¡Ay, patata! Parece que la cosa se puso bien turbia con unos cruceros que nunca llegaron. Veinticuatro turistas lograron recuperar una buena lana después de denunciar una estafa millonaria relacionada con viajes marítimos que parecían sacados de un cuento chino. La verdad, esto demuestra que hay mae que se cree listísimo pensando que puede mamarnos a nosotros, los tranquilos.
La movida empezó hace unos años, allá por el 2018, cuando estos incautos empezaron a recibir llamadas ofreciéndoles cenas gratis y premios jugosos por ser ‘buenos’ usuarios de sus tarjetas de crédito. Uno pensaría, ‘diay, qué bueno’, pero resulta que la cosa andaba demasiado bonita para ser verdad. La empresa, radicada en Pavas, utilizaba tácticas de venta agresivas para convencerlos de adquirir membresías de viajes que, a la larga, resultaron ser humo puros. Imagínate, te venden un sueño y te dejan con el bolsillo vacío… ¡qué desazón!
Lo que pasó es que, una vez adentro, esos vendedores tenían labia pa' venderle hielo a los esquimales. Te metían con membresías de tres años por unos $600, prometiéndote cruceros de lujo y cenas gourmet. Pero cuando intentabas usarlas, ¡boom!, te encontrabas con precios inflados y beneficios que nunca se materializaban. Era como ir al mercado y descubrir que el pescado está podrido debajo de una capa de hielo fresco.
Y eso no es todo, chunches. Resulta que la empresa se hacía pasar por miembros de Canatur y del ICT, ¡una verdadera farsa! Usaban sellos y certificados falsos, creando una imagen de credibilidad que atraía a más y más gente desprevenida. Lo peor es que hasta te cobraban impuestos y gastos de gasolina extra por valor de $400 por persona, incluso cuando se promocionaban los viajes como ‘premios gratuitos’. ¡Menuda torta! ¿Se imaginan la cara de esos señores cuando se dieron cuenta de que estaban pagando por aire?
La denuncia formal llegó en 2020 gracias a la Oficina de Apoyo al Consumidor, quienes pusieron luz roja a esta operación sospechosa. La Fiscalía también se prendió en la movida y abrió una investigación penal que involucró a 102 denunciantes, aunque solo 24 perseveraron hasta el final. Eso sí habla del carácter de la gente; algunos no se rinden fácil, diay. Aunque hubo muchos que prefirieron tirar la toalla, estos 24 demostraron que vale la pena luchar contra los abusos.
Recientemente, durante el inicio del juicio, el gerente de la empresa, don Zamora, propuso un acuerdo para compensar a las víctimas. Se rifaron y entregaron un total de ¢10,8 millones a los afectados, además de ¢720 mil a la Defensa Civil de las Víctimas. Un buen gesto, aunque no borra el daño causado a tanta gente. Este proceso se llevó a cabo en dos etapas, primero el 22 de julio y luego el 22 de agosto de este año, lo que indica el esfuerzo que requirió llegar a un acuerdo justo.
Pero ojo, aquí viene la parte más salada de la historia. A pesar de todo lo ocurrido, parece que la agencia sigue operando en el mismo lugar, ¡pero ahora bajo otro nombre comercial! Esto nos deja pensando si realmente aprendieron la lección o si simplemente están cambiando de disfraz para seguir engañando a la gente. Es como ver un gato con botas nuevas... sigues sabiendo que es un gato, pero intenta verte venir. La mafia, a veces, es más astuta que el demonio.
Esta maraña de mentiras y promesas vacías nos recuerda lo importante que es mantener la cabeza fría y cuestionar cualquier oferta que parezca demasiado buena para ser verdad. ¿Ustedes creen que las autoridades deberían investigar a fondo esta nueva entidad y asegurarse de que no siga utilizando las mismas prácticas fraudulentas? Compartan sus opiniones y experiencias en el foro; ¡escuchemos todos qué piensa la chusma!
La movida empezó hace unos años, allá por el 2018, cuando estos incautos empezaron a recibir llamadas ofreciéndoles cenas gratis y premios jugosos por ser ‘buenos’ usuarios de sus tarjetas de crédito. Uno pensaría, ‘diay, qué bueno’, pero resulta que la cosa andaba demasiado bonita para ser verdad. La empresa, radicada en Pavas, utilizaba tácticas de venta agresivas para convencerlos de adquirir membresías de viajes que, a la larga, resultaron ser humo puros. Imagínate, te venden un sueño y te dejan con el bolsillo vacío… ¡qué desazón!
Lo que pasó es que, una vez adentro, esos vendedores tenían labia pa' venderle hielo a los esquimales. Te metían con membresías de tres años por unos $600, prometiéndote cruceros de lujo y cenas gourmet. Pero cuando intentabas usarlas, ¡boom!, te encontrabas con precios inflados y beneficios que nunca se materializaban. Era como ir al mercado y descubrir que el pescado está podrido debajo de una capa de hielo fresco.
Y eso no es todo, chunches. Resulta que la empresa se hacía pasar por miembros de Canatur y del ICT, ¡una verdadera farsa! Usaban sellos y certificados falsos, creando una imagen de credibilidad que atraía a más y más gente desprevenida. Lo peor es que hasta te cobraban impuestos y gastos de gasolina extra por valor de $400 por persona, incluso cuando se promocionaban los viajes como ‘premios gratuitos’. ¡Menuda torta! ¿Se imaginan la cara de esos señores cuando se dieron cuenta de que estaban pagando por aire?
La denuncia formal llegó en 2020 gracias a la Oficina de Apoyo al Consumidor, quienes pusieron luz roja a esta operación sospechosa. La Fiscalía también se prendió en la movida y abrió una investigación penal que involucró a 102 denunciantes, aunque solo 24 perseveraron hasta el final. Eso sí habla del carácter de la gente; algunos no se rinden fácil, diay. Aunque hubo muchos que prefirieron tirar la toalla, estos 24 demostraron que vale la pena luchar contra los abusos.
Recientemente, durante el inicio del juicio, el gerente de la empresa, don Zamora, propuso un acuerdo para compensar a las víctimas. Se rifaron y entregaron un total de ¢10,8 millones a los afectados, además de ¢720 mil a la Defensa Civil de las Víctimas. Un buen gesto, aunque no borra el daño causado a tanta gente. Este proceso se llevó a cabo en dos etapas, primero el 22 de julio y luego el 22 de agosto de este año, lo que indica el esfuerzo que requirió llegar a un acuerdo justo.
Pero ojo, aquí viene la parte más salada de la historia. A pesar de todo lo ocurrido, parece que la agencia sigue operando en el mismo lugar, ¡pero ahora bajo otro nombre comercial! Esto nos deja pensando si realmente aprendieron la lección o si simplemente están cambiando de disfraz para seguir engañando a la gente. Es como ver un gato con botas nuevas... sigues sabiendo que es un gato, pero intenta verte venir. La mafia, a veces, es más astuta que el demonio.
Esta maraña de mentiras y promesas vacías nos recuerda lo importante que es mantener la cabeza fría y cuestionar cualquier oferta que parezca demasiado buena para ser verdad. ¿Ustedes creen que las autoridades deberían investigar a fondo esta nueva entidad y asegurarse de que no siga utilizando las mismas prácticas fraudulentas? Compartan sus opiniones y experiencias en el foro; ¡escuchemos todos qué piensa la chusma!
