pero, ay, que ese porcentaje que le toca al OIJ es bajísimo. Como buscando cosquillas en un árbol seco, vamos. Han estado guardando dinerito poquito a poco de otras cosas, esperando el momento oportuno para echarlo a correr con la construcción, pero hasta ahí nomás llegaron.
Para colmo, en 2023 el Ministerio de Hacienda les quitó dos mil millones de colones que habían apartado para el proyecto, alegando que estaban gastando muy lento, una subejecución, decían. ¡Imagínate!, el OIJ casi sin poder moverse y encima le quitan la poca lana que tenía. Parece sacado de una novela de Luis Fernando Alvarado, diay.
Pero no todo está perdido, aparentemente. Aunque el edificio aún no existe físicamente, el Centro de Capacitación del OIJ ya está funcionando desde el 2024. Reemplazó a la vieja Unidad de Capacitación de la Escuela Judicial, y ahora los investigadores tienen su propio espacio para aprender sobre inteligencia artificial, hacking, y todas esas nuevas tecnologías que usan los delincuentes. Ahora sí cuentan con una malla curricular diseñada especialmente para ellos, acorde a las necesidades que surgen día con día.
Además, el OIJ quiere traer expertos del extranjero para analizar cómo operan las bandas criminales. También van a recurrir a la sabiduría de ex-agentes jubilados que tengan conocimientos especializados. Quieren que el OIJ no solo sea conocido por ser una de las mejores policías de investigación de Latinoamérica, sino también por su excelente preparación y formación en criminalística. ¡Vamos arriba, OIJ!
Con toda esta situación, me pregunto: ¿Será que realmente podemos esperar que el gobierno priorice la seguridad ciudadana y asigne los recursos necesarios para fortalecer a nuestro OIJ, o continuaremos viendo proyectos importantes como este irse al traste por decisiones económicas cuestionables? ¡Dime tú qué piensas!