¡Ay, Dios mío, qué historia más fuerte! Aquí en Costa Rica estamos acostumbrados a que las cosas sean tranquilas, pero la vida te da sorpresas de las que no te imaginas. Esta joven, Yuli, creyó que se había echado un disgusto comiendo sushi, y mira nomás dónde terminó… ¡En medio de una batalla contra el lupus!
La cosa empezó hace unos meses, cuando Yuli se sintió fatal después de disfrutar de unas rondas de sushi con amigos. Al principio, pensaron que era una simple intoxicación alimentaria, esas que te dejan tirado y malucho por unos días. Pero la cosa escaló rapidísimo, pasando de un malestar estomacal a una serie de complicaciones que la tuvieron ingresada en la clínica prácticamente sin parar.
Según contó Yuli en sus redes sociales, primero le diagnosticaron salmonela y fiebre tifoidea, infecciones que te pueden agarrar si la comida no está bien manejada. ¡Qué sal! Imagínate pasar 23 días en el hospital, gran parte de esos días en la UCI, recibiendo examen tras examen y sometiéndose a procedimientos que ni siquiera entendías. Ella misma dice que tuvo que pasar por una cirugía “sumamente riesgosa” para quitarle la vesícula biliar debido a una pancreatitis aguda, ¡qué brete!
Pero eso no fue todo, diay. Luego vino la parálisis facial, esa sensación horrible de que tu cara se te va a caer. Yuli describió que sentía que su rostro “comenzaba a derretirse”, lo cual te puedes imaginar el susto que debió ser. Después de eso, empezaron los dolores, ¡dolores de esos que ni los calmantes más potentes lograban apagar! Según ella, los médicos estaban perplejos y no sabían qué hacer.
Finalmente, después de incontables pruebas, los médicos llegaron a la conclusión de qué estaba pasando realmente: lupus eritematoso sistémico. Para los que no sepan, el lupus es una enfermedad autoinmune, donde tu propio cuerpo ataca sus propios tejidos y órganos. No tiene cura, ¿eh?, así que te toca aprender a convivir con él y a manejarlo con medicación de por vida. ¡Qué torta!
Ahora, Yuli está luchando por recuperarse, tratando de adaptarse a esta nueva realidad y aprendiendo a vivir con el lupus. Está tomando muchos medicamentos para controlar el dolor y la respuesta autoinmune, además de estar haciendo terapia para recuperar movilidad en su rostro. Lo bueno es que tiene mucho apoyo familiar y de amigos, y parece tener una actitud guerrera, pese a todo este batallar.
Yuli decidió contar su historia para crear conciencia sobre los riesgos de los alimentos mal manipulados y las complejidades de las enfermedades autoinmunes. Quiere que la gente sea más cuidadosa con lo que come y que esté atenta a cualquier síntoma extraño. Además, espera que su caso sirva para visibilizar el lupus y para ayudar a otras personas que estén pasando por situaciones similares. ¡Qué chiva que haya decidido hablar abiertamente sobre esto!
Esta historia nos recuerda que debemos cuidarnos mucho y estar atentos a nuestra salud. Además, nos muestra la fortaleza y la resiliencia de las mujeres costarricenses ante la adversidad. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que nuestro sistema de salud está preparado para atender adecuadamente a pacientes con enfermedades autoinmunes crónicas como el lupus, o necesitamos urgentemente invertir más recursos en este tipo de atención?
La cosa empezó hace unos meses, cuando Yuli se sintió fatal después de disfrutar de unas rondas de sushi con amigos. Al principio, pensaron que era una simple intoxicación alimentaria, esas que te dejan tirado y malucho por unos días. Pero la cosa escaló rapidísimo, pasando de un malestar estomacal a una serie de complicaciones que la tuvieron ingresada en la clínica prácticamente sin parar.
Según contó Yuli en sus redes sociales, primero le diagnosticaron salmonela y fiebre tifoidea, infecciones que te pueden agarrar si la comida no está bien manejada. ¡Qué sal! Imagínate pasar 23 días en el hospital, gran parte de esos días en la UCI, recibiendo examen tras examen y sometiéndose a procedimientos que ni siquiera entendías. Ella misma dice que tuvo que pasar por una cirugía “sumamente riesgosa” para quitarle la vesícula biliar debido a una pancreatitis aguda, ¡qué brete!
Pero eso no fue todo, diay. Luego vino la parálisis facial, esa sensación horrible de que tu cara se te va a caer. Yuli describió que sentía que su rostro “comenzaba a derretirse”, lo cual te puedes imaginar el susto que debió ser. Después de eso, empezaron los dolores, ¡dolores de esos que ni los calmantes más potentes lograban apagar! Según ella, los médicos estaban perplejos y no sabían qué hacer.
Finalmente, después de incontables pruebas, los médicos llegaron a la conclusión de qué estaba pasando realmente: lupus eritematoso sistémico. Para los que no sepan, el lupus es una enfermedad autoinmune, donde tu propio cuerpo ataca sus propios tejidos y órganos. No tiene cura, ¿eh?, así que te toca aprender a convivir con él y a manejarlo con medicación de por vida. ¡Qué torta!
Ahora, Yuli está luchando por recuperarse, tratando de adaptarse a esta nueva realidad y aprendiendo a vivir con el lupus. Está tomando muchos medicamentos para controlar el dolor y la respuesta autoinmune, además de estar haciendo terapia para recuperar movilidad en su rostro. Lo bueno es que tiene mucho apoyo familiar y de amigos, y parece tener una actitud guerrera, pese a todo este batallar.
Yuli decidió contar su historia para crear conciencia sobre los riesgos de los alimentos mal manipulados y las complejidades de las enfermedades autoinmunes. Quiere que la gente sea más cuidadosa con lo que come y que esté atenta a cualquier síntoma extraño. Además, espera que su caso sirva para visibilizar el lupus y para ayudar a otras personas que estén pasando por situaciones similares. ¡Qué chiva que haya decidido hablar abiertamente sobre esto!
Esta historia nos recuerda que debemos cuidarnos mucho y estar atentos a nuestra salud. Además, nos muestra la fortaleza y la resiliencia de las mujeres costarricenses ante la adversidad. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que nuestro sistema de salud está preparado para atender adecuadamente a pacientes con enfermedades autoinmunes crónicas como el lupus, o necesitamos urgentemente invertir más recursos en este tipo de atención?
